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Yo cheto, tú chetas, ¿de que me estás hablando?

Relato sonoro | Sin trampa ni cartón

«Aunque todas se parecen, cada aldea guarda su sentimiento. Y hacía mucho que estas casas no sentían la novedad: todo estaba como lo dejaron sus últimos habitantes»

Manuel Madrid

Martes, 26 de diciembre 2023, 08:57

Terminan tan pronto los días de otoño que en estos encadenados montes una sola nube puede traer la noche en un tilín y cerrar el acceso a toda claridad. Nieves acababa de instalarse en la parroquia de sus abuelos; a finales del XIX cuantos aquí ... araban y cavaban emigraron a Uruguay. Y nadie había vuelto a estas altas brañas con voluntad de vivir.

Dicen que la gente joven no valora los tiempos pasados, pero Nieves debía estar tururú cuando lo dejó todo por morar en Chetar.

Tres veces por semana daba caminatas por el valle. Regresaba con montones de yerbatos. «¡Adonde el corazón se inclina, el pie camina!», aprendió de la tía Juanita.

Aunque todas se parecen, cada aldea guarda su sentimiento. Y hacía mucho que estas casas no sentían la novedad: todo estaba como lo dejaron sus últimos habitantes. Una mina para cualquier 'youtuber'. Hórreos de castaño con subidera, maseras para amasar el pan de escanda, fregaderos de granito, cestos de avellano, botellas de Bodegas Fundador… La era maja, donde los lugareños cantaban, bailaban y trillaban el centeno y las fabes, debió ser una sempiterna algarabía. Azota la melancolía si se piensa que esos tiempos no volverán...

Ilustración Manuel Romero

Un sábado anubarrado, a punto de caer la tarde, percibió ruidos en lontananza. Una procesión de luces discurría en paralelo al riachuelo. Raro era cruzarse con senderistas.

¡A Chetar no iba ni san Simón con el perdigón! Salvo los osos, apenas recibía visitas.

Una hora después, la humanidad era perceptible. Dos mujeres llamaron a la puerta.

Nieves distinguió desde dentro a un tercero, un muchacho pelón y desatento, que se disponía a montar un plató de televisión donde el lavadero.

−Muyer, perdone la interrupción. Somos Tesa y Maribel, reporteras del canal Rivo Ohia. Es usted la única persona que vive en Chetar, ¿verdad?

−Así es, ¡soy Nieves! Ignoraba que vivir en la montaña tuviera alguna singularidad…

−Verá, estamos elaborando un programa, 'Neologismos con futuro: préstamos lingüísticos', rodando en pueblos antiguos con nombres asombrosamente modernos. Venimos de Selfi y mañana pensamos pasar por Random y Clicar… ¡Lo que hay en esta cuenca es inaudito!

−Como Chetar no hallarán ninguno, ¡sin triquiñuelas se lo aseguro! −presumió Nieves.

Un año después de la emisión, la población estaba disparada. Chetar vibraba de nuevo y Nieves era candidata a alcaldesa. Su lema: 'Juega a vivir sin trampa ni cartón'.

Manuel Madrid

(Murcia, 1979) Es jefe del Área de Culturas y Sociedad y de los suplementos GPS y Ababol de La Verdad de Murcia, donde publica semanalmente la columna 'La Vereda del Capitán'. Coordina, además, el Aula de Cultura del diario y el podcast 'El poder de la historia'. Ha cultivado la biografía, la narrativa de no ficción y la crónica de viajes, la prosa poética y la poesía. Sus últimos libros son 'Fondo de armario' (2022), 'Carne de caimán. La odisea de amar en la era digital' (2019), 'Caladas de Cuba' (2017) y la trilogía 'Amarás América' (2014) sobre México, Brasil y Bolivia. Es académico correspondiente de la Real Academia Alfonso X de Murcia.

Créditos

  • Narración Carlos G. Fernández

  • Producción técnica Íñigo Martín Ciordia

  • Diseño sonoro y mezcla Rodrigo Ortiz de Zárate

  • Ilustración Manuel Romero

  • Coordinación José Ángel Esteban

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«Es imposible prever un accidente, me dice, es algo fortuito, y más el que te sucedió a ti, que ni lo viste venir ni escuchaste un frenazo porque el otro coche ni frenó»

«Dos fuertes palmetazos y una rotunda blasfemia impelieron a la vaca a incorporarse lentamente para hacerse a un lado. El conductor regresó al vehículo con igual brío»

«El silencio que asoma de su habitación me reconforta. No estoy de humor para iniciar una charla forzada que, sin duda, concluirá en algún malentendido»

«La idea fue de Sergio, señor juez, y al principio a todos nos pareció que se le había ido la olla. Recuerdo que el profesor de Lengua nos acababa de suspender por usar esa palabra, 'chetar', en una redacción»

«De repente, aquello se rompió. Lo notó aquel día que, al ponerle la mano sobre el hombro, ya más ancho, le rechazó con un gesto brusco»

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