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El papa emérito Benedicto XVI falleció esta mañana de sábado, 31 de diciembre, tras varios días en los que su situación había sacudido a la opinión pública desde que el Papa Francisco pidiera una oración por su antecesor tras un rápido deterioro de su salud.
El pontífice realizó solo tres viajes oficiales a España como Benedicto XVI: Madrid en 2011, para la Jornada Mundial de la Juventud, Santiago de Compostela (como peregrino de la fe) y Barcelona en 2010 y Valencia en 2006 para presidir el V Encuentro Mundial de las Familias. Pero antes, hasta su elección como Papa en 2005, el cardenal, Joseph Ratzinger, visitó España hasta en seis ocasiones como presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Fue en su primer viaje cuando estuvo en Salamanca y lo hizo merced a su amistad con un teólogo abulense de la Universidad Pontificia: Olegario González de Cardedal.
Entre el 6 y el 9 de julio de 1989, viajó a Madrid invitado por la Universidad Complutense y clausuró un seminario de teología en los cursos de verano de El Escorial. Hizo además un recorrido por Ávila y Salamanca. En aquellas dos visitas Olegario fue su guía. El teólogo ya emérito de la UPSA fue el primero en traerlo a España y uno de los pocos que puede decirse su amigo.
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Pedro Ontoso
De hecho, cuando en 2005 fue designado como sumo pontífice, el teólogo de la UPSA desveló aquella primera visita menos conocida de Ratzinger a España en la estuvo en Salamanca y acudió a la Universidad Pontificia, donde firmó en el 'Libro de Oro' de la institución y estuvo en el domicilio privado del teólogo de Villanueva del Campillo (Ávila).
En la foto de la firma, distribuida en su día por la UPSA, se puede ver al entonces cardenal como Adolfo González Montes (obispo de Almería), José Ramón Flecha Andrés (catedrático de Teología de la UPSA); Santiago del Cura (profesor de la Facultad de Teología de la UPSA); secretario personal de Ratzinger; y Gerardo Pastor Ramos.
«Ratzinger vino por primera vez a España en 1989 y después en 1993, para hablar en los cursos de Teología de la Universidad Complutense que yo dirigía. Pero ha tenido mala fortuna entre la captura de unos grupos, que se lo quisieron apropiar afirmando que Ratzinger era la ortodoxia representada por ellos», comentaba hace unos años.
Cuando se produjo su renuncia como Papa en febrero de 2013, el teólogo Premio Castilla y León de las Ciencias Sociales y Humanidades ya advirtió sobre la mala salud como motivo de su decisión al verse incapacitado para cumplir su cometivo y alabó la determinación de «dejarlo con la sobriedad y la sencillez de unas palabras como las suyas; sin alharacas, sin gritos, sin llantos».
En aquel momento, González de Cardedal, amigo personal del Papa Benedicto XVI durante décadas, tildó la noticia de «impresionante» y recordó la última vez que vio al sumo pontífice el mes octubre anterior a su renuncia, durante la entrega de los Premios Ratzinger. «Me quedé conmovido porque comprobé que era un hombre mayor, con esa sensación y figura de hombre cansado, angustiado. Normal, si uno recuerda las grandes decisiones, problemas y disgustos que ha vivido en los últimos tiempos», apostilló.
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