El bus antiacoso de Salamanca, una opción poco conocida para bajarse más cerca

Bajarse un poco más cerca de casa, con el conductor vigilando, puede ser la diferencia entre pasar un rato de miedo o llegar tranquilos a casa. Esta es la idea de partida de las paradas a demanda, también conocido como 'bus antiacoso'. En marcha desde 2021 en Salamanca, un viaje a bordo del 'búho' con motivo del 8M es la ocasión para evaluar si se trata de una alternativa útil o no.

Los primeros servicios de parada a la demanda se implantaron en 2019. Fue en el servicio de bus metropolitano que une Santa Marta con Salamanca, que lo estrenó en noviembre de 2019. En julio de 2020 la capital anunciaba la incorporación de esta posibilidad en el bus urbano, aunque no se haría realidad hasta mayo de 2021 una vez normalizado el uso del transporte colectivo una vez superada la fase más aguda de la pandemia.

A nivel político, el grupo municipal del PSOE solicitó en febrero de 2020 que se implantaran las paradas a la demanda, pocos meses antes del anuncio. Todos los grupos han estado de acuerdo, aunque con algunos matices. A la concejala de IU en el grupo mixto, Virginia Carrera, le pareció una buena idea, pero le ve un riesgo: que alguien con malas intenciones te siga hasta tu casa.

Con este debate, Salamanca se convirtió en una de las primeras capitales de provincia en incorporar las denominadas paradas a la demanda, puntos donde los pasajeros se pueden bajar, al margen de las paradas convencionales, y que están pensados para dar más seguridad, especialmente a mujeres y menores. En teoría, facilitan poder bajarse en un lugar más cercano al domicilio y, por tanto, más seguro. Sin embargo, hoy por hoy es todavía un servicio minoritario y con algunos detalles mejorables.

En el caso de Salamanca, cada semana utilizan este servicio unas 1.500 personas. Según los datos municipales, el bus urbano lo usaron 10,5 millones de viajeros durante 2022, unas 240.000 personas a la semana, con lo que el número de pasajeros que recurren al servicio de parada a la demanda es escaso. En el caso del metropolitano, y según datos de la Junta, su primer año de funcionamiento entre finales de 2019 y noviembre de 2020 se saldó con 360 usuarios. ¿Un fracaso? No exactamente.

Gran Vía de Salamanca, 00.00 horas de un jueves por la noche. Un grupo de personas aguarda en la primera parada de la línea Norte del nocturno. Allí descansa estacionado uno de los vehículos del bus urbano para hacer el recorrido del 'búho', el servicio de noche y madrugada.

El bus no va lleno, ni mucho menos. La cola es mucho menor que la que, en las escaleras de la Riojana, tiene el 'búho' del metropolitano. Su mejor día, en cuanto a número de usuarios, suele ser el viernes. Entre el pasaje, mayoría de jóvenes, y de mujeres dentro de este colectivo. El trayecto es uno de los más amplios del bus urbano y recorre los cuatro puntos cardinales de la ciudad. En su recorrido, 44 paradas y buena parte de las de tipo 'a la demanda'.

El conductor sabe de nuestra presencia entre los pasajeros, así que aprovechamos para charlar al subir y en alguna de las paradas. Nos cuenta con suele ser un servicio tranquilo y que los pasajeros sí hacen uso de las paradas a la demanda, aunque no todos conocen esta opción. En efecto, tardamos bastante en deternos en una de las señales.

Las paradas 'a la demanda' están marcadas con su correspondiente señal. El servicio, a diferencia de otros, no consiste en que el conductor nos pare donde queramos, sino en puntos estratégicos. Hay que avisar al subir que queremos hacer uso de esta opción. Y al llegar hay que bajarse por la puerta de delante: así el conductor nos tendrá a la vista más tiempo.

Cuando se establecieron estas paradas extra, la idea era dar más tranquilidad y servicio a mujeres, menores, discapacitados y mayores de 65 años. Es un 'bus antiacoso', pero no sólo eso: también está enfocado en acercar a personas más vulnerables a un lugar más próximo a su destino que una parada convencional.

Los usuarios con los que hablamos aprecian la traquilidad, aunque no todos saben que existe esta opción. Curiosamente, una de las pasajeras que lo usa sabe que se puede bajar por la puerta de delante, pero no sabe por qué. «No lo sabía, pero está muy bien», comenta cuando se lo explicamos.

Desde el ayutamiento explican que el servicio tiene buena aceptación. Los responsables municipales piden ver la actuación en su vertiente cualitativa, por la mejora que supone, más que por el número de usuarios. El servicio es, no obstante, un gran desconocido como comprobamos en nuestro viaje. Un extra de tranquilidad útil para prevenir situaciones de miedo.

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