Todas las caras de la plaza más noble de Salamanca en 30 años de proyectos fallidos

La reforma de la plaza de Los Bandos es la asignatura pendiente de todos los alcaldes que ha tenido Salamanca desde finales del siglo XX. Ni Julián Lanzarote ni Alfonso Fernández Mañueco, ni tampoco hasta ahora Carlos García Carbayo, han tenido éxito en la tarea, y sí sonoros tropiezos. Eso sí, son inherentes a la historia y tradición de la que fue la plaza de las contienda, uno de los lugares con más raigambre del casco histórico.

A pesar de ello, hace años que pide una reforma sin que nadie haya sabido qué hacer exactamente, al menos, a tenor de la larga lista de proyectos fallidos. Es un lugar sensible donde se han cometido errores de bulto que pudieron costar muy caros, como intentar (dos veces) hacer un parking en su subsuelo o el proyecto para pavimentarla de granito y cambiar sus jardines por parterres triangulares con lo que el exacalde Mañueco definió como «arbolitos» (sic) en un proyecto que acabó de la peor manera: con el rechazo social y un largo período de espera.

Este lunes, el Ayuntamiento de Salamanca quiere acabar con la indefinición de los últimos años y anunciará un diseño más, puede que el definitivo, para la reforma de esta emblemática plaza. Rodeada de palacios, en los últimos años ha experimentado un auge al ocuparse todos los edificios que tenía vacíos con nuevas sedes que concentran aquí lo más granado de la ciencia y las letras, combinada con su faceta secular de centro del dinero en la ciudad.

El reparto de su perímetro está cerrado con éxito y se redondeará con la apertura del museo de la Ciencia del CSIC que se hará próximamente, instalado en la casa de María la Brava, uno de los inmuebles con más historia. Pero el centro del escenario, la plaza en su sentido más estricto, languidece desde hace años con poco o nulo mantenimiento y un constante deterioro.

Sus calles laterales llenas de baches, la pérdida de árboles, el pavimento roto y perforado por la instalación de carpas, la suciedad de su bonita balaustrada con banco en el lado de la calle Zamora... Los Bandos ha sufrido como un vagón en vía muerta y el resultado es que «no está en relación con su entorno urbano y arquitectónico y se ha convertido en un espacio decadente y carente de uso», como se reconoce en el concurso abierto para su reforma.

Son numerosos los proyectos que, desde 1996, han planteado cambios más o menos profundos en la plaza. Ahí arranca una consecución de ideas e iniciativas que se quedaron en los planos. El intento más relevante, el asociado a la construcción de un parking subterráneo que fue desistido tras años de intentonas municipales y que puso en riesgo incluso la declaración como Ciudad Patrimonio de la Humanidad.

Se intentó por dos veces, con dos diseños diferentes que incluían las salidas de aireación, las escaleras de acceso peatonal y las rampas de entrada y salida. Aquello se intentó por dos veces, la última, con un colorido diseño de arbolado, ya que renders sobre el aspecto que tendría. Fue la penúltima ocasión en la que se presentaría un proyecto. Estos son todos los conocidos.

El detonante para intentarlo otra vez data de 2016. El entonces alcalde Alfonso Fernández Mañueco anunciaba un proyecto para reformar la plaza. Su nuevo diseño no gustó a nadie, con pavimento oscuro, pequeños jardines triangulares, mucho granito... El presupuesto, 1,2 millones, pero la oposición a que se hiciera obligó al exalcalde a rectificar y anunciar una comisión que lideró su entonces socio, C's, para decidir la reforma de la plaza.

Desde entonces, ningún resultado, más allá de la opinión en una consulta que planteó que no se moviera el busto de Carmen Martín Gaite, mantener los árboles y los elementos arquitectónicos e intentar hacerla accesible, sin escalones, y peatonal por sus franjas. La comisión formada pasó sin solución y se abrió un concurso que puede acabar con la solución definitiva.

Cuando se conozca el diseño ganador del mismo, se desvelará la incógnita del nuevo aspecto que tendrá, pero ya sabemos que no cambiará mucho porque hay una serie de requisitos. La plaza será accesible, con lo que se despedirá de sus escalones y renovará su pavimento; incorporará la peatonalización de sus calles laterales, que llegarán hasta Íscar Peyra.

Tendrá que incorporar, obligatoriamente, «una fuente ornamental» en «una posición realzada» dentro de la plaza; conservará la estatua de Carmen Martín Gaite, algo que ya se pidió en su día en una consulta durante los trabajos de la primera comisión formada para la reforma; mantendrá la estación de préstamo de bicis y se buscará la mejora posición para los contenedores de basuras y la «isla ecológica».

Se renovará toda la obra pública, empezaron por los pavimentos que se encuentran en un avanzado estado de envejecimiento y deterioro y todas las dotaciones públicas (abastecimiento, riego, saneamiento, energía eléctrica, comunicaciones, alumbrado público y gas).

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