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Fuera del Radar | T3

El funeral de un médium

Mikel dice ver espíritus. La exactitud de sus predicciones le ha granjeado fama internacional, pero llegar hasta ahí no ha sido un camino fácil

Transcripción

FUERA DEL RADAR: EL DESTINO DE UN MÉDIUM

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal? Bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias.

JAE: A ojos de sus vecinos, Mikel Lizarralde era solo un niño con imaginación desbordada, aunque él sabía…

MIKEL LIZARRALDE: Es como que desde pequeño yo he sabido algo, que había algo…

JAE: Todos los días tenía que hacer un largo camino para ir al colegio, entre la ría y las fábricas.

ML: Tenía que recorrer un camino que para mí como niño se me hacía largo para ir a la ikastola, donde no me cruzaba casi con nadie.

JAE: Pero él hablaba, gesticulaba solo. Hasta que llegó a ser demasiado evidente.

ML: Algún vecino debió de meterse conmigo y mi madre me dijo: «Por favor. No hables solo. Deja de hacer teatro. ¡Actúa normal!»

JAE: Nadie le creía cuando decía que, en esos paseos, había personas que le acompañaban.

ML: Me dijo eso, ¡Deja de hacer teatro!. Y yo le dije: «Pero si yo no hago teatro, si yo no voy solo, si yo voy con gente».

JAE: Mikel tenía seis años. En un pueblo pequeño como Urretxu, en el interior de Gipuzkoa, que un niño dijera que veía cosas que en realidad no estaban ahí delante de nadie… llamaba, cuanto menos, la atención.

ML: Para ti son normales porque siempre lo has tenido. No piensas que los demás no lo tienen.

JAE: Eran los años 80. Mikel era capaz de hacer descripciones muy detalladas de esas personas a las que veía, esos amigos imaginarios.

ML: Sobre todo una niña, de ojos verdes, muy, muy verdes, rubia, rubia, rubia, a la que yo llamaba Marisol.

JAE: La llamaba así por su parecido con la actriz Pepa Flores. Pero no era ella.

ML: Una prima mía que la atropelló un tren con 14 años cuando yo tenía dos.

JAE: Mikel interactuaba con familiares que nunca había llegado a conocer, ni siquiera en fotografías. Porque tenía un don. Y lo sabía.

ML: Mi infancia siempre ha sido muy feliz. Siempre sabiendo que había algo más. Que a mí lo que me cuentan está bien, los planetas, los ríos... Pero aquí, esto no es. Aquí hay algo más.

JAE: A sus amigos del colegio no les parecía tan raro. Para ellos, desde siempre, Mikel era el niño capaz de encontrar y ver cosas. Como un juego.

ML: No me hacía nadie sentir mal porque siempre me habían conocido así.

JAE: Pero sus padres sí que vivían asustados ante las capacidades de su hijo.

ML: Mis padres tenían mucho miedo a que me pasara algo, al que dirán, que la gente me haga algo, que los espíritus me hagan algo.

JAE: Y llegó un momento en el que él mismo empezó a asustarse. No solo veía espíritus, también tenía premoniciones y visiones sobre muertes que se cumplían.

ML: Y lloraba porque me culpaba, porque pensaba que yo lo había generado.

JAE: Y tenía que callarse…

ML: Y decía yo no puedo contarles que yo veo también lo mismo porque entonces van a tener miedo de mí. Me voy a quedar solo.

JAE: El miedo a ser rechazado se hizo fuerte en él. Ya no quería ser esa persona especial con dones. Quería ser normal.

ML: No lo asumía, lo ocultaba y de hecho yo he intentado ser de todo, menos médium. He intentado estudiar, dedicarme a esto o lo otro.

JAE: De poder ver el destino de los demás delante de sus ojos, pasó a querer ser un ciego delante del suyo propio.

ML: Pero es como que tu destino te atrapa.

JAE: Y efectivamente, le atrapó. Conoció a una de las médiums más famosas del mundo, y con ella aprendió a controlar y gestionar esas percepciones únicas. Aunque pasase por episodios difíciles.

