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El artista Javier Menchaca junto a algunas de sus obras. Álex López
Arte Emergente en Salamanca

Javier Menchaca: del 'expresionismo charro' a la exploración digital

Entramos al estudio de este artista de Salamanca, nos habla sobre su evolución artística, la precariedad del circuito artístico en Salamanca y la necesidad de impulsar la cultura del arte contemporáneo en la ciudad

M.J. Carmona

Domingo, 2 de marzo 2025, 18:34

La obra de Javier Menchaca (Salamanca, 1996) se sitúa en la intersección entre la pintura, la fotografía y el collage digital. Su lenguaje, definido por él mismo como 'Pop Contemporáneo' , bebe de la tradición, de la estética del arte pop y de la experimentación con la imagen en la era digital. A través de la técnica del transfer , traslada imágenes extraídas de internet y de videojuegos a soportes pictóricos, difuminando los límites entre lo analógico y lo digital.

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La pintura en Salamanca ha estado marcada por una corriente que Menchaca y sus compañeros de facultad llaman expresionismo charro , un estilo influenciado por la Escuela de Londres y el expresionismo alemán que predominaba en la Facultad de Bellas Artes. «Durante los primeros años de carrera, todos los que pintábamos allí seguíamos esa dinámica, aunque realmente no era un estilo definido, más bien una tendencia común», recuerda.

Sin embargo, en su último año de carrera, Menchaca rompió con esa inercia y comenzó a explorar otros caminos. Su interés por la fotografía fue el detonante. «Siempre me ha gustado, pero el hecho de depender de la luz y estar tan pendiente de ciertos aspectos técnicos no terminaba de encajar conmigo», explica. En ese proceso de búsqueda, el collage apareció como una vía de escape: «Me quité la presión de pintar como todo el mundo y empecé a hacer collages sin un orden, simplemente buscando una estética que me gustara».

El arte en tiempos de pantallas

A medida que su trabajo evolucionaba, Menchaca fue dejando atrás el collage físico y comenzó a experimentar con la imagen digital. Su proyecto para la beca del DA2 marcó un punto de inflexión: «Un fotógrafo captura el mundo que le rodea; yo quiero extraer imágenes del otro mundo que existe en paralelo, el de internet».

Su método parte de capturas de pantalla de redes sociales, videojuegos o imágenes encontradas en internet. «Me interesa jugar con la escena de un videojuego, tomar una imagen de la lupa de Instagram o cualquier otro fragmento visual que forme parte de la cultura digital y traerlo a este mundo», detalla. Esas imágenes posteriormente las trabaja en lienzo mediante la técnica del transfer.

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El método, que recuerda a la serigrafía de Warhol y las pinturas combinadas de Rauschenberg, consiste en aplicar látex tanto sobre la imagen como sobre el soporte (bastidor, tabla o papel), creando una fina película que conserva la tinta original y permite jugar con transparencias y superposiciones. «Es como Photoshop, pero en el lienzo», comenta Menchaca. Aunque su trabajo se ha ido depurando con el tiempo, sigue manteniendo una fuerte conexión con la pintura: «Siempre acabo llevándolo todo a lo pictórico. Aunque eliminando elementos, esa idea sigue presente en mi obra, es la mochila que no puedo quitarme».

En el estudio de Javier Menchaca. Álex López
En el estudio de Javier Menchaca. Álex López
En el estudio de Javier Menchaca. Álex López
En el estudio de Javier Menchaca. Álex López
En el estudio de Javier Menchaca. Álex López

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Menchaca define su proceso creativo como meticuloso, aunque deja un margen para la improvisación. «Me gusta dejar una parte al azar en la búsqueda de imágenes con las que trabajar. Pero una vez las tengo elegidas, el proceso está muy controlado», explica. El único momento en el que asume que no tiene el control total es en la transferencia de la imagen al lienzo. «Ahí siempre hay un punto de azar. El látex genera imperfecciones, texturas que emergen de manera impredecible, y eso introduce una singularidad en cada pieza», comenta.

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La precariedad del arte en Salamanca

Pese a haber obtenido cierto reconocimiento, Menchaca se enfrenta ahora a una realidad común para muchos artistas emergentes en Salamanca: la falta de oportunidades. «Aquí se gradúan unas 120 personas en Bellas Artes cada año, y la mayoría se va porque no hay un circuito que permita quedarse», lamenta.

A su juicio, el problema no es solo la ausencia de galerías o ferias de arte en la ciudad, sino la falta de una cultura de consumo artístico: «No existe la costumbre de comprar arte, de darle valor a tener una pieza especial en casa, como quien compra un mueble».

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Esta falta de inversión, tanto institucional como privada, también se refleja en la escasa visibilidad de los artistas que han salido de la facultad: «Hay gente formada aquí que está en ferias y galerías internacionales, pero en Salamanca parece que no han existido. La ciudad debería tener una colección permanente con sus obras, como parte de su identidad cultural».

El futuro: mirar hacia afuera

Con el ciclo en Salamanca prácticamente cerrado para él, Menchaca asume que su siguiente paso está fuera de la ciudad. «Se me han cumplido los objetivos aquí», reconoce. Su experiencia en el DA2 con su exposición 'This Late Night Conversation' le ha dado impulso, pero también la certeza de que, si quiere seguir creciendo, necesita expandirse a otros circuitos para seguir viviendo del arte.

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Pese a todo, sigue fiel a su forma de trabajar. No busca la aprobación del público, aunque le sorprende cuando sus obras se venden. «Si a la gente le gusta, genial. Si las quieren comprar, pues perfecto», dice entre risas. «Pero yo hago mis obras para mí».

Mientras tanto, sigue explorando los límites de su propio lenguaje pictórico. Su obra, que al principio priorizaba la composición estética, ahora busca reflejar el bombardeo de imágenes al que estamos sometidos en la era digital. «Me interesa esa distorsión, la forma en que consumimos imágenes sin detenernos a mirar», explica.

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¿Cómo enfrentarse a un nuevo estilo como espectador?

La respuesta que nos da Mencha es sencilla: «Que se acerquen con la mente abierta. Lo que están viendo es un registro momentáneo de una influencia o una referencia mía en un día concreto«. Quizás por eso, su arte es una conversación abierta, al final se trata de imágenes que dialogan con el presente, con el pasado y con el espectador que las contempla.

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