No se trata de juzgar el libro por la portada. Todo lo contrario. A punto de comenzar el periodo de presentación de solicitudes de plazas y en plenas jornadas de puertas abiertas, es el momento de analizar qué ofrecen los distintos centros educativos. Lo habitual ... es centrarse en metodologías, nivel académico, profesorado y otros aspectos de tipo académico.
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Pero fijarse en los patios no es un asunto superficial. Según la OMS, en la actualidad las personas pasamos en torno al 90% de nuestro tiempo en interiores. Podríamos decir que nos criamos en cautividad.
El periodista y escritor Richard Louv planteó en 2005 el concepto de trastorno por déficit de naturaleza, hablando de cómo esa desconexión con el entorno está vinculada con una serie de problemas de salud física y psicológica, especialmente para los niños: retraso en el desarrollo motor por falta de movimiento, obesidad, miopía, asma, estrés, ansiedad e incluso depresión.
El patio supone el recinto de escape y recreo en el que los alumnos pasarán una buena parte de su tiempo al aire libre a lo largo de los cursos. La calidad de ese espacio importa mucho. Más allá del ocio, puede suponer una valiosa herramienta educativa, con beneficios en términos de salud y sostenibilidad.
Por eso cada vez son más los centros educativos que optan por renaturalizar estos espacios. Incluso las distintas administraciones apuestan por crear ayudas y programas para transformar los obsoletos patios en cementados con porterías y canastas que todavía son mayoritarios.
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No consiste en adornar el patio con plantas, ni es un mero cambio de imagen. A veces es más importante lo que se quita, como el hormigón y el caucho del suelo, para que arena, tierra, vegetación y otros elementos naturales cobren el protagonismo.
Hace una década que la Facultad de Educación de la USAL plantó la primera semilla de lo que hoy es la red de Huertos Escolares Ecológicos Comunitarios HecoUSAL. Lo hizo con el apoyo económico de la Universidad de Salamanca y en colaboración con su OficinaVerde, además del respaldo técnico de dos fundaciones expertas en educación ambiental y agricultura ecológica como la Fundación Tormes-EB y Asprodes (que recientemente ha salido del esta parte del proyecto por una jubilación y en su lugar se ha incorporado la Lorenzo Milani).
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El camino comenzó con el patio del colegio Caja de Ahorros. En la actualidad son ya 23 los centros incorporados al programa coordinado por Ángela Barrón, profesora titular de la Universidad de Salamanca, del Departamento de Teoría e Historia de la Educación.
La idea surgió porque la Facultad quería ofrecer a sus alumnos una mejor formación en materia de Educación Ambiental y porque veía que en los colegios también existía una escasa presencia de EducaciónAmbiental transversal. Así plantearon esta iniciativa que integra metodologías de aprendizaje servicio para dar solución a ambos problemas renaturalizando patios.
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La forma elegida para hacerlo es la creación de huertos que además de llenar de vida el espacio, sirven para para enseñar mejor todos los contenidos curriculares, fomentar la sostenibilidad, la inclusión, la atención a la diversidad y algo tan básico como conectar a los escolares con el origen de sus alimentos y los ciclos naturales.
Barrón afirma que cuando un centro solicita incorporarse a la red se le pide que justifique la motivación y que haya un grupo de profesores implicados para evitar que si depende de uno solo, al jubilarse o ser trasladado, se acabe el proyecto. En estos años solo en dos casos de la provincia ha sido así, mientras que el resto continúa, temporada tras temporada, con resultados muy satisfactorios. Tienen huertos con todas las etapas educativas. Infantil, Primaria, Secundaria e incluso Educación Especial(con el colegio El Camino, de Aspace).
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Los profesores implicados reciben formación sobre cómo sacar provecho a esta herramienta educativa con contenidos curriculares. Por su parte, los alumnos que cuidan del huerto también participan en varios talleres cada curso para aprender a cuidar del huerto y conocer sus beneficios y necesidades.
Se empodera a los alumnos para labores de diseño, el cuidado y recogida en el huerto; se realizan actividades en las que potencian su competencias lingüística, ciudadana o emprendedora entre otras. «En Santa Marta tienen una comisión de delegados del huerto y hacen el MercaBlas, donde venden a los padres la cosecha», detalla la profesora.
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En esta década ha comprobado cómo se transmiten la conexión con la naturaleza y los Objetivos de Desarrollo Sostenible desde estos huertos.