ML: Porque a nadie le gusta ver su funeral y saber quién está en el funeral y cuándo va a ser.

JAE: Ahora Mikel Lizarralde está reconocido en los círculos esotéricos como uno de los mejores médiums del mundo. Y tiene claro que para ser feliz, no queda más remedio que abrazar tu destino, sea éste el que sea.

ML: Porque saber quién está en el funeral también te dice quién va a morir antes que tú.

CABECERA: FUERA DEL RADAR. HISTORIAS MÁS ALLÁ DE LA NOTICIA. EN ESTE EPISODIO: EL DESTINO DE UN MÉDIUM

JAE: Urretxu, un nombre, una toponimia que puede tener que ver con los avellanos, hurr (e) itz , en euskera, o con el agua y el oro, es un municipio del interior de Gipuzkoa de apenas 7.000 habitantes. Mikel Lizarralde nació allí en 1978.

Su padre era delineante y su madre profesora de inglés, convertida después en ama de casa. Él era el más pequeño de cuatro hermanos. Aquel desbarajuste y todo lo que trajo consigo lo cuenta Daniel Soriazu.

DANIEL SORIAZU: La vida de Mikel se movía entre el pueblo y las visitas al caserío familiar situado en la vecina localidad de Azpeitia. Donde se entretenía con sus primos. Una infancia normal. Feliz.

ML: Sí que he tenido esa cosa de vivir un poco a lo salvaje. Yo he crecido en una barriada que estaba como fuera del pueblo, las típicas casas que la fábrica construía para los obreros. Y jugábamos en el río, jugábamos a hacer chabolas…

DS: Aunque también tenía una forma particular de divertirse.

ML: He estado mucho tiempo solo. Me ha gustado mucho eso de ir al campo solo, al monte, a pasear. Desde siempre he buscado una capilla, una iglesia, un cementerio.

DS: Muy diferente a la forma de divertirse de los demás.

ML: Y era un poco raro porque todos van a jugar al fútbol y Mikel se va por ahí con el perro a no sé donde.

DS: Allí, en Azpeitia, pasaba horas en la casa natal de San Ignacio de Loiola, fundador de la compañía de Jesús. Con su pelo rubio, pasaba desapercibido como un turista más. Era lo que le gustaba.

ML: Es como que desde pequeño yo he sabido algo. Que había algo que necesitaba nutrir mi alma de una espiritualidad que es la que tenía en aquel momento.

DS: La vida interior de Mikel estaba marcada por las costumbres de su familia, con una profunda fe en el catolicismo. Sobre todo sus padres.

ML: Católicos, apostólicos, romanos. Mi madre, catequista. Estuvo seis meses dudando si quería ser monja o no, pero luego ya se casó, menos mal, porque si no yo no vendría.

DS: La religión se convertía en lo único que en aquel momento daba sentido a su forma de ser. A lo que sentía. A lo inexplicable que ocurría a su alrededor.

ML: Imaginaros como una luz que se abre y venía alguien a jugar conmigo. Y a veces esa luz traía noticias o traía acontecimientos.

DS: No sabe explicar cuándo empezó. Pero recuerda cómo en su soledad, siempre había alguien que le acompañaba.

ML: Una niña, de ojos verdes, muy verdes, rubia. Íbamos cantando Marisol y bailando.

DS: Le acompañaba sobre todo en el camino del cole a casa. Hablaban, cantaban… Y su actitud no pasaba desapercibida para algunos vecinos.

ML: Me acuerdo que al pasar en coche algunos vecinos se reían de mí o hacían comentarios a mis padres. Decían cosas como: «Jo, fíjate Mikel que va hablando solo».

DS: Algo que a sus padres les afectaba. No querían que su hijo sufriera ni que fuera el centro de las mofas.

ML: Me acuerdo que una de esas veces ya mis padres ya desesperados porque algo debió de pasar, yo no sé lo qué fue, algún vecino debió de meterse conmigo y mi madre me dijo: «Por favor, no hables solo».

