Episodio 9
La estafa del amor
Una petición de amistad en redes sociales desemboca en cientos de miles de euros perdidos. Cristina lo dio todo por Zico, pero Zico era una gran mentira, muy bien elaborada
Transcripción
Podcast | La estafa del amor
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal?, bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias.
JAES: Todo empezó en las redes sociales.
CRISTINA: A través de una amiga mía que había contactado con una pareja, pues me anima a meterme en Facebook.
JAES: Esta es una historia de amor, que como otras tantas nace en el mundo virtual y ahí: chica conoce a chico
C: Acepto, me doy de alta en Facebook y es cuando me sale… pues que entra esta persona.
JAES: Ella es Cristina. Tiene algo más de 50 años, es jurista, carrera superior, y siente predilección por el estilo de vida estadounidense.
C: Yo me enamoré de un americano, yo me enamoré de una persona que iba a dar… Es que no te haces una idea… me iba a hacer una reina.
JAES: Él, es Zico. Un militar estadounidense y ex combatiente en Siria. Zico es viudo y padre de dos hijas. Tras abandonar el conflicto bélico, se traslada a Alemania, desde donde está deseando viajar a Málaga para conocer en persona a Cristina.
ZICO: Mira que yo te quiero mucho, ¿vale?. Yo defenderé a ti… Yo estaré contigo, aguantaré de todo contigo.
JAES: Pero dejemos las cosas claras: esta no es una historia de amor real. Es una fantasía.
C: Ahora mismo me sorprendo de cómo puedo haber caído en esto.
JAES: Él no se llama Zico. Es el pseudónimo que utiliza como estafador profesional. De hecho, seguramente no sea él, sino ellos. Una banda criminal que se aprovecha de personas vulnerables para sacarle la mayor cantidad de dinero posible. En el caso de Cristina, cientos de miles de euros.
C: Aproximadamente, durante todos estos años yo he tenido que desembolsar si no llegan a los trescientos, ciento, doscientos…
JAES: Por cierto, ella tampoco se llama Cristina. Es el pseudónimo que utiliza para contar su historia.
C: Me siento con un sentimiento de culpa muy grande y me siento una fracasada en esta vida.
CABECERA | FUERA DEL RADAR. EN ESTE EPISODIO: LA ESTAFA DEL AMOR
JAES: Una de las razones por las que Cristina picó el anzuelo puede parecer baladí pero no lo es. Para ella, desde el primer momento, Zico era la representación, punto por punto, del héroe americano.
C: Que mis padres, sin querer o inconscientemente nos han inculcado mucho la sociedad americana.
JAES: Y eso ayudó a que cayera fácilmente en la trampa.
C: Es un momento donde a mí me fascina porque yo estaba como viviendo una película de amor.
JAES: Ahora que se ha difuminado el American Dream, el sentimiento es muy diferente.
C: Lo mismo que me encantaban los Estados Unidos, y ahora que no, tengo un rechazo muy claro y muy objetivo y muy subjetivo también.
JAES: De un extremo a otro, de la fascinación al desgarro, hay una gran mentira. Una enorme ficción. Esta es la historia de cómo Cristina, paso a paso, puso su vida del revés para hacer todo lo que su amante le pedía. Costara lo que costara.
C: Porque es que me he quedado arruinada. Yo ahora tengo que empezar de cero y encima con una salud muy deteriorada y con unos años ya también importantes.
JAES. Continúa con la historia, Juan Cano.
JUAN CANO: Cristina abrió su perfil de Facebook a principios de 2018, en el que seguramente era uno de los peores momentos de su vida. Se estaba recuperando de las secuelas de un cáncer de mama y su confianza estaba por los suelos.
C: Estaba en un momento de inseguridad, por supuesto de autoestima muy baja.
JC: Estas situaciones son una navaja de doble filo. Por una parte, la superviviente se siente insegura y débil, aunque por otro lado el haber superado la enfermedad le supone un refuerzo anímico que puede llegar a ser desmedido.
C: Cuando superas una operación de ese tipo lo que hace es que te da como un subidón de energía y te crees que te vas a comer el mundo.
JC: La invitación que recibe Cristina de Zico, en Facebook, le parece la de un héroe; Siria, la guerra, un militar estadounidense…
C: Eso impulsó más a que yo me animara y me lanzara mucho más y no pusiera barreras en ningún momento, todo lo contrario.
JC: Zico comienza a ganarse la confianza de Cristina poco a poco. Hablan a diario. Ella le cuenta cómo ha ido su día, él le habla de su hija, de su familia…
C: Él también resulta, ¡qué casualidad!, que estaba viudo y su mujer había fallecido en el 2014 y también por una enfermedad, igual que yo, por un cáncer de mama.
