El corazón del Ejército de Salamanca que no se mueve de Valencia tras la DANA

Los muros que parecen cernirse sobre la figura del Ejército son tan altos como los del Cuartel General del Mando de Ingenieros de Salamanca. Su seriedad, respeto y jerarquía les convierten en personas a priori poco accesibles, pero de la misma manera que los muros del Cuartel desaparecen con una sonrisa de bienvenida, su figura se humaniza en las mayores catástrofes.

Sorprendieron a muchos durante el periodo de pandemia, pero eran los más esperados en las inundaciones de Valencia. Su labor comienza con una orden y acaba por construir puentes o simplemente ayudando a una anciana a cruzar la calle. «Nuestra razón de ser es ayudar a la población», señala el Brigada Navas. Él, junto a otros compañeros, ha partido esta semana para dar relevo a aquellos que siguen día a día levantando Valencia. Salamanca está desde el primer día y lo hará hasta el último.

El Brigada Navas participó en la construcción de un un puente tipo MABEY para facilitar el paso de vehículos de emergencias en la loclaidad de Picanya tras la DANA. Una tarea que, de nuevo, empezó con una orden y acabó con un emotivo gesto. Del puente cuelga una sábana blanca en la que se puede leer 'Gracias Salamanca' y un corazón.

«Además de los trabajos del puente, hemos hecho otro tipo de labores. Actualmente, se llevan a cabo labores de limpieza, por ejemplo, o habilitación de caminos para acudir a lugares de cultivos, así como limpieza de viales en general. Yo despliego este miércoles y actuaremos en una explanada de Paiporta dentro del casco urbano, donde había quedado material y escombros y están tratando de recuperarse», explica.

Casi tres meses después de la catástrofe la presencia del Ejército induce a la todavía necesidad que impera en Valencia. «Si nosotros estamos allí es porque evidentemente somos necesarios. No podemos entrar en valoraciones de otro tipo. Si se solicita nuestro apoyo es que hace falta que estemos. Nosotros estamon 'on call' siempre pendiente de ser desplegados», continúa.

¿En qué consiste en concreto este nuevo relevo? «Seguimos con el mismo impulso. La UME nos seguirá asignando los trabajos a realizar y, sobre todo, rehabilitación de viales, limpieza de zonas, etc».

En cada una de las catástrofres acontecidas en los últimos años, las redes sociales han hecho virales multitud de imágenes de personal del Ejército en su lado más humano. ¿Qué opinión le merece? «Nuestra vocación es ayudar a la población y más a nuestros ciudadanos, tanto si se hace en el extranjero y con más razón en territorio nacional. La satisfacción de ayudar a los demás nos llena de orgullo. Principalmente, en la pandemia, que lo viví en primera persona, vi la cercanía de la sociedad. Pero no actuamos porque nos den las gracias, sino porque es nuestra vocación y labor».

Y continúa: «Siempre he tenido la sensación de que el Ejército transmite, sobre todo, tranquilidad. La población no está tan acostumbrada a interaccionar con el ejército, ya que salvo catástrofe no estamos de forma tan cercana. Y estaremos siempre que sea necesario. Hasta donde sea necesario».

Y ese final, nunca se sabe. Conocen cuando llegan pero no cuando se van. «Nosotros no podemos valorarlo porque no es nuestra función. Hasta que se nos ordene estar allí, estaremos y si estamos ahora es porque se nos necesita», aclara.

No todo se puede entrenar y hay situaciones ante las que ni siquiera un militar puede contenerse: «Todos tenemos nuestro corazón y hay momentos que te tocan la fibra, sobre todo, ver el sufrimiento de la gente. Pero es un aliciente, vas a ayudar y lo que quieres es seguir animando.

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