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Fuera del Radar

El vudú de las motos

Desencantado al ver que sus sueños de triunfar con su banda de rock se truncaban, encontró una nueva pasión en el mundo de las motos artesanales. Ahora son reconocidas en todo el mundo

Transcripción

Podcast | El vudú de las motos

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal?, bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias…

SONIDOS DE GUITARRAS AFINANDO, BAQUETAS, MICROS ACOPLANDO (LOCAL DE ENSAYO)

JAES: Mother Gun, como todas las grandes bandas de rock, nació en un garaje. Un garaje de Granada.

VICTOR ORTIZ: La música ha sido algo que me ha gustado desde pequeño y empecé como todo el mundo, supongo, juntándote con amigos, quedabamos…

JAES: Antes lo intentaron en otras bandas…

VO: Y no sabíamos tocar nada ninguno. Te puedes imaginar la que liábamos. Ahí empezó el gusanillo de querer hacer algo en la música.

JAES: Así que cuando Mother Gun se formó, en 2010, supieron que aquello sería especial.

VO: Algo ya más serio, ya teníamos experiencia, congeniamos muy bien y muy rápido salieron canciones chulas y se ve tenían un toque algo especial porque funcionó bien.

JAES: Guiados por la máxima de «si lo puedes imaginar, lo puedes hacer», Mother Gun se convirtió en una carismática banda de rock gracias al 'Do It Yourself', aquella filosofía del «hazlo tú mismo» que ya había sido clave en tantísimas carreras musicales…

VO: Grabamos un primer EP por nuestra cuenta y el siguiente, ya con Harold Burhgon, un productor inglés que vino a Granada atraído por el flamenco que además le gusto bastante lo que hacíamos. El segundo EP lo grabamos con él y después ya hicimos un disco que nos lo editó Clifford Records y muy guay.

JAES: Víctor Ortiz, que ahora tiene 38 años, todavía se emociona cuando habla de su banda...

VO: Fue algo irrepetible. La música te lleva a situaciones de amistad y de compenetración con la gente que es muy complicado en otros aspectos de la vida.

JAES: Y se emociona tanto porque aquella banda era más que un trabajo, era su vocación. Y cuando terminó, cuando se acabó, cuando en 2014 se vieron obligados a dejar la música, fue un mazazo...

VO: Fue algo como cuando te deja una novia, o cuando sientes el: «¿Ahora para donde tiro?. Mal, mal. Me sentí triste...

JAES: Víctor perdió el motor de su vida. Y ahí, en ese momento oscuro y silencioso, decidió volver al garaje de su infancia para 'construirse' allí otro sueño hecho a medida. Ya saben, el 'Do It Yourself…'

VO: Hay mucho parecido entre una banda de música y un equipo de gente que trabaja con un fin común.

CABECERA. FUERA DEL RADAR: EN ESTE EPISODIO: EL VUDÚ DE LAS MOTOS

JAES: Mother Gun sonaba así…

MÚSICA MOTHER GUN

VO: Mother Gun era rock, era música con mucha garra.

JAES: Garra y muchas cosas más…

VO: También tenía una parte más progresiva, más experimental, un rollo música de los 90 entre Radiohead, Pearl Jam, Queen of the Stone Age, Muwi... Para mi algo bastante espiritual, bastante potente.

JAES: Víctor está en su oficina, rodeado de papeles, facturas, libros y agendas. Si pudiéramos comparar una foto suya en el escenario con una de ahora… les parecería que es una persona distinta. Ese viaje de una imagen a otra, de un mundo a otro, lo cuenta ahora José Enrique Cabrero

JOSÉ ENRIQUE CABRERO: Empecemos por el pelo…

VO: En aquella época tenía el pelo largo y mucha barba. Y era muy feliz porque, claro, era algo... el trabajo era secundario.