JC: Hasta que finalmente pasa a la acción… Cristina recuerda la primera vez que Zico le pidió dinero.
C: La historia era que iba a traer un paquete muy importante y que tengo que recibirlo yo y además con un formalismo, que también puede tener su razón de ser, que me lo va a entregar un alto cargo.
JC: Un paquete que guarda, nada más y nada menos, que 8 millones de euros. Zico le cuenta que ha robado ese tesoro en una emboscada a los talibanes y que, al llegar a Alemania, el paquete fue bloqueado en la aduana, por lo que necesita pagar los aranceles e intereses para volver a tenerlo en su poder. Para ello, necesita que Cristina le eche una mano:
C: No sé cómo explicar el sistema que él se inventó, que al parecer no tenía disponibilidad, pero sí tenía dinero.
JC: Todo a cambio de dos promesas: la primera, que todo lo que le prestarse se lo daría de vuelta.
C: Porque él me decía que no, que no me preocupara, que no me iba a faltar de nada, que en cuanto él llegara yo debía vivir fenomenal, económicamente desahogada.
JC: Y la segunda y más importante: que cuando todo se resolviese, iban a poder, por fin, estar juntos. La ilusión le hizo ceder.
C: Porque nuestra relación era como si fuéramos pareja, como si tú tienes una pareja. Así eran nuestras conversaciones, así era nuestro día a día y así era nuestro futuro. Y me convence.
JC: Para Zico, claro, no es suficiente. Muy pronto, la historia se vuelve truculenta porque el dinero no llega a tiempo, se han actualizado los intereses por la demora o hace falta pagar una nueva cantidad por un imprevisto.
C: «Tenemos que tener 20.000 €, por ejemplo, y los tenemos que conseguir en esta semana». Y tú imagínate el estrés al que yo me sometía hasta que conseguía mandarlo. Con la ilusión que decía: «Ya estoy preparando el viaje».
JC: Y cuando Cristina no conseguía el dinero en el tiempo que le había marcado, surgían los problemas.
C: Él se ponía muy agresivo y se ponía como un maltratador con todas las de la ley. Ahí están los mensajes. Al principio fue muy tormentoso porque eran días de amor, días de cabreo, todos los días pidiendo dinero…
JC: Cristina pasaba por momentos de duda constantemente, pero la promesa de una vida juntos era mucho más fuerte.
C: Que él iba a venir y me iba a salvar de todo, pero además con esa confianza y ese cariño como lo expresaba, era lo que a mí me hacía engancharme más.
JC: Zico sabía manejar perfectamente la situación y compensar esos momentos duros con otros tiernos.
C: Si yo hacía lo que él quería. Era un amor de hombre, era la cosa más cariñosa y más dulce del mundo. Ahora, todo era dinero, dinero, dinero. Eso era el cuento de nunca acabar.
JC: Cristina confiaba en Zico y él… confiaba en Dios.
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C: Siempre era: que tenía que confiar en Dios, que cuando se enfadaba sobre todo era que yo no confiaba en Dios y que como yo no confiaba no me iban a salir las cosas.
JC: La religión era una excusa muy útil para Zico: Los sábados y domingos no había mensajes ni llamadas telefónicas.
C: Desaparecía en combate y yo siempre le decía: «Tú, qué extraño que los fines de semana…» no me llamaba. Yo muchas veces pensaba que tenía una familia.
JC: Él se defendía diciendo que pasaba los fines de semana en la iglesia.
C: Pero sí es verdad que se veía como una persona muy católica, muy de convicciones. Entonces eso lo que provocaba es que yo tuviera más confianza, ¿no?
JC: Era una trampa, y para poder empezar a salir de ella era esencial contárselo a alguien de su entorno. Compartir lo que estaba pasando.
C: Todo el mundo me advertía: «Ten cuidado con la gente que conozcas por las redes sociales vaya a ser que sea un engaño. Yo no me lo creo».
JC: Porque de esa trampa, de esa confianza que generaba Zico era muy difícil salir. Cristina no fue capaz de abrir los ojos:
C: Por no querer escuchar lo que no nos gusta escuchar, pues me callaba y ya está. Intentaba no sacar el tema con nadie.
JAES: Cristina estaba totalmente metida en el mundo que Zico había creado para ella. Y se alejó del suyo propio.
C: Cómo no te lo quieres creer tampoco, te alejas de los consejos que te dan los amigos o los familiares que tienes a tu alrededor.
