Los negocios históricos de Salamanca que dijeron adiós en 2024

Más de uno por mes. Esos son los cadáveres comerciales que ha enterrado Salamanca este 2024. Trece negocios históricos han anunciado su cierre durante el pasado año, algunos de ellos centenarios, y dejan así un legado difícil de llenar. El año pasado se dijo adiós al negocio más antiguo de la capital: Muebles Huebra anunciaba su liquidación por cierre después de 188 años de historia. En la mitad de año, eran ocho las 'víctimas' y hasta diciembre se han sumado otras cinco firmas que han decidido no continuar como parte del tejido comercial salmantino.

La falta de relevo generacional, la competencia cada vez más feroz, las compras online y las trabas administrativas han hecho que para muchos negocios de toda la vida de Salamanca resulte imposible continuar. El punto y final de estos negocios no significa el olvido para los cientos de salmantinos que en algún momento cruzaron esas puertas.

Quien se compró su primer violín en 'Musical Iglesias', quien paró en 'Regalos Mimo' para hacerse con un recuerdo eterno, quien durante décadas compraba el periódico en el 'Kiosko Gran Vía', aquel que regaló a su abuelo un sombrero de 'Bombín', quien anduvo kilómetros y kilómetros con los zapatos de 'Paco Rascón', los que se hicieron con cuadernos del 'Kiosko Librería Romo' para cosechar un futuro, aquellos que compraron un mueble para su primera casa en 'Huebra' o quién se vistió de gala en 'Ara' para el evento de su vida. Todos ellos recordarán siempre «aquella tienda de siempre».

También quien en 'Galatea' descubrió una joya de la literatura, o quien aún conserva el grifo que le vendió 'Saneamientos Daniel'. Hay quien echa de menos todos los días a Juanma y Araceli, del 'Bar Extremeño' y quien pagaría por volver a oler la 'Librería Pablos' con ese aroma que desprenden los libros. Algunos aún recomiendan, sin éxito, comprar el carrito de bebé en 'Bicicletas Gómez' y otros cruzan los dedos para que la galería de arte 'Adolfo Bogajo' encuentre sucesor. Todos estos negocios tienen algo en común. Y no, no son los años como referencia en Salamanca, que también. Todos estos negocios se han metido en la memoria de los salmantinos en forma de recuerdos.

La mítica tienda de instrumentos de la avenida Mirat anunciaba su cierre. A principios de la década de los sesenta no sólo nació una nueva tienda en la ciudad, sino que emergió una nueva oportunidad para los músicos. Se cierra así la tienda con la mayor cantidad de artículos musicales de la ciudad y el recuerdo de los primeros instrumentos de grandes artistas que, sobre un escenario, siempre tendrán en mente a Musical Iglesias.

Esta tienda de souvenirs se despedía de la Rúa tras cuarenta años. Regalos Mimo anunciaba a este periódico su cierre por jubilación del dueño al finalizar el verano. Comenzó abriendo una tienda de regalos en 1984 y el auge turístico de la ciudad le llevó a ir incorporando souvenirs hasta hacer de ese mercado su negocio. Se despide así una de las tiendas de souvenirs más antiguas que quedan en Salamanca. Algunas ya cerraron, también por jubilación de los dueños y de la quinta de José -que ya ha pasado la edad de jubilación-, tan sólo queda uno.

En los años ochenta se inauguraba el Bombín, una tienda que aprovechó el tirón de los sombreros aupado por las modas internacionales y las necesidades terrenales. Tamara tomó el relevó de su tío tras jubilarse hace tres años, sin embargo, en 2024 pegaba en el escaparate el cartel que nunca quiso mostrar al exterior: «Liquidación por cierre». La calle Franciscas anota un local vacío y Salamanca, suma un irremplazable más.

«¿Paco Rascón cierra?», se preguntaban los que cruzaban la calle Toro ante el cartel de cierre por jubilación. La zapatería del centro de Salamanca sumaba en la capital más de tres décadas. Llegó al corazón de la ciudad junto a otras -ya cerradas en varios casos destacados- que le dieron un impulso a la forma de vestir de los jóvenes salmantinos por sus atrevidas prendas. La falta de relevo impide que nuevas generaciones anden su camino con el calzado de Paco Rascón.