JE: Una época que nos lleva a 2011, el año del primer disco. Una época con el 'Someone Like You de Adele' o los 'Mapas' de Vetusta Morla sonando por todas partes. Una época que Víctor recuerda maravillosa, desenfrenada, libre…

VO: Para componer el disco nos fuimos a la Alpujarra, estuvimos allí 7 u 8 días en una casa, perdidos en el monte. Fue algo irrepetible.

JE: Llegaron a experimentar algo así como la vida de un auténtico rockero

VO: Salir a tocar los directos, la gente, el contacto con la gente, el notar la aceptación, la expectación por verte, por escuchar la música…

JE: Para sostener Mother Gun, su gran pasión, era necesaria la barba y la melena, pero además un empleo… más habitual.

VO: Yo soy técnico superior en sistemas de regulación y control y me dedicaba a trabajar en una fábrica, que es algo muy mecánico .

JE: Un trabajo que servía, básicamente, para pagar facturas.

VO: Para tener dinero, para vivir, para pagar tus cosas, tener para gasolina y para poder gastar en guitarras y cosas. Gasté mucho en guitarras, en pedales(rie).

JE: Pero, precisamente, fue el trabajo lo que terminó con el rock and roll. Fernando, el cantante de la banda, se encontró en una encrucijada que cambiaría el rumbo de esta historia. Porque si Víctor era técnico superior, Fernando era un genio del laboratorio.

VO: Era un investigador muy potente del tema de bioquímica y demás, y el tío estaba becado y lo mandaron fuera y tuvo que elegir entre su carrera profesional o seguir tocando en un grupo que exige tanto tiempo y tanto.

JE: Sin Fernando, el resto de la banda decidió que aquello era el final.

VO: Yo, cuando se disolvió el grupo me sentí triste, un poco abandonado, perdido.

JE: Víctor intentó centrarse en ese otro trabajo que le daba de comer, pero aquello no era suficiente…

VO: Estuve más o menos trabajando igual, pero tenía ese vacío de hacer algo más que me gustara, que no fuese llegar a casa de trabajar y ver la tele...

TELÉFONO DE FONDO

JE: Sonó el teléfono. Era Jesús, un buen amigo de la infancia que ahora trabajaba en un taller de chapa y pintura. Víctor y él compartían una afición de años atrás…

VO: Pero lo que era de trastear, de mancharse las manos, de crear, llevaba tiempo sin hacer nada así de ese tipo.

JE: Jesús le contó que le habían dejado una vieja moto para ver si conseguía restaurarla. Y le pidió ayuda al propio Victor…

VO: Me fui con él en plan de echar una mano a echar el rato y estaba guay.

JE: El mundo de las motos era lo único que podía competir con la música como la gran pasión de Víctor. Aquel reencuentro con Jesús fue como darle gas a un viejo recuerdo que venía a revolucionarlo todo…

VO: Las motos son algo que yo creo que tengo en la sangre.

JE: El padre de Víctor murió cuando él tenía solo 1 año. Lo recuerda como un enamorado de las motos al igual que su tío, Daniel, una parte muy importante del engranaje de esta historia:

VO: Mi tío Daniel es mi figura paterna. Tanto de valores, de trabajo…

JE: Una parte fundamental:

VO: Yo me crié con mi tío, que le gustaba mucho la mecánica, un maestro. De hecho, prácticamente todo lo que puedo llegar a saber, de hecho lo he visto desde pequeño, de que me lo haya enseñado.

JE: Volver a mancharse las manos, trastear aquella moto con su amigo Jesús, despertó unos recuerdos muy vivos y poderosos en Víctor…

VO: Mi primer momento en moto... fue con la moto de cross de mi tío Daniel, con una IZ 125 que yo no llegaba al suelo, evidentemente, y él me montaba delante y la cogía. Y llegó un momento que ya me cogía y me iba solo.