La escasez de espacio disponible no es una disculpa para tratar de renaturalizar los patios. Barrón pone como ejemplo al colegio de las Siervas de San José. Cuando conocieron el proyecto de HecoUSAL y quisieron sumarse no creían poder hacerlo por ese motivo. Pero la solución fue crear tres bancales de obra elevados y llenarlos de tierra. Esto fue hace cinco o seis años y desde entonces tienen su pequeño huerto.
Otra alternativa es la creación de huertos verticales. «Siempre se puede», afirma con rotundidad.
Uno de los centros que forma parte de HecoUSAL es el colegio San Estanislao de Kostka. Empezaron sus pinitos hortelanos poniendo aromáticas en unos maceteros hechos con tubos de 60 centímetros de diámetro. De ahí pasaron a crear sus bancales para el actual huerto escolar hace ya cinco o seis años.
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Javier Martín, es el responsable de este y otros espacios verdes del centro. «Carlos de Tapia, de la Fundación Tormes-EB, viene cada curso a darnos talleres y nos cuenta cómo asociar hortalizas y flores o a hacer rotaciones de cultivos para mejorar las cosechas», explica. También emplean paja para el acolchado del suelo y así ahorrar agua.
Un grupo de alumnas está preparando la siembra de lavanda. Tienen bastantes aromáticas en el patio, pero esta en concreto la utilizan para hacer esencias y jabones en la asignatura de plástica. Luego regalan estos productos a las familias en las admisiones y en otros momentos.
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En matemáticas calculan, por ejemplo, los volúmenes de tierra del huerto y otros aspectos. El recurso se usa y el deseo siempre es sacarle aún más partido. Pero no solo al huerto. Al patio entero.
Les donaron un banco y tienen en proyecto crear un rincón de lectura apartado junto a una gran madreselva. También planean crear un domo para albergar el semillero y que sirva de punto de reunión para los alumnos.Tienen frutales, avellanos y frambuesas.
Compostan los residuos vegetales, no utilizan químicos de síntesis, riegan el huerto por goteo y, aunque ya recogen algo de agua de lluvia, tienen previsto realizar un sistema para poder aprovechar la que cae del techo del pabellón.
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Trasladarán el huerto a un lugar en el que no le afecte tanto la radiación solar del citado edificio y están sombreando, refrescando y delimitando zonas del patio con arbustos. Muchas ideas y muchas alegrías. Como el «mogollón de pajarillos» que les visita y anidan en este espacio naturalizado.
En noviembre de 2021 la Junta de Castilla y León anunció la puesta en marcha de un programa de renaturalización y adaptación al cambio climático de patios escolares con los fondos de respuesta de la UE para la pandemia de COVID-19 y sus consecuencias sociales (REACT-UE).
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A la convocatoria se presentaron 243 centros educativos de los que fueron seleccionados 65, de los cuales 8 son de Salamanca. En concreto, el Alfonso X, el Lucía de Medrano y el Francisco Salinas de la capital salmantina junto al Sánchez Ruipérez, de Peñaranda; el Tierra de Ciudad Rodrigo, en Ciudad Rodrigo; La Ladera, de Carbajosa; y el Virgen de la Cuesta, en Miranda del Castañar.
La Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León tenía que desarrollar en dos años este programa, diseñado en colaboración entre las consejerías de Fomento y Medio Ambiente y Educación.
El plan es implantar en los colegios e institutos seleccionados infraestructuras verdes, bajo el concepto de soluciones basadas en la naturaleza. Las instalaciones intervenidas verán mejorar sus condiciones climáticas y contribuirán a incrementar la biodiversidad, a desarrollar una estrategia alimentaria y a mejorar la salud delos alumnos. Higueras, nogales, madroños, enebros, endrinos y madreselvas son algunas de las especies destinadas a poblar los patios, junto a otros árboles frutales.
El objetivo es favorecer la biodiversidad, servir de sumidero de carbono y resiliencia climática y aportar valor para la educación alimentaria en los escolares. Huertos escolares; jardines verticales o en pérgola; y todo tipo de obras que favorezcan la permeabilidad del suelo, como por ejemplo sustituir el pavimento por zonas verdes, son algunas de las propuestas incluidas en este proyecto que, según parece, va con bastante retraso.
Dado que la Junta daba como fecha para terminar la adaptación este año y el plazo de ejecución (variable en cada patio y aproximado) se calcula en torno a 5 meses, cabe esperar que las intervenciones empiecen cuando acabe el curso escolar.
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