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Según el último informe del Observatorio Español de las Drogas y Adicciones (OEDA) de 2023, indica que el 34,6% de los estudiantes de 12 y 13 años reconoce haber consumido alcohol, al menos, una vez en su vida y el 8,5% ha ... fumado tabaco alguna vez. Entre los estudiantes de 14 a 18 años se observa que el consumo de tabaco aumenta considerablemente en este grupo de edad. Por otro lado, el grupo de edad con mayor consumo de cannabis está entre los 15 y 24 años con un 17,1%, prevaleciendo los hombres. Este mismo grupo es el que presenta la mayor prevalencia de consumo de cigarrillos electrónicos, el 18,8% lo ha consumido alguna vez en la vida y el 9,1% en el último año.
En el caso de Salamanca, se realizó un diagnóstico cualitativo recogido dentro del Plan Municipal de Prevención de Adicciones 2024-2028. Este proceso consistió en consultar a la población a través de entrevistas. El resultado obtenido reflejó que muchos de los entrevistados afirman que, en una ciudad universitaria, la presión por los exámenes y la angustia en el periodo previo se alterna con fases de celebración y evasión donde se producen consumos abusivos. «Se promueve que cuando acabas un examen tengas la necesidad de salir de fiesta y de celebrarlo o al menos de evadirte del tiempo que has pasado encerrado», afirma un participante.
Hilario Garrudo Hernández, especializado en psicología clínica, afirma que este problema es un fenómeno multifactorial, social, familiar y tecnológico. Los jóvenes cada vez tardan más en emanciparse debido a que se está alargando la etapa adolescente, «estamos hablando de una etapa artificialmente creada». Cuanto más largo es este periodo de vulnerabilidad, más necesitan los adolescentes experimentar por sí mismos y probar, punto en el que se encuentran con muchas de las conductas adictivas. «Son muy influenciables, suelen ser los consumidores por excelencia y esto les convierte en el objeto de diana para que la sociedad de consumo se fije en ellos», afirma el psicoterapeuta.
Principales motivaciones de las conductas adictivas:
• La necesidad de experimentar, propia de la adolescencia
• Imitación del comportamiento de los adultos
• Aliviar un malestar personal a nivel social, emocional, familiar y escapar de la realidad
• Negación de aceptar una norma
• Dificultades de comunicación en el entorno
• Relacionarse y socializarse entre sí
• Obtener prestigio en el grupo, tener reconocimiento social
• Ganar dinero
Rasgos que señalan el cambio del uso al abuso:
• Intolerancia a la frustración
• Búsqueda de ratificación inmediata
• La impulsividad
La gran estrategia preventiva, asegura Hilario, es trabajar el eje del conocimiento y el eje del poder: recibir conocimientos suficientes y adecuados para cada edad y proporcionarles herramientas para que puedan hacer aquello que desean.
En Salamanca hay asociaciones como Proyecto Hombre o Cáritas que ayudan a las personas con adicciones a tener un proceso de curación determinado según lo necesiten. En el caso de Cáritas, el Programa Lazarillo -Prevención Familiar Indicada- está dirigido a adolescentes y jóvenes entre 12 y 21 años que presentan abuso de drogas o consumos problemáticos.
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Chus es psicóloga sanitaria dentro de este programa en toda la provincia. Actualmente, afirma que las conductas adictivas más frecuentes en Salamanca están siendo el cannabis como demanda principal seguida del tabaco y el alcohol. Algún grupo de 18 o 19 años también acuden al programa por un policonsumo de cocaína, metanfetamina y otras sustancias, dependiendo del fin de semana o del tipo de fiesta.
Con respecto a hace unos años, ha cambiado el lugar de consumo, es decir, antes no era un consumo que se diera entre iguales ni dentro de un botellón, ahora el cannabis se incluye dentro de un botellón también y se mezcla con alcohol. «Se ha convertido en una cultura y en marketing, cada vez hay más negocios dedicados a esto». Cada día está más extendido y normalizado en la sociedad», apunta Chus.
Si hay una motivación en común entre estos jóvenes que consumen sustancias es el hecho de socializar, afirma la psicóloga. «Sentirse parte de un grupo y realizar cualquier actividad de ocio juntos pero consumiendo». De manera individual, alejado del grupo, la problemática de cada uno va cambiando según el uso que cada joven haga de la sustancia, cuando el abuso comienza a ser mayor el comportamiento es de evasión, automedicación o relajación como escape de situaciones personales muy difíciles y estresantes.
Chus
Psicóloga sanitaria en Cáritas Salamanca
«A nivel social cada vez hay menos información y sensibilización sobre prevención». Chus asegura que la prevención debería empezar en casa y en los centros escolares desde edades muy tempranas. «Ahora mismo hay chicos de 12 y 13 años que ya saben lo que es un porro». Por tanto, la preocupación y prevención tiene que empezar mucho antes, sin que llegue a ser sobreprotección porque entonces podría causar un efecto rebote.
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