La nueva ruta para cruzar Salamanca abre la disputa por el espacio entre peatones y vehículos

Félix Oliva

Salamanca

Sábado, 9 de diciembre 2023, 10:15

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El eje que une la Gran Vía por la calle Correhuela y San Pablo con la salida por el Sur de la zona centro es el territorio en el que van a convivir el intenso tráfico que tiene la zona peatonalizada de la ciudad con los viandantes y turistas. Donde teóricamente no debería haber coches, el tráfico de mañana es intenso y el ir y venir de vehículos y peatones se produce en pocos metros.

La conexión está ya abierta tras finalizar las obras ejecutadas en las últimas semanas en un recorrido que se une al del LIFE Vía de la Plata a partir de la plaza del Poeta Iglesias y en el que se dan la mano dos proyectos diferentes de urbanización, pero que ante todo va a suponer una disputa por el espacio en el que la convivencia entre vehículos y peatones va a ser un reto.

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Las obras de peatonalización total están finalizadas a falta de remates que se han ejecutado en pleno puente. El jueves se estaban instalando algunos bancos y protectores de árboles en el tramo de Pozo Amarillo a la plaza del Mercado tras haber finalizado hace unos días las obras el el tramo entre el edificio de abastos y la Plaza Mayor.

Con esta obra finalizada, y también la del corredor verde por San Pablo, sólo faltarán las actuaciones en las calles del entono de San Justo y Gonzala Santana para completar la peatonalización del centro. El bus urbano ya ha dejado de pasar por los soportales de la plaza, retirándose de la ecuación del reparto del espacio en el centro que queda en teoría para los viandantes y, en realidad, para muchos coches.

Cuando se finalicen todas las obras, el 90% del casco histórico serán calles peatonales en las que la prioridad es de los viandantes; y se reforzará más adelante, a partir del día 1 de enero, con la entrada en vigor de la Zona de Bajas Emisiones que, en el futuro, debería restringir un poco más la circulación al dar prioridad a bicis, patinetes y vehículos ECO.

Sin embargo, todo apunta a que el centro seguirá siendo territorio abonado para 30.000 coches diarios dado que están previstas numerosas excepciones y autorizaciones para circular. La situación, patente este puente con miles de turistas en las calles, será de convivencia obligada entre vehículos y peatones, al menos, hasta el final del horario matinal de carga y descarga.

En todo este tramo se ha cambiado la calle convencional, con aceras a superior nivel, por una plataforma única en la que no existe esa diferencia de altura. Se ha pavimentado todo con adoquín gris de granito y se han instalado bancos y algo de vegetación, con algún jardín de arbustivas y pequeños árboles. De paso, se han retirado las paradas del bus urbano, trasladadas ahora a la Gran Vía, y se ha reposicionado la de los taxis.

Este primer tramo es un hormiguero de vehículos y peatones. Ya desde la entrada por Correhuela se aprecia la convivencia obligada, especialmente en el horario de carga y descarga. Los furgones y camiones entran a cierta velocidad por este acceso, limitado según la señal a vehículos autorizados; no obstante, además de vehículos de reparto pasan turismos. Además, es zona de salida desde el parking de Santa Eulalia cuando está lleno.

A la altura del Mercado Central los camiones de reparto y de los establecimientos del edificio de abastos ocupan la parte izquierda y la derecha queda para los taxis y otros vehículos, mientras numerosos peatones cruzan de un lado al otro.

A partir de Poeta Iglesias, la peatonalización se mezcla con las actuaciones del LIFE Vía de la Plata. El corredor verde que atraviesa la ciudad arranca su tercer tramo en la puerta de Zamora, recorre la calle del mismo nombre y llega hasta la Plaza Mayor. El recorrido está salpicado con la urbanización prevista para dotar de más contenido verde a este eje: pavimento drenante y que capta CO2, bancos, pequeñas zonas ajardinadas y arbolado; la plaza de los Bandos y la de la Libertad dan continuidad al tramo.

Una vez cruza la Plaza Mayor, donde no se hace nada, retoma su recorrido con un parterre y un árbol que, en el futuro, será de gran porte instalado en la plaza de Poeta Iglesias. A partir de ahí, se hace más patente cierta renaturalización, pero el problema sigue siendo el mismo: numerosos vehículos, de reparto o no, giran hacia San Pablo o por la calle Quintana en dirección a la plaza del Corrillo, trayecto oficialmente restringido.

En dirección Sur, aparece otro pequeño jardín a la altura de la plaza del Peso donde antes estaban las paradas del bus urbano. El toque 'verde' tiene continuidad a la altura de la plaza de Colón con nuevos parterres y mobiliario urbano, aunque falta alguna actuación inicialmente prevista, como las aireaciones para la fachada del palacio de Orellana.

A partir de las torre de los Anaya o Abrantes, entra el tráfico rodado ya que es donde desemboca el acceso del bus y la circulación desde Gran Vía por Juan de la Fuente. En este último tramo se ha instalado pavimento drenante y jardines, otro pavimento capaz de retener contaminación que se ha puesto en zonas de aparcamiento y nuevos bancos y arbolado.