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La otra mirada número dieciséis empieza a los pies de los bloques amarillos que conforman el núcleo principal de Ciudad Jardín. Edificios bastante antiguos, que no esconden los arañazos que deja el irremediable paso del tiempo, con cables colgando, la pintura saltada y algún hueco ... que en su día era una ventana. Las macetas y la tipografía típica de los monumentos del centro muestran que hay quien todavía quiere mantener vivos estos edificios, entre los que encontramos, por ejemplo, la capilla «incrustada» en uno de ellos, en una de esas esquinas convertidas en pequeñas plazas llenas de verde.
Por delante de un balcón a pie de calle, una señora observa de reojo mientras le va ganando baldosas a la acera. Justo al mismo tiempo, una joven pasa por delante de uno de los graffitis que adornan la fachada exterior de la Facultad de Psicología. En ese mismo edificio se encuentra la Facultad de Bellas Artes, cosa que se hace notar en los alrededores, con alguna interesante y pequeña obra artística.
Precisamente así, entre graffitis y otro tipo de obras, podríamos clasificar la parte urbana de Ciudad Jardín. Al pasar los mencionados edificios antiguos, llegamos a la zona moderna. Grandes edificios de urbanizaciones contrastan con el núcleo clásico y principal. Un pequeño paseo entre jardines y solares vacíos, destinados a la construcción o el abandono, delimitan estas nuevas edificaciones, ejemplo de la expansión y los dos ritmos y estilos en los que se mueve el barrio.
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