Con el cierre de este kiosko en la Plaza Basilios se cierra también una rutina para muchos clientes habituales. Después de 33 años detrás del mostrador, llega el momento de jubilarse y dejar atrás más de tres décadas de trabajo y muchos clientes que son amigos. Un trabajo sacrificado que tampoco tiene relevo generacional y que los propios dueños, desean que así sea por la esclavitud de este tipo de negocios.

La tienda más antigua de Salamanca ultima su cierre. Después de 188 años, Muebles Huebra se despide de la capital y con su clausura, la ciudad dice adiós a su negocio más longevo. Cuatro generaciones han visto sobrevivir a este local de la calle San Pablo que desde hace unos meses luce en su escaparate el cartel de 'liquidación'. Desaparece una institución en lo que al comercio se refiere en el centro y aquellos que conserven algún mueble de Huebra tendrán entre sus pertenencias también un trocito de Salamanca.

La tienda de moda ARA, ubicada en la calle Pozo Amarillo, también anunciaba su cierre a mediados de 2024. Después de más de ochenta años en el centro de Salamanca, esta tienda anuncia con carteles en el escaparate su liquidación. Un negocio que tiene bajo sus espaldas una tercera generación y al que las franquicias ubicadas a unos metros de su local y la venta online le ha perjudicado especialmente la supervivencia. Durante unos meses tratará de reducir las existencias lo máximo posible para, a principios del próximo año, dejar de formar parte de forma definitiva del comercio salmantino.

En esta ocasión no es a consecuencia de ninguno de los factores que suelen acompañar al cierre de un negocio tradicional. En este caso, la librería anticuario Galatea se despidió del centro de Salamanca el pasado abril después de casi treinta años al venderse el edificio en el que está ubicada. En apenas unas semanas se vio obligada a desocupar el local con todas las joyas que guardaba en su interior para hacer pisos turísticos. Sin embargo, la comisión técnica de patrimonio no permite que se realice una restitución tipológica del edifico. La ciudad perdía una librería histórica y, hasta el momento, no ha ganado nada

Es más de medio siglo lo que Saneamientos Daniel lleva en el Barrio del Oeste. Desde hace unos meses, prepara su jubilación deshaciéndose de joyas de la grifería para tratar de reducir las existencias al máximo. Aunque no es nada fácil descongestionar un local con tanto inventario y tanta historia. Después de tanto tiempo, se ha consolidado como una referencia en el sector y el comentario extendido «si no lo tiene Saneamientos Daniel, no lo tiene ningún sitio» ha convertido a este establecimiento en un hito del comercio para muchos.

Juanma y Araceli, en el Barrio del Oeste, llevaban más de cuarenta años detrás de la barra. Conocidos por el ambiente futbolero -las paredes decoradas con decenas de camisetas dan fe de ello- este matrimonio cerró las puertas de 'El extremeño' a pesar de los ruegos de unos vecinos enganchados a sus conversaciones rutinarias. Sin embargo, en septiembre llegó el final de una etapa para estos dos hosteleros, para su clientela y para toda una afición futbolera.

Adiós a la librería más antigua de Salamanca después de 130 años. La Librería Pablos, ubicada en la calle Concejo, exponía en su escaparate los carteles de liquidación total después de más de un siglo de trabajo. Se pone fin así a un negocio salmantino que no sólo es reconocido como la librería más longeva de la capital sino también ha asumido el papel de ser los ojos que recuerdan el pasado y que, desgraciadamente, parece que no verán el futuro con el próximo cierre.

Son treinta años como Galería de Arte en la calle Zamora y ahora, que llega la jubilación, el dueño busca a alguien que se quede con el negocio. Para ello, está dispuesto a enseñar a aquel que esté interesado y prueba de ello son los carteles que ha colgado en el escaparate. «¿Quieres continuar tú? Me jubilo, te dejo el futuro», se puede leer desde fuera. La continuidad de este negocio, aunque en otras manos, es -por el momento- toda una incógnita.

Cuántos carritos de bebé salidos de Bicicletas Gómez habrán paseado por las calles de Salamanca. Bicicletas Gómez, ubicado en el Paseo de la Estación, cerraba el pasado marzo con un mensaje para sus «clientes y amigos»: «Después de tantos años a vuestro servicio atendiendo y aconsejando nuestros productos, y sin relevo generacional queremos dar las gracias a todos nuestros fieles clientes que durante todos estos años nos habéis acompañado. Ha sido un placer haberos conocido. Nos vemos por Salamanca». Un negocio centenario más de Salamanca que, víctima de la imposibilidad de un relevo, se ve obligado a bajar la persiana definitivamente.

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