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La mejora de la curva que hacen los autobúses en la calle San Pablo, planteada hace sólo unos días, va perdiendo peso a pesar del riesgo evidente que corren los peatones que circulan por la acera cuando llega el bus urbano o el metropolitano. Al girar, los vehículos casi rozan el muro de la torre de los Anaya, lo que requiere una solución para la que una de las ideas era mejorar el alumbrado.
Sin embargo, la mejora de este cerrado giro de calles por el que pasan decenas de autobúses todos los días renuncia a incrementar el alumbrado tras considerar los técnicos municipales que el que tiene es suficiente, y a pesar de las propuestas para iluminar mejor la zona y reducir el riesgo para los peatones en condiciones de menor visibilidad, como en horario nocturno.
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La curva que hacen los grandes vehículos entre dos monumentos es uno de los puntos críticos del tráfico en el centro histórico. Al girar, las carrocerías de los autobúses de numerosas líneas sobrevuelan ampliamente sobre la acera. A veces parece que el bus va a acabar en el interior de la torre de los Anaya.
Lo único que separa a los peatones, salmantinos y turistas, de la circulación de los autobúses es una línea blanca desgastada que marca lo que es la calzada, pero que se interna claramente en la acera. No hay separación física alguna entre acera y calzada y las situaciones de riesgo son constantes.
Para paliar la situación, se ha decidido modificarla para arreglar su firme en aras de una mayor seguridad. La concejalía de Fomento tiene previsto realizar una actuación el próximo verano que consistirá en sustituir la losa de granito sobre la que se ha pintado la línea por adoquín que forme parte de la acera y que ayude a delimitar el paso peatonal, aunque no va a ser sencillo porque sitio hace falta y el paso se estrecha notablemente. También servirá para arreglar el pavimento, donde hay losas rotas que se han sustituido ya por aglomerado.
Sin embargo, en el seno de la comisión de Fomento se había propuesto ir más allá. La idea era aportar algún tipo de iluminación, ya sea con luminarias o sobre la calzada, para conseguir una mayor visibilidad de los peatones y que la señalización sirva para avisar del estrechamiento. Todo para que la curva más estrecha del centro histórico no sea un peligro.
Sin embargo, los técnicos municipales del área de alumbrado, que ya han analizado la situación, consideran que lo que hace falta en el lugar no es más iluminación. Cuenta con tres puntos de luz que forman parte del alumbrado a los que hay que sumar la luminosidad que aporta la iluminación artística presente en los monumentos.
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