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Tres de las compuertas de la presa de Santa Teresa han empezado a soltar un enorme caudal de agua, millones de litros cada minuto, para aliviar la presión que las últimas lluvias ejercen sobre el agua que acumula el embalse salmantino, que suministra el agua de consumo a la capital.
La decisión se ha tomado tras llegar al 80% de su capacidad máxima y superar los 400 hm3, su marca más elevada en lo que va de año y en todo el año pasado. El embalse se encuentra este 23 de enero a rebosar y en su nivel máximo de seguridad, que no se puede superar.
Ante esta situación, se decidió desembalsar grandes cantidades porque la previsión climática anuncia lluvias la semana que viene y una posible nueva entrada de grandes cantidades de agua pondría en riesgo no la presa, pero sí las riberas de sus muros hacia abajo, ya que habría que soltar gran cantidad de agua, que ya se nota en el caudal que lleva el Tormes y podría anegar zonas de ribera.
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