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La primera jornada del juicio por la muerte violenta en Santa Marta de Tormes de Yess María Pérez Quejada la madrugada del día de Reyes de 2023 llegó este mediodía con la declaración de los primeros testigos. Tras la exposición de los hechos por parte del fiscal jefe y los abogados de la acusación particular y la defensa, y la petición del acusado de declarar en último lugar, la primera persona en mostrar su versión de los hechos ha sido la madre de la víctima para asegurar entre lágrimas que lo había pasado muy mal y que volver a revivirlo en el juicio era muy doloroso para ella.
Tras ella, declaró la pareja de Yess María en el momento de su muerte, quien reconoció que sabía que ejercía de forma esporádica la prostitución y que enviaba dinero a su familia cuando lo conseguía.
En tercer lugar, las declaraciones de los amigos del acusado sí sirvieron para dar a conocer algunos de los detalles de lo que sucedió esa noche, aunque el fiscal insistió una y otra vez que para haber estado hablando con el acusado varios minutos, los dos amigos que hablaron con él se acordaban «de muy poco».
El primero de ellos afirmó que cuando le llamó D.G.M. estaba dormido y le despertó la llamada. Reconoció que no entendía muy bien qué es lo que le estaba contando su amigo. «Estaba muy nervioso, solo me hablaba de sangre, de una mujer, de que no sabía muy bien que había hecho. Y yo, que me tenía que ir a trabajar, le dije que llamase a otro amigo que al día siguiente ya hablaríamos con mas calma», afirmó, añadiendo que no había visto la imagen que le envió por WhatsApp, en la que se veía la sangre y a la mujer en el suelo «hasta el mediodía del día siguiente».
Otro de los amigos aseguró que no vio que el acusado le había llamado de madrugada ni los mensajes en el WhatsApp hasta que se levantó al día siguiente. «Al levantarme vi que se había intentado poner en contacto conmigo y le mandé un mensaje, pero al ver que no le llegaban llamé a un amigo, que me dijo que había pasado algo», señaló en su declaración. Además, confirmó que tras añadir saldo en el teléfono del primero de los amigos vieron las fotografías y decidieron acudir a la Guardia Civil.
Finalmente, el tercero de los conocidos con los que intentó contactar el acusado, afirmó que cogió la llamada de madrugada y que tampoco entendía muy bien que le decía. «Parecía drogado. Me decía algo de que había tenido un problema con una mujer y yo le dije que llamase a la Policía. También vi unas fotos en el WhatsApp pero no sabía si eran bajadas de internet o las había hecho él, pero no me creía nada», declaró. Además recordó algunos de los mensajes que intercambiaron en el que le insistía que fuese a la Policía y el acusado le reconocía que le había dado «cuatro ostias bien dadas y la había puesto en sus sitio».
En ese momento, el fiscal solicitó que se proyectase el duro vídeo en el que podía verse a la mujer aún con vida, con la cara amoratada, llena de sangre y en la que podía escucharse al acusado hablando de lo mal que olía en la habitación. «Yo no me creí lo que veía en el vídeo. No sé porque me lo mandó a mi. Yo ya por la mañana le dije a mi hijo que viese las imágenes y me dijese si eran reales o un montaje y mi hijo me confirmó que eran reales», aseguró, insistiendo en que le pidió en más de una ocasión que llamase a la Policía.
Tras la declaración de los amigos con los que intentó contactar D.G.M., habló una de las vecinas del acusado. Recordó que se despertó al oír voces ,«que no eran las de su exmujer, con la que había discutido en otras ocasiones» y después «escuché un fuerte golpe y deje de oír a la mujer, ya solo se escuchaban golpes secos de manera esporádica. Se escuchaba hablar solo al acusado como si estuviese hablando por teléfono con alguien. Yo pensaba que la mujer se había ido. Además en un momento se comenzó a escuchar música», sentenció.
Otra de las vecinas del acusado, que afirmó que no conocía a la víctima, señaló que se estaba «quedando dormida» cuando escuchó «un estruendo, un golpe seco», que pensó que «venía de la calle». «Después escuche como daban voces y discutían dos personas, un hombre y una mujer, pero no entendía nada. Después escuché otro golpe fuerte y seguía pensando que era en la calle. Poco después se sentían golpes como con un palo. Daban unos cuantos golpes, paraban y seguían después. Yo pensaba que estaban de fiesta. Después ya me quedé dormida», finalizaba.
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