Hoy es el Día Mundial de la Infancia, un día en el recordar más que nunca los derechos de los niños. Y uno de ellos es el cuidado. Por eso, Cruz Roja ha elegido esta fecha para el encuentro anual de sus familias de ... acogida en Salamanca.
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En lo que a acogida de menores se refiere existen dos tipos: la acogida extensa y la acogida externa. La acogida extensa es aquella en la que, cuando un niño no puede ser cuidado por sus padres, su tutela pasa a otros familiares como tíos o abuelos. En cambio, la acogida externa es la de personas ajenas al niño; esta es de la que se encarga Cruz Roja, con la ayuda de la Junta de Castilla y León.
«El objetivo de este encuentro una vez al año es que todas las familias que acogen tengan un punto de formación», explica Cynthia Alonso, responsable de comunicación de Cruz Roja, sobre ese evento, al que además de técnicas de familias de acogida o la gerente de asuntos sociales, también se han sumado profesionales como psicólogo para solucionar posibles dudas. «Después también hay un cóctel para que las familias puedan conocerse y compartir experiencias unas con otras», señala.
«Es un paso difícil», opina Alonso. «Las familias tienen que ser conscientes de que en algún momento van a dejar de ver a esos niños, de que formarán parte de su historia, pero ya está. Son familias terapéuticas», dice.
La historia de Nieves como familiar de acogida se remonta a hace once años y a una casualidad: vieron un cartel sobre el tema y pensaron que ellos podrían ser una de esas familias. «Creemos que tenemos mucha suerte de que nos hayan querido y cuidado y podemos transmitir eso a otros», cuenta. Fue entonces cuando se pusieron en manos de Cruz Roja. Este proceso consta de formación para la futura familia de acogida y de evaluaciones a los miembros de esta y a su entorno más próximo.
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Ella ya ha acogido a diez niños y considera que «el poder acompañar y darle cariño a un niño es lo más gratificante». «Siempre recibes más de lo que das», asegura.
Nieves
Familia de acogida
Aunque afirma que «esto no es fácil, ni todo una película de Walt Disney, no todo es bonito». «Tú lo recibes con toda tu ilusión, pero estos niños vienen de muchas dificultades, a veces están ante la expectativa de cómo seremos, de qué queremos… y ellos quieren a sus padres, porque, sean como sean, es lo que han vivido y conocen», explica.
«Poco a poco hay que hacerles ver que hay otro modelo de vida y que hay amor y cariño, de otra manera, no que no se lo den sus padres: ellos le dan lo que pueden y cómo saben, aunque a veces no sea lo mejor», dice Nieves, quien cree que a veces hay que «enseñarles a vivir en familia».
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Puede acoger cualquier persona o unidad familiar, con o sin hijos, monoparental o biparental, sin importar el género de sus miembros o su estado civil.
Puedes participar a tiempo completo o parcial (fines de semana, días intermitentes...). Recibirás orientación, asesoramiento y apoyo tanto para el menor acogido como para la familia, así como la compensación de los gastos de manutención del menor.
Puedes contactar con Cruz Roja para ofrecerte para acogimiento familiar llamando al 012 o con un email a familiasacogidacyl@cruzroja.es. Para más información, visita www.cruzroja.es/familiasacogidacyl o https://serviciossociales.jcyl.es/
Sobre el momento de decir «adiós», Nieves lo define como «un sufrimiento feliz». «He tenido niños en mi casa 18 o 20 meses y, por mucho que te lo prepares, es un sufrimiento cuando se van. Pero también feliz, porque sabes que se va a su futuro, a su vida, a su camino», asegura.
Para Nieves, la ayuda de Cruz Roja (que como explica Elena y Sonia, técnicas de acogida de la entidad es «durante todo el proceso, incluido cuando el menor deja su familia de acogida») es imprescindible. Y también lo son esto encuentros. «La importancia de juntarnos es saber que hay muchas dificultades y a veces otras personas no lo entenderían, pero con personas que hacen lo mismo que tú es más comprensible», defiende.
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Para explicar lo complejo del tema y la labor de los profesionales en él, relata un episodio concreto de su experiencia: «Yo había escuchado hablar de niños con maltrato físico o psicológico, pero no es lo mismo leerlo, que no conoces al niño, que tenerlo en casa», confiesa. «Una cabeza normalizada no puede entender que le pasen esas cosas a un niño, necesitas ayuda psicológica. Primero te tienes que cuidar tú para poder cuidar a un niño. Mi familia necesitó ayuda psicológica», dice.
Pero para ella, lo malo no elimina todo lo bueno y anima a todo el mundo a informarse y valorar esta opción, porque «todos tenemos un huequecito en nuestra casa y en nuestro corazón para un niño».
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