El primer edificio histórico de Salamanca que muta para acoger apartamentos y suma dos plantas más

Félix Oliva

Salamanca

Jueves, 30 de enero 2025, 19:55

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La conversión del antiguo edificio del 'Poney Pisador' en un inmueble dedicado al alojamiento turístico ha culminado con un cambio total en su imagen que desvirtua el aspecto que tuvo durante cerca de 140 años hasta que, con licencia y autorización, ha sido desfigurado añadiéndole dos plantas más. Un cambio que afecta al entorno de la plaza de San Juan Bautista, en tiempo muy característica y que ahora pierde personalidad. Y que es el resultado de la primera rehabilitación total, con desmontaje de fachada y restitución tipológica, que se culmina en la ciudad.

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Las obras de rehabilitación están a punto de concluir. Ya sin los andamios y las lonas que protegieron la obra durante meses, el edificio luce con su nueva configuración. Su volumen trastoca por completo lo que era un edificio protegido, con ficha en el catálogo municipal, y que ahora difiere bastante de lo que era.

El edificio consta originalmente de dos cuerpos. Uno, el principal, con cuatro plantas; originalmente tenía dos, que se corresponden con el acabado en piedra, y se le han añadido otras dos. Para hacerlo, se desmontó la fachada por completo, piedra a piedra, para después volver a instalarla y se derribó por completo en su interior para instalar una nueva estructura.

También se hizo lo mismo con el segundo cuerpo, levantado en ladrillo rojo y de tres alturas, con la primera en piedra y las dos siguientes sobre ella. Hasta ahí, lo que se ha respetado, los dos cuerpos, la fachada de piedra y la parte de ladrillo. Y desde esa base, los añadidos y el cambio de aspecto como se puede apreciar en la foto inferior entre lo original y la rehabilitación.

Edificio original

Reconstrucción 2024

De entrada, la parte principal cuenta ahora con dos alturas más que no tenía, cambiando su cubierta. Se le han levantado dos pisos nuevos y, además, se ha abierto un hueco de ventana en un lateral. Es algo que se ha hecho también en otro edificio en la calle Prior, igualmente protegido y con licencia de rehabilitación.

En el caso del de San Juan Bautista, su aspecto exterior cambia por completo. Si antes el cuerpo de ladrillo era una planta más alto que el principal, ahora está más bajo ya que se han añadido dos alturas a su izquierda.

La distribución interior ha cambiado por completo. La licencia permitía derribar el interior por completo y hacerlo nuevo, con lo que no queda nada del esquema con el que fue un conocido restaurante durante décadas.

Ahora, se aprecia el reparto del espacio en apartamentos para su uso como alojamiento turístico. Se ha hecho con una estructura nueva, por dentro de la fachada, que debería haber ido retranqueada, dejando un espacio entre la estructura original y la nueva.

Lo ocurrido tiene trascendencia. Este es el primer edificio terminado entre aquellos en los que se han permitido rehabilitaciones profundas. Ya hubo otro, en la calle Serranos, que fue desmontado piedra a piedra, pero en aquel caso sólo quedaba en pie la pared de fachada. Vendrán otros, porque se ha autorizado restitución tipológica en el viejo caserón de la avenida de Italia, demolido por completo y que se levantará, pero ya como obra nueva. Al menos, se ha denegado vaciar y cambiar el interior de la antigua librería Galatea en el casco histórico.

La obra en la plaza de San Juan Bautista, a punto de terminar, cambia radicalmente el aspecto de este edificio a pesar de que está protegido y catalogado y de que se encuentra en un entorno con un BIC, frente a la iglesia de San Juan Bautista, fechada en el siglo XII y una de las más valiosas de la ciudad.

La licencia concedida permitía desmontar la fachada original del edificio, del siglo XIX, que había que conservar posteriormente. El interior se podía demoler entero y construir dentro una nueva estructura con la condición de dejar un retranqueo de varios metros, un espacio entre la fachada y alineaciones originales y la nueva construcción.

Sobre el papel, todo correcto y con permisos, pero el resultado ha sorprendido por lo que supone. La clave, un cambio que se hizo el pasado mayo en el proyecto, ya con el edificio original desmontado, y que se autorizó para elevar de tres cuatro las alturas permitidas.

El proyecto, con expediente abierto desde 2018, pasó de nuevo por comisión municipal con una modificación sustancial. Con fecha 21 de marzo, y concedida ya la licencia de obra, llega un proyecto modificado por parte de la promotora para conseguir un apartamento más, cuatro en vez de tres.

Ampliar

El proyecto original de rehabilitación planteaba un apartamento por planta para un total de tres y destinar la planta baja a locales. La reforma presentada después cambia la distribución de esa planta de acceso, sin modificar la superficie construida, para que sea parte local y parte vivienda.

La licencia permitía agotar toda la edificabilidad y es lo que se ha hecho. Para ello se han levantado dos alturas más por encima de las dos que tenía el edificio derribado; se han mantenido los elementos de la fachada original, pero estas dos nuevas plantas superan la altura que tenía el edificio primigenio y también la altura marcada por el otro cuerpo del edificio, una parte levantada en ladrillo prensado.