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María Luisa, propietaria de La Polémica. José Manuel García
Bares con historia

El bar de Salamanca que irrumpió en la posguerra como alternativa a la hostelería más elitista

La Polémica es uno de los bares más antiguos de Salamanca y una tercera generación se esfuerza por mantener la esencia de sus orígenes

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 21 de diciembre 2024, 14:17

Cómo no va a ser un histórico si ya estaba abierto cuando estalló la Guerra de Corea, también cuando España ingresó en la ONU o cuando la muerte de Francisco Franco puso fin a casi cuarenta años de dictadura. Ya servía cafés cuando en las tertulias se hablaba del ingreso de España en la Unión Europea y se comentaba con ilusión la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Se han llorado los atentados de ETA y se ha brindado por ganar el Mundial de Fútbol. La Polémica nace durante la posguerra como un espacio cultural, social y de libertad política que buscaba ser una alternativa para la hostelería más elitista del momento.

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«En los años cincuenta se produce un cambio de local porque solo había los típicos mesones para gente de clase media-alta y algunos bares, como este, se abren a un público diferente con una base cultural muy fuerte», explica María Luisa, la tercera generación de este bar. Ni siquiera había nacido cuando La Polémica empezaba a escribir su historia y ahora es ella, sin embargo, la persona comprometida para que este local de Salamanca siga apuntando tantos en la ciudad. «Primero fue mi abuelo el que lo inauguró en la década de los 50 hasta que en los años 80 toma el relevo mi madre y mi tío y a principios del 2000 me hago yo con ello», apunta. Ya es un cuarto de siglo lo que lleva María Luisa detrás de la barra aunque se ha criado entre cafés.

Y, precisamente, ese sentimiento familiar y sentir el negocio como una herencia es lo que ella llama «el secreto de la permanencia». No sólo la permanencia del bar sino la permanencia en la rutina de los salmantinos. «He visto a gente conocerse aquí, casarse, tener hijos y divorciarse, al final hemos sido testigos de la vida de muchas personas», comenta María Luisa. Una espectadora durante años del ajetreo ajeno. Aunque la dueña de La Polémica es mucho más que eso.

Es la anfitriona que, en su casa, recibe a quien quiera pasar un buen rato o repasar un mal rato. «Es lo que intento inculcar a los camareros, y en eso he tenido mucha suerte porque me han entendido a la perfección, que piensen que somos anfitriones y que no sabemos por lo que puede estar pasando el cliente», explica. Trabajar durante buena parte de su vida de cara al público le ha llevado a desarrollar una empatía que trata de contagiar. «Quiero que la gente se sienta como en casa», asegura.

Galería de arte entre cucharillas

Esa es su gran responsabilidad. Hacer que lo que ha sido casa durante casi siete décadas lo siga siendo para las generaciones venideras. Por eso, la estética ha sido siempre del bar ha sido siempre la misma. «Vas puliendo, vas arreglando cosas, vas modernizando otras, pero la esencia es prácticamente la misma», explica María Luisa. Conservar el alma de La Polémica como un espacio cultural y social ha sido el gran reto de esta tercera generación. «Mi madre ha estado muy presente en la vida cultural de esta ciudad», asegura. Y no fallar a ese compromiso le ha llevado a mantener el toque artístico en el local.

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«Ha habido clubes de lectura, conciertos y siempre hemos tenido exposiciones», explica. De hecho, cada cierto tiempo renueva las paredes de este café con cuadros que, de alguna manera, homenajea el compromiso con la cultura que le inculcó su madre. «Ella siempre se había inspirado en países europeos como Viena o París e intentaba traer esas ideas», comenta. En el arte encontró una manera de expresión

  1. La anécdota estrella de La Polémica

    La polémica que dio nombre a La Polémica

Un vacío legal en la cuestión urbanística hizo que La Polémica -antes el bar Dionisos- recibiera este nombre. La reforma del edificio donde estaba asentado el local derivó en unas complicaciones que hicieron de este nombre la descripción perfecta de la reinauguración Tras dejarlo su abuelo y comenzar a regentarlo su madre y su tío -y con un edificio nuevo de por medio- la reapertura se postergó durante varios meses porque el arquitecto hizo los soportales que dan cobijo al bar sin tener el permiso legal. «No sabían si tendrían que tirar el piso entonces hubo mucha polémica y salió en la prensa, de ahí el nombre», explica María Luisa.

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