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Paco, el dueño de la carnicería y arriba en el círculo la fachada del negocio. José Manuel García
Negocios de toda la vida

La carnicería de 1992 que resistirá con el arrojo de una segunda generación

Pascual & Ramos, en el barrio del Oeste, se inauguró hace más de tres décadas y su fundador prepara el relevo de su hija

Laura Linacero

Salamanca

Lunes, 14 de octubre 2024, 11:03

Se saben el nombre de todos sus clientes habituales. Saben cómo quieren el pollo cortado y qué cliente suele comer los sábados albóndigas. Saben de sus gustos cárnicos y también de su vida personal. Porque así son las carnicerías de barrio, que entre pedido y pedido también hay un poco de terapia. Eso es precisamente lo que hace de la carnicería Pascual & Ramos, ubicada en la calle Wences Moreno, un establecimiento de referencia para muchos vecinos de la zona después de más de treinta años.

«Yo la cogí en 1992, la reformé y empecé con ella desde cero», recuerda Paco, que tiene una jubilación activa para echar una mano a su hija, la segunda generación del negocio. Ana será quien continúe con el negocio y es una de las pocas excepciones que se ven en los comercios tradicionales de la capital: la continuidad familiar de un negocio. «Ella se ha querido arriesgar y yo le intento ayudar porque la cosa no está muy bien», asegura Paco.

Una de las razones que justifican esta valoración del panorama es la dificultad para encontrar personal en la carnicería. «Ni profesionales ni no profesionales, no se encuentran ni carniceros ni gente que quiera aprender», lamenta Paco. En épocas más fuertes, como la campaña de navidad que se aproxima, esta falta de personal se hace aún más evidente. «Después de tantos años ya no nos pilla de sorpresa, intentamos estar preparados y salir del paso como se puede», asegura.

Adaptación a las nuevas tendencias

Después de más de tres décadas al frente de una carnicería, Paco es muy consciente de cómo han evolucionado los gustos y las necesidades en lo que a la alimentación se refiere. «Ahora les gusta más las cosas preparadas mientras que antes lo que más se compraba era la carne fresca», recuerda. Las nuevas generaciones ya no cocinan pucheros ni grandes guisos sino que apuestan por algo más cómodo y rápido. «Antes también se reunía más la gente y eran más las personas que comían cada día juntas; ahora ya es mucho más individual», asegura.

«Ahora gusta más las cosas preparadas mientras que antes se compraba más la carne fresca»

Un cambio de tendencia que, sumado a una mayor competencia de las grandes cadenas de supermercados, dificulta la fidelidad de las carnicerías de toda la vida. Sin embargo, en Pascual & Ramos intentan que para los jóvenes, lejos de ser un complicación el comprar en una carnicería, sea una facilidad añadida. «Vienen y les aconsejamos para que se lleven lo mejor en función de lo que quieren», asegura.

Así, cuidan también a esa clientela 'novel' que el día de mañana serán los clientes de siempre. «Yo en el barrio he visto venir a mujeres embarazadas y que esos bebés, ahora sean los padres de un niños que también vienen a la carnicería», comenta orgulloso Paco.

El as de la cercanía

Muchos de los negocios tradicionales ven como la venta por internet complica su continuidad. En el sector de la alimentación, también existen plataformas que hacen entregas a domicilio. Sin embargo, la compra de carne online aún no está tan afianzada como otros artículos. «Nosotros preferimos el trato con el público y ellos se dejan guiar por ti porque confían en lo que les aconsejes», apuntan. Una relación de confianza que va más allá del aspecto profesional.

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