DS: Y en cierto punto, él comenzó a describir a esos acompañantes.

ML: Me puse a describir esa gente sin saber que eran familiares.

DS: Marisol, la niña de ojos verdes, era una de las personas que más le acompañaban. Él no sabía quién era ella… pero sus padres sí la reconocieron.

ML: Entonces mi madre se dio cuenta de quiénes eran. La niña rubia resulta que es una prima mía que la atropelló un tren.

DS: Y también había otra señora, llamada Bernarda.

ML: Y la describí como la típica señora grande, pechugona, vestida de gris, tal... ¿Cuántas hay así? Pero de repente dije: «En esta mano tiene dos dedos». Se les cambió la cara, los dos se pusieron blancos.

DS: Era su bisabuela. No había manera de que Mikel tuviera la información sobre la deformación en su mano.

ML: Solo hay una fotografía en el caserío que apareció años más tarde, donde esta señora aparece sujetando un libro para esconder... tenía como dos dedos gordos. Los esconde detrás del libro. Pero esa foto yo aún no la había visto.

DS: En esos días Mikel tenía 8 años. Recuerda aquellos pasajes con claridad, aunque entonces no asumía que lo que le pasaba era algo excepcional.

ML: Yo de niño cerraba los ojos y lo veía como una película en mi mente. Cosas muy sencillas de la vida como que me han robado el balón. ¿Quién tiene mi balón?

DS: El resto de niños, sus amigos, respetaban su capacidad para adivinar según qué cosas.

ML: Había un amiguillo mío que se llamaba Tito. Decían: «Tito no ha venido hoy. ¿Dónde está Tito?». Está en casa de 'nosequién'. Y nadie dudaba de si estaba allí o no. Le preguntaban a Mikel. No me hacía nadie sentir mal porque siempre me habían conocido así.

DS: Y entonces encontró una forma de que sus padres aceptaran lo que le pasaba. Aprovechando que eran muy creyentes, empezó a presentarlo como una especie de milagro.

ML: yo aprendí a hablar su idioma. A decir: «Mientras yo rezaba a la Virgen he recibido la información de que esto va a pasar».

DS: Sin embargo, hubo un acontecimiento que le marcó, que le hizo cambiar la percepción de sus dones. A sentir miedo de verdad.

ML: Un frío extremo que entraba como por dentro de mi piel…

DS: Ocurrió en una excursión escolar, cuando tenía 11 años. Estaba durmiendo con otros compañeros en un cuarto compartido cuando vio una aparición.

ML: Sabes, que va subiendo de los pies para arriba. Me despertó. Entonces abrí los ojos y delante de mí, en mis pies, empezó a formarse en sentido contrario a las agujas del reloj, como una especie de neblina.

DS: Esa entidad extraña adoptó una forma humana. Era un vecino suyo del barrio.

ML: Y entonces lo miré fijamente. Y él dijo: «Mañana me moriré».

DS: En cuanto regresó a casa, Mikel fue rápidamente a contárselo a sus padres.

ML: En cuanto paró el autobús fui corriendo a casa. El kilómetro y pico que hay, así, ya casi sin respiración. «¡Mamá, Mamá! ¿Qué tal está este hombre?»

DS: La respuesta le tranquilizó. Su vecino estaba bien. De hecho, acababa de salir del hospital donde estaba en tratamiento por un cáncer. Pero todo cambió al día siguiente.

ML: Me encontré a mis padres sentados en la cocina, con las caras largas, y les dije: «¿Qué pasa?», «No, siéntate, siéntate. Es que ha llamado esta mañana a las 10:30 de la mañana el hijo de este señor para decir que se ha muerto».

DS: Mikel se quedó de piedra.

ML: Entonces ahí entré en pánico. Claro. ¿Qué pasó por mi cabeza? Que yo lo había generado. Que él había muerto porque yo había dicho que iba a morir.

