La parada del bus en Salamanca que tapa las Catedrales y arruina una panorámica única

¿Qué hace una parada de bus tapando la vista de las Catedrales? La presencia de una nueva marquesina del sistema público de transporte en Salamanca ha generado cierta discrepancia no solamente por el hecho de que está en curva y en un lugar en el que no hay sitio para que aparque el autobús, sino porque tapa parte de una visión universal, la del skyline de la ciudad con sus catedrales vistas desde el Tormes. El debate está servido: ¿debe supeditarse el servicio público a la protección del patrimonio?

El asunto está sobre la mesa desde que, a finales de 2024, la asociación Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio denunciaba en sus redes sociales la instalación de una marquesina en un lugar concreto de la ribera del Tormes. El punto escogido, un punto en el extremo del puente Enrique Estevan en el lado del barrio de San José.

La decisión fue considerada por esta asociación «un desprecio» a la archifamosa vista de las Catedrales desde la orilla izquierda del río y una mala decisión, que tiene varias vertientes, empezando por la de protección del patrimonio.

Este es un lugar que está protegido como parte del entorno del antiguo puente salmantino, que está declarado BIC y no solamente por su estructura, sino en el conjunto que lo rodea, un paisaje que está considerado tan valioso como el propio puente. Cuando se protegió, se estableció que la perspectiva que se observa del puente y las catedrales es también un monumento, como bien etnológico, lo que obliga a la «adecuada percepción de estos bienes y la protección de las visuales».

Para ello, y según la Ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León, las intervenciones que se hagan «no podrán alterar los valores arquitectónicos y paisajísticos del propio bien». Valores que va a ser más complicado apreciar, aunque no es imposible.

Así que la instalación de la marquesina puede ser irregular. El motivo, que oculta parcialmente la vista del casco histórico de Salamanca que protagonizan sus catedrales y el citado puente. Como se puede apreciar, la estructura, aunque es de cristal, complica en parte esta vista incluso para los usuarios de la parada.

La protección como parte del entorno del río otorga a las vistas desde este lugar el mismo valor que a los monumentos que la rodean, caso del puente o de las cercanas aceñas, donde son varios los elementos que podrían no cumplir con las exigencias de protección.

La parada no es el único elemento de este tipo portátil que se ha colocado en esta zona donde en teoría no debería haber nada. En la misma zona se puede observar la presencia de un viejo quiosco de prensa, ahora reconvertido en oficina.

Ahí permanecen también un chiringuito y un cobertizo para las barcas del Tormes. Y también lo que queda de un antigua aceña, un molino ancestral también protegido, en un solar donde se quiere instalar también un nuevo negocio de hostelería, pero donde ya se obligó a rebajar la altura de un proyecto para levantar un chiringuito porque tapaba las vistas.

Patrimonio limitó la altura que podía tener esta estructura de tipo portátil, pero de nueva construcción, para evitar precisamente que tape las vistas protegidas al skyline de Salamanca. Sin embargo a la hora de instalar la parada del bus urbano no se ha tenido en cuenta esta situación tal y como está puesta tapa la vista de las catedrales.

Además, está la cuestión del tráfico. La estructura, soporte metálico y paneles de vidrio, estorba a quienes quieran contemplar la vista, aunque puede ser un problema menor en un lugar donde hay que estar pendiente del tráfico. Además de su panel para anuncios, tiene también otro para poner los mapas con las líneas (todavía está vacío) que oculta la visión de las catedrales incluso a través del cristal.

La nueva marquesina ya está en uso, viajeros esperan allí la llegada de los buses de varias líneas que se detienen pare dejar y recoger pasajeros. La parada está puesta en un sitio donde tapa bastante la visibilidad y donde el bus, cuando se detiene, ocupa el carril y no deja circular precisamente en el único punto de acceso hacia el punto Enrique Estevan y hacia el centro de Salamanca.

Seguramente este es el motivo de más peso para cuestionarse qué hace allí una marquesina del bus urbano. En curva y sin casi sitio para que los pasajeros suban y bajen, complica la circulación de entrada hacia la avenida Reyes de España. Quienes la usen, tampoco podrán tener el placer de unas grandes vistas que se arruinan un poco con este nuevo estorbo en una zona donde no debería haber nada.

• Temas
• Ayuntamiento de Salamanca
• Salamanca ciudad