El fiscal insiste: «No hay nada que haga dudar de la culpabilidad del acusado»

En esta línea ha hecho referencia del informe presentado por los médicos forenses que comentan que en todo momento el acusado tenia «consciencia de lo que ocurría» y era conocedor de que los hechos eran ilícitos. «Tiene memoria selectiva, no se acuerda de lo que le perjudica, sí de lo que le beneficia» y ha comparado esos recuerdos difusos con los de la superviviente que «evidentemente ella no se acuerda de nada» y dirigiéndose directamente a los miembros del jurado el fiscal ha interpelado «¿a qué a ella si la habéis creído?».

Al tomar como referencia ese informe de los médicos forenses y relacionar con la línea estratégica de la defensa, que trata de demostrar que padece una enfermedad mental y la ingesta de tóxicos provocó que el sujeto no estuviera en sus plenas facultades, se cuestiona la posibilidad de la imputibilidad del acusado. Sin embargo, ese examen médico reflejó que no padece ningún trastorno que sea un nexo causal de lo sucedido y no se puede utilizar como atenuante para rebajar la pena de 22 años a 8 años por asesinato, y de 12 a 4 por tentativa en opinión del fiscal.

Además, señala los aspectos que sí ha reconocido el acusado como son la vestimenta que llevaba en la momento de los hechos y la identificación que realiza el sospechoso sobre sí mismo cuando le muestran las imágenes obtenidas de las cámaras de seguridad en las que se ve al acusado siguiendo a José María y Belén. Igualmente, ha reunido en su discurso todos los testigos recogidos en los días previos y ha remarcado la coherencia de cada uno de estos testimonios que construían una recreación entrelazada de lo que sucedió y ha señalado entonces que «todos los testigos identifican al sujeto en la rueda de reconocimiento».

La propia declaración del acusado ha servido también como objeto al fiscal para exponer sus argumentos al asegurar que el mismo sospechoso «reconoce portar un arma el día de los hecho». El testimonio del único testigo presencial, -la vecina que vio desde su balcón como un sujeto disparaba por la espalda al fallecido-, y que aunque no reconoce la cara sí hace una descripción de su vestimenta y corpulencia, que es fundamental para cerrar una reconstrucción de los hechos «coherente y lógico» entre los distintos testigos llamados a declarar.

Precisamente ese discurso continuado ha permitido el hallazgo de ciertas pruebas, -la pistola y la camiseta del acusado-, lo que el fiscal ha denominado como «suerte por encontrar tan pronto al culpable» frente a la «mala suerte de José María y Belén esa noche».

Por último, y sobre el último delito del que se le acusa, -tenencia ilícita de armas- el informe pericial revela que el acusado disparó un arma porque se hallaron residuos del disparo en sus manos y que, tras la aportación que la Guardia Civil hace a los agentes de la Policía nacional, se descubre que el acusado no tiene licencia de armas. La identificación balística es otra de las aportaciones del fiscal para tratar de demostrar los hechos: la munición que se encontró en la casa del sospechoso corresponde con la pistola que se utilizó en el tiroteo y recuerda la prueba de residuos de disparo en las manos del acusado y en la camiseta que portaba el acusado ese día. «No hay nada que haga dudar de la culpabilidad del acusado», apunta.

El fiscal remarca que el acusado es culpable de asesinato, -ya que la víctima estaba indefensa- porque los disparos fueron por la espalda y una vez que estaban tendidos en el suelo. Además, en ningún momento advirtió de su presencia para que las dos víctimas, una mortal y otra herida grave, tuvieran alguna posibilidad de defensa.