JAES: Y el poco contacto que tenía con sus amigos era, precisamente, para pedirles que le echaran una mano. Una mano económica.
C: Pidiéndole dinero a amigos. Te digo más de 20.000 €.
JAES: Las advertencias de sus amigos y familiares solo conseguían alejarla todavia más y más de la realidad. Cuanto más confiaba en Zico, mayor era la deuda que cosechaba.
C: Yo he sido el chollo número uno para esta organización.
JAES: Poco a poco iba a darse cuenta de que la historia de Zico tenía lagunas, aunque él siempre supiera cómo volver a llevársela a su terreno. Un día, hubo una señal muy difícil de pasar por alto.
C: Estaba yo viendo una película de estas que ponen en Antena 3 y era el mismo caso, y me puse malísima viendo la película.
JAES: Por fin
C: Es que es el mismo caso que estoy viviendo.
JAES: Esa noche, cuando hablaron por teléfono, Cristina se atrevió a decírselo a Zico:
C: «Esto no es normal, esto no tiene ningún sentido. Tú no haces más que pedir dinero, tú me prometes, pero tú no apareces».
JAES: Una pausa y enseguida volvemos.
PAUSA
JAES: Cristina, a los cincuenta años, estaba entregada apasionadamente a un fantasma en las redes sociales. Pero había empezado a detectar grietas en la historia del héroe de guerra del que se había enamorado. Él, sin embargo, Zico, era un experto en darle la vuelta a la realidad:
C: Y entonces él tenía la capacidad de persuadirme o cambiar de conversación o convencerme de que eso era imposible.
JAES: Las conversaciones entre ellos no eran solo por escrito. Hablaban por teléfono a diario. Cada mañana y cada noche de los días de entre semana. En muchas de esas ocasiones, Cristina dudaba y le preguntaba cómo era posible que la amase si nunca se habían visto en persona. Esta es una grabación original de una de esas llamadas.
ZICO: Te quiero desde mi corazón, por favor cuando me preguntas esto, me duele mucho porque te quiero mucho.
JAES: Sigue contando Juan Cano.
JC: El cerco de Zico era completo. Para tapar las grietas, él le enviaba por internet fotografías de sus hijas, de su familia, de su pasado.
C: Él me mandó fotos de cuando era más joven. Me mandó una con su mujer, él vestido de militar con la mujer.
JC: Hay que evitar a toda costa mandar alguna imagen o vídeo en tiempo real. Y pese a que tenían una relación que duraba ya varios años, Zico nunca le pedía ni le enviaba fotografías íntimas. Nunca hay que intimar más de lo necesario.
C: «Mira, tengo unas ganas de o mándame una foto desnuda o mándame tu foto». No, no, para nada. Respeto total y absoluto en ese sentido.
JC: La propia Cristina cuenta que si la conversación fluía hacia ese tema se arriesgaban a que ella dejase de confiar.
C: Por eso lo hacen muy bien, porque lo tienen muy bien controlado, porque si tuviera algún tipo de eso ya te estás arriesgando a que yo no responda entonces no, no, no, que va, que va.
JC: Con la llegada en 2020 del coronavirus, se abre un nuevo escenario para Zico:
C: También luego vino lo del COVID, que eso también le vino muy bien, eso le vino fenomenal.
JC: Superado lo más duro de la pandemia, Zico le cuenta que finalmente quiere ir a España. Vendrá con los 8 millones de euros, aquel tesoro que había rescatado en una emboscada a los talibanes, pero ahora no solo necesitará el dinero para la aduana, sino también para dos policías alemanes que van a custodiarle.
C: Y entonces esos dos señores, en principio había que también pagarles la prueba del COVID y el viaje que tenían que hacer.
JC: Todos esos gastos hicieron que los problemas económicos de Cristina empezasen a ser muy evidentes. Debía cada vez más dinero a amigos y familiares, y cuando Zico le volvía a pedir más, ella siempre intentaba ayudarle.
C: Era tal presión la que ejercía sobre mí que tuve, que fui a que a unos usureros a ver si me dejaban dinero. Imagínate en el follón que me hubiese metido.
JC: Pero de un modo u otro, siempre conseguía arreglárselas para mandarle lo que le pedía.
C: Yo me quedaba flipada de cómo lo conseguía. Yo me quedaba flipada, flipada conmigo misma.
JC: Las sospechas son cada vez más evidentes.
C: Tengo una amiga, que me comentó en su día que había conocido por Facebook a una persona que le pidió 100 € y ponía el grito en el cielo.