DS: Ahí se marcaba un punto de inflexión en su vida. Lo que hasta aquel momento le había parecido un juego, se volvió entonces en una condena macabra que le hacía sufrir.

ML: No sabía qué hacer, ni mis padres saben qué hacer, ni mi familia sabía qué hacer conmigo. Me metí en mi habitación, debajo de la cama y yo lloraba y lloraba y lloraba porque me culpaba, ¿no? porque pensaba que yo lo había generado.

DS: Ese tipo de vivencias, esas premoniciones, no desaparecieron. Hubo más, y sus padres no sabían reaccionar

ML: Porque yo veía que cuando ellos se asustaban, me mandaban a rezar. Siempre se refugiaron en «Vamos a rezar. Vamos a rezar».

DS: Pero resulta que, además, en Urretxu había otra mujer que se dedicaba a la videncia.

ML: Los comentarios de la gente del pueblo de «¡Huy! cuando viene Marijo cruzate de acera que esa te lee todo, que esa te ve todo, que esa tal…»

DS: El rechazo que aquella mujer sufría hizo que Mikel prefiriese ocultar quién era realmente. Lo que era.

ML: Yo veía la reacción también de mis amigos ante esa mujer. Entonces yo decía yo no puedo contarles que yo veo también lo mismo porque entonces van a tener miedo de mí. Me voy a quedar solo.

DS: Ese miedo le llevó a pasar desapercibido hasta los 14 años. En aquella etapa de adolescente también le tocó lidiar con otro momento importante de su vida. Descubrir y aceptar su homosexualidad.

ML: Otra revolución más para mis padres.

DS: Mikel no tuvo ningún problema en salir del armario. Para él fue un paso fácil de dar, pero sus padres no lo veían de la misma manera.

ML: Mal, muy mal, muy mal. Pero bueno, fuimos a un psicólogo.

DS: El diagnóstico que les dio fue contundente.

ML: Su hijo no necesita ningún tratamiento. Los que necesitan tratamiento son ustedes. Era otra época, me tuvieron muy mayor. Ellos tenían unas creencias.

DS: Solo le faltaba encontrar la forma de conciliar la otra parte de su personalidad, esa que él tapaba y que luchaba por salir a la luz. Fue encontrando la manera de hacerlo.

ML: Si yo leo las cartas… digo que no soy yo sino que son las cartas y me curo en salud.

DS: Con una baraja española, volvió a poner en práctica sus dones. Primero con su familia, donde sus dotes de adivinación se hicieron populares.

ML: Me llamaban mis tíos al comedor, que es la sala importante. «Venga Mikel, echa las cartas, pero en plan de risa, en plan de juego… hasta que de repente empezaron a salir allí cosas».

DS: Cosas como embarazos, accidentes…

ML: Le predije que tenía un bebecito en la tripa y ella no quería decir porque claro, ni estaba casada ni nada.

DS: Y también datos muy específicos.

ML: ¿Mi marido va a encontrar trabajo?» Me acuerdo una vez una tía mía… y le dije: «Sí. Pero se va a cortar la mano y tal». Perdió dos dedos.

DS: Esos aciertos hacían que su credibilidad fuese creciendo.

ML: Claro que me creían porque veían los resultados. Es que cuando un espíritu da un mensaje es súper claro.

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Con 16 años Mikel empezó a echar las cartas también en el instituto. Lejos de ocultarse, fue un paso más allá.

ML: Ahí me pasé de la baraja española al tarot.

JAE: Entre todos aquellos adolescentes, claro…

ML: No te imaginas la que se lió.

JAE: Triunfaba con las tiradas de cartas sobre el amor.

ML: Me hice más famoso que La Chelito. De repente empiezan a llegar de otros cursos, de otras clases, de otros instis. Abría la puerta del descanso y había ahí una cola de gente para entrar que yo casi no podía ni comer.

JAE: Pero ese éxito no gustó mucho en su instituto.

ML: El director llamó a mis padres y dijo: «Que deje de hacer esto porque claro está haciendo una revolución aquí». No les gustaba.