JE: Mientras los niños jugaban al fútbol, Víctor prefería irse a ver cómo su tío Daniel desmontaba una moto en decenas de piezas…

VO: Algo que me gusta mucho: las motos, los coches, lo que es la velocidad, la mecánica, cómo funcionan…

JE: Así creó un vínculo con las motos que iba más allá de una mera afición. Las motos eran, de alguna manera, la extensión de su propia familia. Ir en moto, como tocar la guitarra, era una sensación única…

VO: Andar en moto es una sensación muy especial. Dicen que el que monta en moto quiere una moto. No puedes andar en moto y luego olvidarte de por vida de ella. Es casi como el sexo, algo bastante espiritual y te libera un montón.

JE: Esa sensación de libertad, de ideas que rugen y arrancan de la nada, esa carretera que unía a Víctor con su padre y con su tío y con las manos manchadas de grasa y aceite. Todo aquello explotó cuando Víctor pisó el taller de Jesús. Aquello iba mucho más allá de arreglar una moto.

VO: Eso llenó mucho el vacío creativo que pudiera tener… lo llenó mucho.

JE: El rock había terminado. Jamás olvidaría los escenarios, su guitarra, el vinilo, la banda con la que conquistó el mundo… pero algo muy distinto estaba a punto de comenzar. Después de terminar aquel trabajo con Jesús, Víctor decidió regresar al garaje de su infancia con una nueva moto.

VO: Volver al garaje de mi tío con un proyecto entre manos de envergadura, con un cliente que podía invertir y podíamos hacer algo totalmente libre.

JE: Restaurar una sola moto, como algo excepcional, no iba a ser suficiente. La ganas y la ambición de Víctor crecieron tanto que le hicieron imaginar un proyecto propio… ¿Y si convertía aquel proceso mágico en una forma de vida, en un trabajo?

VO: En un principio lo hubiera hecho gratis. Como con la música, yo no he ganado dinero con la música y le he dedicado muchísimas horas pero con esto ya llega un punto que es que te manchas las manos y le echas muchas horas, muchas horas y tienes que monetizarlo porque la vida es así.

JE: Pero esto iba a ser más que trabajo: se convertiría en una nueva vocación

VO: Básicamente eso de: «Buscar algo que te guste y no tendrás que trabajar nunca», que es mentira. Al final yo me vengo aquí a las 6 de la mañana y trabajo mucho, pero fue cuando ya dije: «Ya que no puedo hacer esto, haré otra cosa.

JE: La decisión estaba tomada:

VO: Un taller de motos no es algo fácil. Llegar a tener los conocimientos y los clientes no es algo nada fácil.

JE: Víctor abriría su propio taller, un estudio que combinara ingeniería, mecánica y arte para crear motos a mano. No iba a ser sencillo, pero, ya sabes, si puedes imaginarlo…

VO: Yo sé que lo que me propongo lo puedo conseguir porque cuando me dedico a algo es porque puedo conseguirlo.

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Víctor estaba a punto de crear una nueva banda con la que volver a salir de gira con una sensación similar a cuando tocaba la guitarra…

VO: Yo toco muy normal, pero sí es verdad que le pongo o le ponía, mira se me ponen los vellos de punta, no es broma… Me gustaba mucho, era algo que me salía muy de dentro y que me salía muy natural y que salía muy bien. Pues con esto igual: en el momento que digo voy a ponerme a hacer motos, yo tenía claro que podía hacerlas.

JAES: La gira estaba a punto de comenzar. Aunque el destino del viaje, por el momento, era desconocido…

JAES: Enseguida retomamos el relato

PAUSA

SONIDO DE MOTOS/TALLER

JAES: Abrir un taller para restaurar motos o, como se dice en el mundillo, 'customizarlas', no es nada sencillo. Hay que saber un poco de todo: mecánica, ingeniería, diseño, pintura… Conocimientos básicos para transformar una moto cualquiera, vieja y desahuciada, en algo nuevo: en un tesoro. Y eso, por supuesto, cuesta dinero.

VO: Lo más difícil fue poder llegar a tener un colchón de dinero que te permitiera hacer una inversión como esta. Llevar un trabajo. Yo soy un trabajador...

