Los bluf en los que se retrata Salamanca, de los jeques al esquí de fondo

Félix Oliva

Salamanca

Domingo, 19 de febrero 2023 | Actualizado 20/02/2023 13:51h.

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Una Expo internacional como la que tuvo Sevilla, empresas tecnológicas que contratan a miles de estudiantes, fundaciones benéficas que apuestan por la I+D+i, una nueva ciudad deportiva, un puerto para llevar mercancías por el Duero hasta Oporto... Y ahora, la 'nueva Dubái', una ciudad-parque de atracciones con elementos tan llamativos como un teleférico y que tiene muy difícil hacerse realidad. Algo que no es nuevo en la provincia, acostumbrada a grandes anuncios en los que hay tanta o más fantasía que la desplegada en la 'Salamanca de los jeques', proyectos avalados con entusiasmo por las instituciones cuando no directamente pagados de dinero público, pero que acabaron en poco o nada... y que costaron millones.

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Las inversiones para sacar a Salamanca del furgón de cola son una constante en la que la provincia y sus instituciones se retratan una y otra vez. Todos los gobiernos de uno u otro color y muchos empresarios y mandatarios han vendido alguna vez soluciones para traer desarrollo a la provincia. Hablamos de retratos porque en estas ocasiones no faltan nunca las fotos de quienes respaldan, apoyan, impulsan o, simplemente, se arriman a la llamada de un posible éxito que casi nunca se produce. De haber fructificado muchos de ellos, la ciudad gozaría de infraestructuras, industrias y equipamientos a un nivel muy superior del actual.

La historia reciente está repleta de proyectos que no fraguaron y que, vistos con algo de distancia, igualan o superan lo visto en el reciente congreso de Peace City World. En todos los casos, la foto de turno hace, con algo de perspectiva, flaco favor a los que se ponen delante del foco y nos hacen preguntarnos «¿a quién se le ocurrió esto?». Si entre una idea de éxito y un proyecto fracasado hay una delgada línea, pocas veces la provincia ha logrado cruzar al lado triunfante.

El socialista José Luis Rodríguez Zapatero concurrió a las elecciones de 2004 con el denominado Plan del Oeste, un paquete de medidas contra la despoblación de las provincias occidentales del país. Prometía 80.000 empleos y cuantiosos incentivos con una inversión cercana a los 3.000 millones de euros.

El plan cumplió algunas medidas, como la finalización de las autovías, pero dejó perlas como la construcción de una pista entre La Covatilla y el Travieso para hacer esquí de fondo, el parador de El Bosque de Béjar (el ministro bejarano Jesús Caldera había apadrinado el plan), una Expo Universal en Salamanca, conexiones ferroviarias que todavía a día de hoy no están finalizadas o convertir Matacán en aeropuerto de carga. Solo cumplió con las autovías y, en los últimos años, se han ido descartando muchas de aquellas ideas por imposible tras años de intentos.

En mayo de 2014 desembarcaba en Salamanca el grupo UST Global, una empresa estadounidense que iba a montar en la ciudad un Centro de Excelencia en Big Data & Advanced Analytics, con 26 trabajadores como punto de partida y hasta 3.000 empleos y un edificio propio como aspiraciones de futuro.

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La iniciativa venía avalada por el expresidente de México Vicente Fox y contaba con la garantía de la Usal y de empresarios como Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola). La cifra se convirtió pronto en 100 empleados, pero ahí se quedó. La empresa tiene varias sedes en España, pero la de Salamanca está en la pequeña Teso de San Nicolás y no es ningún edificio propio. En teoría, el parque científico iba albergar su sede central en España.

La iniciativa se presentó en 2004 con 18 millones de euros de fondos aportados por el empresario Mariano Rodríguez, propietario de uno de los mayores grupos empresariales de Salamanca por entonces. El objetivo era «apoyar iniciativas empresariales que ya existen y crear otras nuevas».

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En enero de 2013 se declaró en concurso de acreedores voluntario por insolvencia, arrastrada por la crisis de la empresa matriz. Dejó un edificio a medio construir en el parque científico de la Usal, que todavía está pendiente de resolver.

A principios de los años 90 del pasado siglo, las autoridades de Salamanca decidieron recuperar la actividad de transporte de mercancías fluvial que se desarrollaba en el Oeste de la provincia hasta el siglo XIX. En 1995, se construye un nuevo muelle en Vega Terrón por 3 millones de euros, pero surgen problemas con Portugal por la navegabilidad. A pesar de ello, en 1997 se concede la explotación a una empresa para que atraiga tráfico de mercancías. En 2011 se monta un centro de recepción de visitantes por 400.000 euros para acoger a los barcos turísticos que llegan, la mayoría, al cercano municipio luso de Barca d'Alva.

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En 2015 se descubre que la empresa concesionaria no ha pagado el canon establecido ni una sola vez en casi 20 años de explotación: la deuda ronda los 500.000 euros. Y no se ha generado ningún tipo de tráfico mercantil. La Diputación, dueña del muelle, intenta recuperar el dinero y romper el contrato, pero la justicia da la razón a la empresa porque nunca en 20 años se le reclamó nada. Todavía en 2018 se intentaron vender las bondades de la idea en una visita de mandatarios españoles y portugueses. Se sigue intentando sacarle rendimiento, sin éxito.

El proyecto de crear un club para tomar el relevo de la extinta UD Salamanca ha sido una mina de espectativas incumplidas. El histórico club desapareció hace una década dejando una importante deuda que Hacienda todavía relama (13 millones de euros). La sociedad Desarrollos Empresariales Deportivos, con Manuel Lovato al frente, compró el estadio Helmántico por un millón de euros y ha ido adquiriendo el escudo, el himno y otros símbolos.

Ascendió para jugar en Segunda B la temporada 2017/2018 y en el partido del ascenso su presidente anunció que reformaría el Helmántico y que construiría una nueva ciudad deportiva. Nada de eso ha ocurrido: en su lugar, el mítico estadio de la UDS languidece y el proyecto del mexicano es un rosario de entrenadores despedidos y problemas.

La 'Salamanca de los jeques' es una de las últimas aventuras en las que el nombre de la ciudad se ve vinculado a grandes proyectos. En este caso, la llegada de una inversión de 15.000 millones de euros (en otras fases del proyecto se habló de 50.000) que cambiaría por completo la capital y su entorno para convertirla en una gran urbe innovadora. El proyecto contempla integrar todos los municipios de la zona y equipamientos tan curiosos como un telesilla.

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El proyecto se puso de largo en un congreso de la organiación Peace City World en Salamanca con la asistencia de inversores árabes, pero ahí empezaron los problemas. Un asesor municipal, el encargado de captar inversiones y que había impulsado la idea, es despedido acusado de falsificar su título de Economista, del que carecía. Esto le cuesta el puesto al concejal de Turismo, Fernando Castaño, y una comisión de investigación en el Ayuntamiento de Salamanca, que entierra la idea. Sin embargo, también hay informaciones que apuntan a que los inversores son reales y que el proyecto es posible.

Por ahora, el último caso de bluf en Salamanca, lo que la Real Academia define como un montaje propagandístico. Se trata del proyecto para investigar la cura de los cánceres más agresivos en la ciudad para, después, fabricar aquí los tratamientos. La iniciativa tiene el aval del prestigioso doctor Barbacid y dos millones de euros de la Junta, pero el proyecto ni siquiera se ha iniciado casi dos años después de presentado y parece que ya no lo hará. Por lo pronto, ha sociedad ha abandonado su domicilio de Salamanca, en el parque científico, donde nunca llegó a ocupar el laboratorio que se le reservó.