JAE: Tuvo que parar. De nuevo, se sintió como un incomprendido. Y volvió a ocultarse.

ML: Entonces ahí con 16 años, cuando pasa eso que casi me expulsan, metí las cartas en el congelador y dije: «Nunca más. Yo soy de todo menos esto».

JAE: Mikel no podía llegar a imaginar las sorpresas que el destino le reservaba. Enseguida retomamos el relato.

PAUSA

JAE: La percepción especial de Mikel le había hecho sentirse solo, diferente y culpable en varias etapas de su niñez y adolescencia.

ML: Todas esas reacciones de la gente, la incomprensión, la crítica, me hacían como meterme en mi mundo. Aparte del miedo que tenía de «Que esto lo estoy causando yo… ¿Esto qué es?».

JAE: Decidió abandonar cualquier actividad relacionada con la adivinación, el espiritismo o como lo queramos llamar. .Se empeñó en llevar lo que la mayoría entendemos como «una vida normal». Pero no iba a ser posible. Daniel Soriazu continúa con la historia.

DANIEL SORIAZU: Cuando Mikel cumplió 18 años decidió matricularse en periodismo. Muy poco después se dio cuenta de que no le llenaba y en tercero de carrera decidió abandonar.

ML: Yo no estaba bien emocionalmente en esa época.

DS: Sin embargo, su vida estaba a punto de dar un giro de 180 grados. Una persona muy especial iba a cruzarse en su camino.

ML: Me dijo que me había estado esperando. Cuando nos conocimos, lo primero que me dijo fue eso. «Ya era hora. Te estaba esperando».

DS: Ella era Marilyn Rossner.

VOZ DE MARYLIN ROSSNER

DS: Marilyn Rossner es considerada la médium más famosa entre los círculos esotéricos mundiales. Ofrece conferencias sin parar en distintas partes del planeta. También es conocida porque se dice que sirvió de inspiración para un personaje de cine: la niña de Poltergeist, la película de Steven Spilberg.

AUDIO POLTERGEIST

ML: Con 17 años o así, yo la vi en Antena 3. Y de repente sentí que yo la conocía, que nos teníamos que conocer.

DS: El encuentro se produjo en el verano de 2002. Mikel ya tenía 24 años. En el Palacio de Miramar de San Sebastián se celebraba, como todos los años por esas fechas, una nueva edición del Salón del Esoterismo. Mikel no dudó y fue a buscarla. Pocas palabras hicieron falta para que se produjera una conexión entre ellos.

ML: Me dijo: «Mira, tú tienes un don sin desarrollar. Ven conmigo a Canadá».

DS: En Montreal Rossner tiene su centro de ciencias espirituales, donde se aúnan estudios sobre la conciencia o las experiencias psíquicas entre otras. Mikel no se lo pensó dos veces.

ML: Con muy poco dinero, sin decir la verdad a mis padres…

DS: Al año siguiente, 2003, hizo las maletas y se marchó a Canadá.

ML: Les dije una mentira un poco cabronceta, piadosa: que yo iba a mejorar mi inglés y a aprender francés.

DS: El cambio no fue fácil… Pero poco a poco consiguió controlar esas percepciones que durante años había querido rechazar.

ML: Pasé de ser un ignorante total, al que le domina el don, a de repente comprender cuando es la mente, cuando es el espíritu… saber cómo conectar, cómo controlarlo, cómo permitir que se te acerquen…

DS: Apenas dos semanas después de empezar su formación ya estaba atendiendo algunas consultas en Canadá.

ML: Es como un pez que de repente encuentra el río de su vida. Yo allí me veía. Vamos, feliz, feliz, feliz es poco.

DS: Mikel defiende que todos tenemos capacidad de sentir estas percepciones sobrenaturales.

ML: Es natural e inherente al ser humano desde las cavernas. Sólo que nos hemos desconectado, nos hemos conectado al exterior.