JAES: ¿Cómo hacerlo?

VO: Yo no tenía ni tengo padrino. Yo soy un currante de toda la vida. Imagínate, cuando toqué a la puerta del banco todavía tenía la barba, el pelo largo…

JAES: Así que el camino avanzó peldaño a peldaño: de la cochera de su tío pasó a una nave de alquiler con su amigo Jesús, el del taller de chapa y pintura. Pero…

VO: Un taller de chapa que no puedes ni llegar a lo mío… tenías que atravesar su taller, luego abrir una puerta y parecía un taller ilegal…

JAES: Aquel lugar no encajaba con lo que Víctor había imaginado…

VO: El cliente que yo tengo, es un cliente exclusivo.

JAES: Ni con lo que necesitaba…

VO: Es bastante elitista este mundo. El que le gusta una moto que se la hagan desde cero espera encontrar algo. Y si llega y lo que se encuentra es un taller de chapa que no sabes ni por donde entrar entrar a lo mio…

JAES: Hacía falta un lugar nuevo, distinto, algo que resonara con su vida y con sus sueños, un espacio que estaba a punto de nacer. Continúa la historia José Enrique Cabrero.

JOSÉ ENRIQUE CABRERO: Se pueden imaginar que para un tipo que fue estrella del rock, la música, lo que suena, es importante…

VO: No puedo estar intentando imaginar algo y estar escuchando reggaeton de fondo, me pone de mala leche. Es una cosa que me cabrea, como que me revienta la cabeza .

JE: En mayo de 2022, Víctor encontró el espacio que necesitaba: una nave en Atarfe, municipio del área metropolitana de Granada.

VO: Tiene la parte de pintura aislada allá arriba, que está totalmente aislada. Que tu cierras y ni lo escuchas, parece que no hay nadie. Tenemos la parte de fabricación totalmente aislada para poder cortar, para soldar, para hacer chispa y luego la parte de los proyectos y la mecánica y una parte chula también a la entrada para tener las motos terminadas. Aquí ya dimos el salto a tener algo a la altura del trabajo, ¿no?

JE: Bienvenidos, pues, a Voodoo Garage.

VO: Se llama Voodoo, porque me gusta mucho Jimmy Hendrix.

JE: Un momento, la busco…

FX: Se sintoniza una radio… y se oye filtrados unos segundos de Voodoo Child..

VO: Voodoo Child de las primeras canciones que me costó la puta vida aprender a tocar con la guitarra y le tengo un amor odio ahí, que me mola mucho. Por la música y por el tema de que coge algo y es como hacerle magia negra.

JE: Voodoo Garage es una nave industrial amplia, con dos plantas, con un centenar de motos medio desnudas repartidas por todas partes, esperando como pacientes en un hospital. Hay Hondas, Yamahas, pero sobre todo Harleys. Solo nos falta conocer a la nueva banda de Víctor: puro ROCK AND ROLL.

VO: Luis es el pintor. Se encarga de la pintura y de fabricar piezas en fibra. Luego está Elvis, que es el mecánico, se encarga también de mucha parte informatica, de recambio de distribuidores, de material y demás. Y luego está mi sobrino, que está aprendiendo. Estudió mecánica y estamos aquí a ver si lo hacemos un hombre y yo que hago un poco de todo.

JE: Voodoo Garage. Sí que parece una banda de rock and roll.

VO: Al final también es como la música. Poder explotar las cualidades de cada uno y lo que piensa. Y hacer algo siempre es mejor que una sola idea. Entonces hay que entenderse, hay que llevarse bien y hay que intentar disfrutar.

JE: Sí, imaginar una moto es casi como componer una canción.

VO: Cuando imaginas una canción en tu casa y tienes una idea y luego la llevas al local de ensayo, al final se convierte en algo común. En el fondo es algo parecido también. «Vamos a hacer una moto que parezca rápida», y la ponemos: «Pues sí, pues yo aquí hago tal cual». Y al final se hace algo en común, digamos, es muy parecido.

