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La Aldehuela ha estado ligada al ocio de los salmantinos desde hace décadas. En los años 70 sus playas refrescaban el verano de muchos ciudadanos que acudían para disfrutar de un baño y pasar la tarde.
Posteriormente ha ido albergando otras actividades, como el rastro ... de los domingos y las Ferias, que llenan de atracciones este entorno cada mes de septiembre.
Además, especialmente con el buen tiempo, dar una vuelta por La Aldehuela y tomar algo en los chiringuitos es otra afición que comparten muchas personas en Salamanca. Y aunque está prohibido, también hay quien sigue dándose un chapuzón los días más calurosos.
Pero toda esta afluencia de público, que en muchos momentos es multitudinaria, viene acompañada muchas veces de actitudes incívicas como lo es el abandono de residuos en cualquier parte.
Pasear por la ribera del Tormes en este tramo un domingo estival por la tarde, tras el trasiego del fin de semana, supone encontrar desde latas a pañales, toda clase de envases plásticos de aperitivos y bebidas, botellas de vidrio y heces de perro, entre otros.
Para mantener en buen estado La Aldehuela, el Ayuntamiento de Salamanca cuenta con los servicios de tres empresas. La limpieza de las aceras corre a cargo de FFC. En los espacios ajardinados, esta tarea corresponde a La Encina, que se encarga de ello con una periodicidad diaria de lunes a viernes. Finalmente, de la limpieza de las playas se ocupa la Fundación Alcandara-Proyecto Hombre, que desarrolla estas labores los lunes, martes, jueves y viernes.
Es cierto que los lunes, tras el paso de los servicios de limpieza, la situación es muy diferente. Este entorno se encuentra mucho más limpio. Pero no completamente. En el suelo y entre la vegetación siempre queda oculto algún residuo. Y de entre todos hay uno que es especialmente preocupante tanto por su cantidad como por su capacidad contaminante: las colillas del tabaco. Se pueden contabilizar por cientos.
Según la OMS, una colilla tarda cerca de 10 años en desaparecer. Los filtros contienen microplásticos y son la segunda principal fuente de polución por plástico del planeta. Pero no solo eso. Contienen más de 7.000 químicos tóxicos que degradan el entorno. En el caso de que queden en la tierra, estos elementos dañan e impiden la vida de microorganismos, insectos y otros animales, perjudicando al ecosistema.
Pero en lugares tan sensibles como el entorno y las playas de La Aldehuela, en pleno cauce fluvial, con el viento, la lluvia o el aumento del caudal del propio río, miles de ellas terminan en el Tormes. Dos tercios de las colillas que se tiran al suelo en todo el mundo terminan en el mar. En ocasiones los animales las confunden con alimento, lo que puede ocasionar incluso su muerte.
La falta de educación ambiental sobre los peligros de las colillas y la normalización social de tirar este residuo al suelo son las principales causas de este problema.
Una vez más, educar es la mejor herramienta para intentar atajar este tipo de problemas. Todavía hay que recordar a los ciudadanos cuestiones tan básicas como que tirar basuras, y especialmente los más contaminantes, supone un gran problema tanto para nuestra salud como la del entorno.
Pero también ayuda darle facilidades a los ciudadanos. El Ayuntamiento de Salamanca inició en mayo la instalación de 339 papeleras cenicero en distintos puntos de la ciudad en los que se había detectado una mayor presencia de estos residuos.
El Comité Antinuclear y Ecologista considera que los servicios municipales «deben ponerse en el lugar de los infractores, fumadores y desaprensivos, y poner papeleras en los lugares preferidos de la gente poco respetuosa. Con el tiempo se acostumbrarán a usarlos, es cuestión de mucha paciencia. Pero si no tienen papeleras y ceniceros a mano tienen la excusa perfecta para ellos».
Además aseguran que para reducir la posibilidad de que las colillas y los plásticos acaben en el río, en el País Vasco en paseos y puentes una especie de zócalos.
No obstante, la colocación de papeleras o cualquier otro elemento de mobiliario urbano cerca de los ríos no puede hacerse de forma arbitraria ni estar demasiado cerca del cauce para evitar riesgos durante posibles riadas.
Desde septiembre del año pasado se puede fumar en las terrazas en toda Castilla y León. En el suelo de las terrazas de los chiringuitos también se notan las consecuencias negativas de esta acción. De nuevo más colillas.
Pero no es la única muestra de falta de civismo que se puede ver junto a estos establecimientos. En los días soleados en La Aldehuela no es raro ver junto a los primeros chiringuitos, a la altura del recinto ferial, coches aparcados. En ese espacio de tierra no está permitido el aparcamiento y en el ferial antes mencionado (que en estos momentos está ocupado por el circo y las atracciones) habitualmente hay mucho espacio para aparcar. ¿Por qué entonces atravesar la acera utilizando como rampa el paso de cebra para estacionar junto a los chiringuitos? Principalmente por la sombra de los árboles.
Si para las colillas se puede tratar de dar facilidades a los ciudadanos, para las encontrar sombras algunos se las apañan de formas un tanto atípicas. No obstante, queda constancia que las necesitan.
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