El día 6 de diciembre es festivo en toda España desde el año 1983. ¿El motivo? Honrar la Constitución española, el texto más importante del ordenamiento jurídico español y en el que se recogen las libertades y deberes de los ciudadanos. ¿Saben los salmantinos ... responder a algunas preguntas sobre esta Carta Magna?
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La sociedad española sometió a votación, mediante referéndum, la actual Constitución española el 6 de diciembre de 1978. Un 61% de los ciudadanos acudieron a las urnas en aquella ocasión y, de estos, un 87,78% usó su papeleta en favor del texto, lo que supone un apoyo del 58,97% del censo electoral total.
Ese mismo día, se ratificó el resultado y el 29 de diciembre entró en vigor la Constitución. El presidente en el Gobierno durante este periodo (de preparación, votación y aprobación) era Adolfo Suárez, el primer presidente de la democracia española, bajo el reinado de Juan Carlos I.
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La Constitución española de 1978 es una de las más extensas de Europa, con 169 artículos, divididos en diferentes títulos y capítulos. En ella se recogen los principios principales de la nación española, entre los que se encuentran las funciones de la Corona o la composición del Gobierno, pero también derechos y deberes fundamentales de toda la sociedad. En el artículo 18, por ejemplo, recoge el derecho al honor, la intimidad personal y familiar y la imagen de todos los ciudadanos, mientras que el artículo 20 consolida el derecho a la libertad de expresión e información.
Esta Carta Magna llama también la atención en otro aspecto al compararla con las de otros países europeos. Mientras la Constitución alemana ha pasado por más de 50 reformas, y la italiana la sigue con casi 40, la Constitución española solo ha sufrido dos reformas desde su entrada en vigor. La primera fue en 1992, para cambiar el derecho de sufragio con respecto a los extranjeros, con el fin de adaptar la ley española al Tratado de Maastricht. La segunda llegó en 2011 y también para cumplir con medidas de la Unión Europea: se sumó al texto el concepto «estabilidad presupuestaria».
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Como última curiosidad decir que, para asegurar la correcta redacción de la Constitución, su supervisión se encargó a uno de los escritores más importantes de las letras españolas. Alguien con nada más y nada menos que un Premio Nobel de Literatura a sus espaldas: Camilo José Cela. Asimismo, también fue uno de los participantes de los debates previos a la aprobación del texto.
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