JE: La primera moto de Voodoo Garage fue una BMW. Y, si la vieran por la calle, la reconocerían al momento: parece sacada de Blade Runner.

VO: Es de las mejores que hemos hecho, de las más reconocidas que hemos hecho. Es muy chula (ríe).

JE: Una moto totalmente nueva, reinventada… una pieza única que se convirtió en un tesoro para los amantes del motor.

VO: Era delgada, más baja, con ruedas de tacos y fabricamos una admisión para meter un carburador de porche central de coche adaptado a la moto. Fabricamos escapes, la pintura era un diseño muy chulo, muy minimalista pero muy en el rollo de BMW, una moto que llamó mucho la atención y todavía se ve rodar. Es una pasada.

JE: ¿Cuál es el proceso para fabricar una moto 'única' y 'artesanal'?

VO: Fabricar una moto implica muchos conocimientos técnicos, evidentemente: de mecánica, de electricidad, de soldadura... Y luego una parte de ingeniería evidente: una moto es algo que funciona, te montas encima y funciona, frena, curva, gira...

JE: Imagina que tienes en casa una moto antigua o una moto que, simplemente, quieres 'customizar'. Ahí empieza un largo camino…

VO: Lo que hacemos es que concretamos una cita y más o menos le plasmamos lo que conlleva hacer un proyecto así. No es coger la moto y pintarla. Es totalmente desmontado, totalmente modificado… Al final hacemos lo que consideramos que tenemos que hacer y a todo el mundo le gusta.

JE: Cada proyecto de personalización de una moto es completamente distinto al resto. No hay dos iguales.

VO: No basta sólo con tener el dinero. Llegar y: «Toma, lo compro y me lo llevo y me paseo» Es algo que se va haciendo muy poco a poco, cada detalle, cada cosa está hecha a medida para ti. Yo hablo mucho con la gente y capto muy bien lo que le gusta, por dónde puede ir el rollo... Y cuando lo tienen terminado es algo muy especial.

JE: Una moto hecha con el arte del Voodoo se cocina a fuego lento…

VO: Lo ideal es que fuera alrededor de un año, ocho meses, un año sería lo ideal. Hay motos que hemos tardado un año, motos que hemos tardado dos… y motos que todavía están ahí.

JE: Este trabajo artesanal, detallista, de piezas exclusivas, acaba reflejado en el presupuesto…

VO: La gente llama y: «¿Cuánto cuesta?». No puedo decirtelo, no lo sé. Te tienes que sentar aquí y todo esto son catálogos. Tú puedes montar una misma pieza de 200€ o de 500€. Hemos hecho motos de 10K, de 8K, de 40K, de 45K… depende. Las piezas son muy caras, las cosas exclusivas son caras y cuanto más guay, más caro.

JE: Eso sí, cuando la moto está terminada, no pasa desapercibida.

VO: Parece como algo salido del futuro. Llama la atención mucho, mucho, mucho, por cómo suena, por cómo se ve…

JE: Y para ellos, para la banda, cada vez que ven una moto suya rodando por ahí la sensación… bueno, la sensación les suena.

VO: La ves pasar, mola mucho. Está muy guay, está muy guay. Es casi como cuando te ponen una canción en la radio que dices: «Coño, esto se está viendo en el mundo y lo están disfrutando». Es algo que mola mucho también.

JE: En Voodoo han perdido la cuenta del número de motos que han fabricado con sus propias manos, pero hay 25 que podrían reunirse en un álbum titulado 'Grandes Éxitos'. Motos que están repartidas por todo el mundo. Era cuestión de tiempo que llamaran la atención… En Verona ganaron el BMW Custom Project con una de sus motos favoritas…

VO: La primera que hicimos, la BMW Raptor 05. Para mí una moto espectacular. Yo sabía que la iba a llevar en la furgoneta y llevándola al sitio iba a ir partiendo cuellos. Lo sabía porque es verdad que está guapa, coño.