JC: El verse reflejada en otras historias y sentir que estaba demasiado ahogada le hace pensar en Zico de otro modo.
C: Llega un momento en que yo ya no puedo más. Soy yo misma la que empiezo ya a decir: «Bueno, esto ya se acaba, esto ya no tiene sentido».
JC: Incluso llega a leer sus mensajes con otros ojos. Empieza a pensar que hay una mujer detrás de quien escribe.
C: Esto no lo está mandando un hombre. Una florecita no te la manda un hombre. Y se notaba mucho que había ahí mujeres metidas por medio.
JC: Y entonces, a finales de 2022, algo definitivo la despierta: una llamada de la policía:
C: Me dicen que si yo he hecho una transferencia. Y entonces es cuando ya, a raíz de la policía, es cuando a mí se me cae todo e incluso llego a tener una crisis bastante importante.
JC: Cristina habla con Zico y le dice que le han descubierto.
C: Y entonces él me dice que no, que va a denunciar porque están utilizando su persona.
JC: Además, una amiga de Cristina encuentra denuncias similares en grupos de Facebook donde muestran las fotografías de los perfiles de estos estafadores. Uno de esos perfiles era el de Zico. Desde entonces, Cristina empieza a ignorarle.
C: Yo no llego a terminar con él. Yo no le digo lo hemos dejado, sino que a raíz de cuando ya se formaliza la denuncia, pues me imagino, él vuelve a tener contacto conmigo, pero ya más en el tiempo y hasta que ha dejado de hablar.
JC: El principal problema de estos casos es que las denuncias llegan muy tarde. De media, las víctimas se dan cuenta de que están siendo estafadas cuando ha pasado algo más de un año desde el primer contacto.
ALBERTO ESTÉVEZ: Los frutos de una investigación tipo, de este tipo de estafa, pueden empezar a dar fruto a los tres años de producirse la estafa. Al año, año y medio de de interponerse la denuncia.
JC: Este es Alberto Estévez, Jefe del Grupo 1º de Delitos Económicos de la comisaría de Málaga…
AE: Nosotros policialmente lo conocemos como amor nigeriano o romance.
JC. La mayoría de los casos encuentran su origen, según los datos policiales, en Nigeria o en países fronterizos. La policía establece tres franjas de estafa según la cantidad de dinero que han obtenido de las víctimas. Entre los 700 y los 6.000 euros es donde se encuentra la mayoría de casos. Un segundo escalón entre los 6.000 y los 40.000 euros.
AE: Y luego hay cantidades que es desproporcionada, que llegan a los 200, 300 mil, incluso 400.000 €. O sea, es increíble.
JC: Como la de Cristina. Más de 300.000 euros. Y aunque no le ocurrió a ella, la policía tiene conocimiento de casos en los que los estafadores vuelven a ponerse en contacto con las víctimas haciéndose pasar por bufetes de abogados u otras entidades que buscan la defensa de estas personas para seguir sacándoles dinero.
AE: Los estafadores no tienen escrúpulos. Lo que van es si ven que hay posibilidades de sacar más dinero, pues intentan hacerlo y se presentan como policías extranjeros, bufetes de abogados internacionales especializados en este tema y le vuelven otra vez a estafar.
JC: Para la policía la baja autoestima es el principal causante de caer en este tipo de estafas. Entre las víctimas no hay un patrón socioeconómico, pero todas se encuentran en una situación personal delicada, como en el caso de Cristina, convaleciente de un cáncer.
AE: Es la vulnerabilidad de la víctima. Esa es la clave, es la clave.
JC: En la gran mayoría de casos denunciados, las víctimas son mujeres, aunque el número de hombres que pasan por situaciones similares ha aumentado en los últimos meses.
AE: La edad oscila entre los 40 y 60 años, principalmente alrededor de los 50. Normalmente, las víctimas son mujeres solteras, divorciadas, viudas. Y por regla general: suelen tener pocas relaciones sociales.
JC: Encajaba en el perfil de Cristina. Tal vez cueste creer que una historia como esta pueda producirse en un caso como el suyo, una jurista de alto nivel.
ARUN MANSUKHANI: Esto le puede pasar a cualquiera que tenga un estado carencial afectivo. Ese es el elemento crucial.
JC: Él es Arun Mansukhani, psicólogo clínico.
AM: Si tú afectivamente estás vinculado social e íntimamente, yo diría que es casi imposible que te ocurra. Si tú no estás vinculado social y afectivamente tienes esa necesidad.
JC: Hay momentos en los que la fantasía puede más.
