Cada uno por su lado y muy distanciados. Así acaba el grupo municipal de Cs la actual legislatura, a la que le quedan días de operatividad, un final en el que Ana Suárez se ha quedado sola al frente de un grupo que durante años ... ha parecido indestructible, pero que termina su andadura como el Rosario de la Aurora a la espera de la suerte que deparen las urnas el 28M. Un epílogo que destruye el grupo tras una legislatura en la que ha impulsado el 2x1, la tarjeta Activa, las ayudas sociales por la pandemia o la llegada de empresas.
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De los cinco concejales que ha tenido el grupo desde que se celebraron las elecciones en 2019, sólo Suárez sobrevive al término de un viaje que ninguno de sus compañeros hará completo para acompañarla en la nueva lista a la alcaldía. Cs tiene candidata, pero ninguno de los que han sido sus puntales estos años estará en la lista.
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Las bajas son Fernando Castaño y Juan José Sánchez, que no estarán en la lista, el último por decisión personal, el primero contra su deseo. El primer golpe fue la renuncia de Sánchez, ocho años en el ayuntamiento, primero como asesor y en esta legislatura ya como concejal. Discreto y enorme trabajador, declina cualquier comentario sobre los motivos. No irá con Cs en la lista y su único objetivo es trabajar hasta el último día; en el consistorio está bien valorado y seguro que tendrá opciones de continuar: ya se ha producido algún acercamiento.
La última baja ha hecho mucho más ruido. Es la de Fernando Castaño, imprescindible para Suárez hace no tanto y apeado de la lista tras lo ocurrido con el famoso 'congreso de los jeques', un evento en el que según una comisión municipal de investigación no se produjo ninguna irregularidad. A pesar de ello, Castaño fue cesado en sus cargos por el alcalde (y no ha sido rehabilitado pese al resultado de la investigación) el 13 de marzo tras el revuelo generado por la celebración del congreso, el contenido del «fantasioso» proyecto y el despido de un asesor que falseó un título universitario.
A pesar de la decisión del alcalde, Cs no rompió el pacto (fue una opción), respaldó a Castaño en primera instancia, pero con el tiempo el concejal ha acabado quedando fuera de la cartera en la que tanto ha destacado, fuera de la futura lista y fuera, en última instancia, de la política: así lo tiene asumido.
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El final se ha precipitado en los últimos días. El hasta hace poco número '2' indiscutible del grupo municipal está fuera de la candidatura de manera oficiosa, pero da por hecho que no estará. Achaca la decisión a la propia Suárez, a la que ahora acusa de haberle traicionado cuando le cesó el alcalde y de haber tomado la decisión de sacarle de la lista, rompiendo con su afinidad de años.
La candidata de Cs a la alcaldía presentó este sábado oficialmente su candidatura. En el acto, ni una alusión a la lista (no era el objetivo) y ausencias. Ni una referencia a Castaño. Según su versión, la baja de Fernando en la lista es una decisión de los órganos internos en la que no tiene nada que ver. Un cartel con el nombre de Castaño es, por regla política, difícil de defender tras el monumental barullo de los 'jeques'.
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La situación ha roto la estrecha relación entre ambos hasta el punto de que hace semanas que no se hablan. El relevo de Cataño en las funciones de turismo, que asumió la propia Suárez, no ha ayudado: el concejal siente que se le excluye y no se reconocen sus logros en esta cartera. Ambos están viviendo la situación con tristeza.
Ha sido el final de un tándem indisociable durante casi cuatro años, precipitado por el asunto de 'los jeques'. Entonces, hace poco más de dos meses, Castaño era imprescindible en la lista, como lo fue hace cuatro años. En aquel momenteo Suárez sólo puso una condición al partido: mantener a Castaño, Sánchez y el resto del equipo, con Juan José Sánchez y los asesores entre ellos. Hoy ese equipo está ya roto.
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Castaño y Suárez eran dos de los fundadores del primer equipo de Cs en el Ayuntamiento, en el que permanecen buena parte de los asesores y el que fuera su primer candidato a alcalde, al que se integró en el equipo hace cuatro años cuando quedó fuera de la lista. El núcleo es muy compacto y se ha mantenido intacto en buena medida con algunas incorporaciones que han funcionado, pero donde también ha habido gente que no ha encajado.
Ana Suárez queda como la única superviviente política de un grupo que se ha caracterizado por una enorme cohesión y por su sobrenatural resistencia a los vaivenes de la política, que en Cs no han sido pocos, tampoco en Salamanca. El grupo ha sobrevivido a casi todo, incluyendo la brutal crisis interna del partido, su bajada a los infiernos en el Congreso y en las Cortes, la ruptura con el PP en Castilla y León (que no afectó al pacto local), a la pandemia y a las disensiones internas. Y eso sólo esta legislatura, porque antes soportó el asunto del 'pucherazo' en las primarias con Silvia Clemente, las difíciles relaciones con Igea, la mano del exdirigente Pablo Yáñez, la llegada de un secretario provincial al que nadie quería...
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El desgaste se ha notado esta legislatura y, sin duda, se ha acabado precipitando por las escasas opciones electorales, pero no es el único factor. El grupo municipal ha tenido problemas casi desde el primer día de la legislatura que ahora termina para integrar nuevos miembros. La número '2' de la lista, María Mayoral, no llegó a tomar su acta por «dignidad»: no estaba conforme con el funcionamiento del grupo municipal, en el que era nueva y que se encontró rodado.
La renuncia no alteró el funcionamiento. Su sustituto, Ricardo Ortiz, tampoco cuajó. En abril de 2020 decidió dejar sus responsabilidades en materia de comercio en el grupo y como concejal, que asumió Juan José Sánchez. Aquello no sentó bien en el núcleo del equipo, que se reorganizó y le relevó de varios cargos. En enero de 2021, Ortiz se marchaba al grupo mixto y desde entonces ha sido muy crítico con sus excompañeros. No entregó el acta y dejó la mayoría municipal al límite al perder Cs un voto, pero no ha tenido consecuencias.
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Después vino la pandemia y lo puso todo patas arriba. Al grupo municipal le tocó lidiar con algunas carteras fundamentales. Cs tenía turismo, de Castaño, que respondió con el 2x1 o la web para encargar a domicilio y se convirtió en un héroe de la hostelería. Los datos turísticos han regresado a nivel récord y la ciudad ha estrenado eventos como el Siglo de Oro o el torneo de ajedrez.
También gestionaba servicios sociales, competencia de Suárez, y respondió al incremento de ayudas de emergencia que se produjeron. Con el comercio cerrado, Sánchez puso en marcha la Tarjeta Activa y logró que los salmantinos compraran en las tiendas locales; y depués ha trabajado, con éxito, para atraer empresas al puerto seco y su polígono. Un capital político apreciable que queda en manos de Suárez, pero que tendrá que gestionar sola en la próxima campaña.
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