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El atropello mortal de un varón a las puertas de la Estación de Autobúses ha puesto fin a un largo período sin siniestros de este tipo en la ciudad. Han sido más de dos años y medio entre el último registrado en febrero de 2020, en la plaza de la Reina, y el que ha reiniciado la cuenta. Además, es el primero desde que la ciudad implantó los límites de 20 y 30 en la mayoría de sus calles. Sólo el prolongado período sin peatones fallecidos justifica la medida, pero la cifra de atropellos experimenta este 2022 un repunte muy ligero tras una gran mejoría.
El accidente de este viernes se suma a la estadística en un mes de septiembre malo en las carreteras de Salamanca. Esta misma semana ha fallecido un peatón en otro accidente con un autobús, en la estación de Guijuelo. Y el mes está siendo malo, con tres muertos en carretera, dos de ellos viandantes en atropellos, elevando la cifra final de fallecidos a 15 en trece accidentes con víctimas mortales entre carretera y ciudad.
En el caso del último atropello, se ha producido en un punto donde la velocidad está limitada a 30 km/h y en un paso de peatones con semáforo. El lugar tiene mucho tráfico por ser de acceso de los vehículos a las dársenas de la estación de autobúses. Al punto del atropello se puede llegar a cierta velocidad: desde la glorierta Brigada Jarama la calle Peña de Francia es en bajada, pero está igualmente limitada a 30.
El siniestro se ha registrado cuando la seguridad vial viene en la capital de sus mejores años. El número de accidentes de tráfico está contenido, aunque durante 2021 se registraron 1.019 siniestros, 292 más que el anómalo 2020, todavía con la movilidad muy restringida. El número de atropellos llegó el año pasado a sus cifras más bajas, la mitad que tres años atrás. El esfuerzo para reducir la siniestralidad ha dado sus frutos gracias a medidas como la mejora de pasos de peatones, el aumento de los radares y la más incisiva, la reducción de los límites de velocidad.
El 11 de mayo de 2021, Salamanca adoptaba un límite de máximo 30 en más de 1.300 calles y lo reducía todavía más, a 20 como máximo, en más de 200 en áreas denominadas residenciales. En total, el 85% de las calles de la ciudad pasaban a ser de máximo 30, mientras un exiguo 2%, 35 calles, mantenían los 50 de límite, la mayoría vías en el perímetro de la ciudad.
La ciudad aplicaba así los nuevos límites legales marcados por la DGT, pero optaba por ir más allá y generalizar el 20-30, dejando el clásico límite en zona urbana para unos pocos casos, en vías de acceso a la ciudad, mientras ninguna gran avenida del interior del casco urbano quedaba por encima de 30.
El área de Tráfico ha constatado que la reducción de velocidad tiene un impacto positivo en los atropellos, no sólo en la rebaja de su número que se constató en los primeros meses de los nuevos límites. Según los datos municipales, en los primeros meses de 2022 los atropellos graves pasaron del 18 al 12% del total y los leves aumentan del 79% al 82% del total y el 6% salieron ilesos, en comparación con el 3% de 2021. Según un estudio municipal, cuando se rebajó a 30 la velocidad en glorietas, los accidentes en estos lugares se redujeron a un tercio de los que había antes.
Su implantación, combinada con el mayor control con radares, ha reducido la velocidad del tráfico, algo fundamental para los atropellos. Desde el área de Tráfico saben, como indica la DGT, que las lesiones de los peatones en un incidente con un vehículo son más leves si el impacto se reduce a menos velocidad y que la posibilidad de supervivencia se multiplica: en el caso de los atropellos, estudios estadísticos demuestran que el límite de velocidad a 30 Km/h reduce en un 80% el riesgo de fallecer a consecuencia de un atropello.
Sin embargo, se está registrando un inquietante repunte de los casos. Las cifras siguen siendo bajas y, en los niveles actuales, es difícil seguir mejorándolas. En 2021 se registraron sólo 36 atropellos y fue el primer año entero sin víctimas en este tipo de accidentes en la ciudad. El número de casos es bajo, pero ha dejado de mejorar.
Según los últimos datos facilitados en la comisión informativa de Policía este verano, durante el mes de julio se han producido cinco y durante el mes de agosto fueron cuatro, para un total de 43 atropellos en el acumulado anual. De enero a agosto de 2019 se produjeron 74 atropellos, que bajaron a 42 en 2020 y fueron 36 durante 2021. Así que la cifra provisional de este año es un poco más alta.
La situación no es alarmante, pero preocupa, especialmente por el aumento de los siniestros que es ligero, pero que obligará a analizar lo que está ocurriendo y si conductores, y también peatones, respetan las normas. Mientras el tráfico rodado ha reducido en 10 y 20 km/h la velocidad media y no hay gran avenida donde se circule, con datos reales, por encima de 50, no hay más que pararse en una calle para comprobar que muchos peatones siguen cruzando mal o por donde no deben con el consiguiente riesgo.
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