AM: Nosotros no vemos la realidad, nosotros no percibimos la realidad. Eso ya lo sabemos perfectamente. Nosotros hacemos una hipótesis o generamos narrativas acerca de la realidad.
JC: Alimentar la fantasía es clave, pero nunca culminarla. Tiene mucho sentido dentro de la estrategia para ganarse la confianza de las víctimas.
AM: No sacar el tema sexual, pero yo entiendo que eso es puramente intuitivo. Ellos intuitivamente saben cuáles son las cosas: o nunca enfadarse, nunca hablar mal, el recurso a temas emocionales…
JC: ¿Y cómo se construye la fantasía? El modus operandi es siempre el mismo: los estafadores crean muchos perfiles falsos en redes sociales y cada perfil, a su vez, lanza decenas de invitaciones de amistad. Estos perfiles siempre tienen un punto en común: la supuesta persona tiene una actividad profesional muy atractiva.
AE: Piloto de aviones. Médico en zona de conflicto bélico, militar de Estados Unidos destinado, por ejemplo en Afganistán.
JC: En el caso de Cristina, o sea, en el caso de Zico, la guerra era la de Siria. En Málaga, la policía realizó una primera detención en septiembre de 2022. A partir de ahí, comenzaron a tirar del hilo y desmantelaron la organización criminal en enero de 2023. En los registros, además de todo el material tecnológico, encontraron libros de psicología y sociología.
AE: Para intentar de alguna manera ver la forma que tienen de actuar las personas de ese país y poder en algún momento entrar en su círculo más cercano.
JC: Cristina figura entre las víctimas que la policía atribuye a esta red. En marzo de este año fue la última vez que él intentó contactar con ella, lo que reafirma la idea de que detrás de Zico hay más de una persona. A día de hoy, se da cuenta de algunos detalles que antes pasaba por alto:
CRISTINA: A la hora de hablar, yo creo que fue mejorando muchísimo su castellano. Ya te digo, a unos niveles… sobre todo en expresiones coloquiales.
JC: Y otros detalles que no resultan tan livianos:
C: Mi nombre nunca. Además, yo creo que no llegó nunca a aprendérselo. No, él me llamaba amor, mi amor.
JC: Es que Zico era un profesional.
C: Si no solo estaba conmigo, estaba con 20.000 más… imagínate. Tienen que tener mucho cuidado en no meter ese tipo de pata.
JAES: Ahora ya todo es un asunto policial y judicial. Si las autoridades consiguieran demostrar los delitos de pertenencia a organización criminal, sumado a los delitos de estafa y de falsedad documental, la pena estaría alrededor de los 7 años de cárcel. Y para la parte estafada, para Cristina, pocas esperanzas de recuperar el dinero.
C: Yo no creo que vaya a recuperar ningún dinero. Sería ideal. Con que recuperara la mitad ya me daría por satisfecha.
JAES: El problema, más allá de lo económico, es el daño, la sensación de fracaso y de intemperie que deja en las víctimas que caen en esta trampa.
C: Me he tirado noches sin dormir… imagínate la de problemas que pueda tener ahora mismo a nivel económico y legal. Tenía dos opciones o me suicido o tiro palante.
JAES: Cristina ha seguido adelante. Eso sí, admite que le gustaría volver a oír su voz para, como ella dice, «olvidar toda esta pesadilla».
C: Pues sí, lo de la voz sí es importante para mí, porque además lo reconocería inmediatamente.
JAES: Y es que, aunque ya es consciente de que todo lo que ha vivido es una estafa, la resaca de la ficción necesita tiempo.
C: Yo todavía sigo pensando que ese hombre ha sido para mí como el hombre de mi vida. Y te parecerá extraño, pero es así. Yo estaba locamente enamorada de esa persona.
JAES: La investigación que ha dado lugar a este podcast empezó en una comisaría de Móstoles, en Madrid. Allí los agentes dieron con una cuenta bancaria relacionada con uno de los casos, abierta en una sucursal del malagueño barrio de El Palo.
JAES: Muchos casos no se denuncian por miedo, vergüenza o porque sus víctimas todavía tienen la esperanza de que el amor salvará todas sus deudas. Todos los días hay intentos y estafas similares, tan sofisticados como las últimas tecnologías y tan directos como las emociones más básicas.
JAES: Este ha sido otro episodio más de Fuera del Radar, el podcast de periodismo narrativo que se mueve más allá de la noticia. Gracias a Juan Cano por investigar y narrar esta historia, a Curro Fernández Sibaja por la producción técnica y a Ana Pérez Bryan por la coordinación en Málaga. Soy José Ángel Esteban, gracias por escuchar.