JE: También han triunfado en las ferias de Madrid, París, Londres, Nueva York…

VO: Tenemos portada en revistas, salimos en todas las páginas webs americanas, un montón de páginas especializadas que tiene muchísimos seguidores.

JE: Los premios siguen llegando desde cada rincón de Europa. Sus motos se han convertido en una referencia muy conocida en el mundillo y Voodoo en una marca que viaja de punta a punta del globo.

VO: Sí que es verdad que cuando empezamos, a lo mejor no me imaginaba que llegaría a tener un nombre en este mundillo, que es un mundo bastante cerrado y bastante complicado. Hay mucha gente que empieza en las motos y no llega a los dos años o no tiene proyectos...

JE: El último reconocimiento ha sido el Campeonato de España de este 2023 con una vieja Virago…

VO: La llamamos XVR 1100. Es chulísima también. Una moto que estoy muy orgulloso porque es totalmente diferente a lo que es de serie, una moto que gustó muchísimo, que estuvo dentro de las diez mejores modificaciones a nivel mundial.

JE: Las mejores motos del mundo hechas a mano salen de un garaje de Granada. Tal vez, como decía su tío Daniel, era cuestión de imaginarlo...

VO: Si lo puedes imaginar, lo puedes hacer. Esto es lo que decía: «Si lo puedo imaginar, lo puedo hacer», y el cabrón lo hace...

CAMBIO DE MÚSICA Fuera del Radar, por debajo

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: La banda sonora de una vida está llena de canciones inesperadas…

VO: Me hubiera gustado mucho haberme podido dedicar a la música. Mucho. No creo que haga nada en la vida que sea igual de gratificante y que sienta lo mismo. Esto es muy parecido. Con eso… pero como la música, no. La música mola mucho tio.

JAES: Vivir, dice, es un constante cambiar de ritmo, si puedes, una melodía vieja y nueva a la que siempre, de una manera u otra, nos podemos 'customizar'.

VO: Poder disfrutar de lo que haces, porque al final tienes que dedicar mucho tiempo de tu vida a trabajar, digamos, pues intentar que sea algo que por lo menos lo disfrutes.

JAES: Víctor salió del garaje de su casa dos veces. Primero, como proto estrella de rock. Después, como campeón en construcción de motos. Y en las dos ocasiones tuvo el coraje de imaginar lo que era posible.

VO: Las cosas, cuando de verdad las quieres, si trabajas duro las puedes conseguir.

JAES: Bueno, eso… y una pizca de magia vudú.

JAES: Esta ha sido una más de las historias de Fuera del Radar, el podcast narrativo que se mueve más allá de la noticia. Gracias a Víctor Ortiz, por contarnos su historia, y gracias a José Enrique Cabrero por narrarla a Javi Martin, por editarla y a Javier Morales por producirla en Granada. Soy José Ángel Esteban, gracias por escuchar.

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Jueves, 7 de diciembre 2023, 00:01

Victor vio como sus planes de futuro se derrumbaron cuando la cruda realidad de la vida adulta se impuso separando su grupo de música en el que había vertido tantas esperanzas e ilusiones. Nuestro protagonista continuó desempeñando el trabajo que le deba de comer pero ... este no satisfacía ni remotamente sus aspiraciones. Toda aquella energía creativa tenía que salir por algún lado y lo hará a través del diseño y creación de motos únicas fabricadas a mano.

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Créditos

  • Una historia de José Enrique Cabrero y Javier Morales

  • Edición Luigi Gómez Cerezo y Carlos G. Fernández

  • Producción técnica Javi Martín e Íñigo Martín Ciordia

  • Diseño sonoro y mezcla Rodrigo Ortiz de Zárate

  • Coordinación general Andrea Morán

  • Ilustraciones Raúl Canales

  • Dirección y producción ejecutiva José Ángel Esteban