DS: Solo hay que saber mirar…

ML: Esta sala, donde estamos grabando ahora, está conectada con el mundo del espíritu. Solamente tengo que saber abrir la antena para empujar la puerta y abrir la otra dimensión. Pero no es algo imaginario. Es un mundo real. Es un mundo más real si cabe que éste.

DS: No lo puede explicar de forma racional, aunque asegura que la ciencia sí consigue acercarse a este mundo.

ML: Nos dice que, al menos durante un tiempo, nuestra propia conciencia sigue viviendo después del cambio que llamamos muerte. Entonces, yo creo que son acercamientos y explicaciones muy válidas.

DS: Habla de unos espíritus que no se parecen en nada a los de las películas. Ni poseen cuerpos, ni buscan hacer daño.

ML: Pueden crear lo que se llaman disrupciones alrededor de la persona y que la persona lo sienta como un ataque, pero el espíritu no te quiere atacar en ningún momento. La maldad es un constructo de la mente humana.

DS: Pero las psicofonías, manifestaciones de espíritus y otros sucesos paranormales sí pueden suceder.

ML: De hecho estamos en una era más juguetona. Donde los velos que separaban los mundos están cada vez más cerca. El mundo de los espíritus usa esta tecnología moderna para manifestarse.

DS: Mikel también oferta otros servicios como la videncia, la lectura psíquica o la premonición. Dice haber visto en el futuro cosas que hubiera preferido no ver.

ML: Es una putada porque a nadie le gusta ver su funeral y saber quién va a estar en el funeral y cuándo va a ser.

DS: Recuerda vivir un aterrizaje complicado en el aeropuerto vizcaíno de Loiu.

ML: Tres veces intentó aterrizar. Se ponía el morro así. Bueno, parecía «El sapito loco». Se caía metros para abajo, para arriba, para los costados…

DS: En ese momento, conocer la fecha de su muerte le dio mucha tranquilidad.

ML: Había un grupo de chavalitas de balonmano que empezaron a chillar, a vomitar, a gritar. A mí me asustó un montón pero de repente dije: «Ah, si no es mi hora, si no es mi fecha. Y me quedé tan tranquilo. Seguí viendo mi película.

DS: Pero ver su propio funeral también le dio otra información.

ML: Si tú sabes quién está y quién no está de tus familiares, también sabes quién se va a morir antes que tú.

DS: Una de esas ausencias era la de su padre. Sabía cuándo iba a llegar el momento de despedirse de él para siempre.

ML: Fue duro porque vives el duelo con antelación y cuanto más se acercaba la fecha que yo había visto, que me habían dado en aquel mensaje, pues más miedo pasaba.

DS: Aunque eso también le dio la oportunidad de aprovechar el tiempo juntos de otra manera.

ML: Que no me quede nada pendiente. Aprovechar a mi padre al máximo, decirle todo... Y cuando murió pues es como que ya había vivido el duelo.

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: En todos estos años, Mikel había pasado de sentirse un extraño en casa a tener unos padres orgullosos de lo que hacía.

ML: Mis padres al principio lo llevaron muy mal, luego lo fueron integrando muy bien. Y fueron fans número uno.

JAE: Ha vivido momentos difíciles. En más de una ocasión le han hecho tirar la toalla. Pero guiarse por lo que sentía le ha permitido experimentar la vida de una forma plena.

ML: Buscamos la estabilidad pensando que eso me va a dar felicidad. Y no. Te va a pasar como a mí cuando estudiaba periodismo. Te vas a convertir en una persona gris. Cuando yo voy buscando la felicidad… si tú vas siguiendo algo que te llena de alegría desde siempre, algo que desde niño has querido hacer…

JAE: Ahora Mikel tiene su propio centro en San Sebastián, Izarpe, donde ofrece sus saberes como médium junto a otras actividades relacionadas con la mente. El éxito de Mikel se ve claramente en su agenda de citas.

ML: En junio del 2022 ya se me llenó diciembre del 24.

ML: Un médico igual puede ver 20 personas al día. Yo no porque me agoto.

JAE: Su mensaje para todas aquellas personas que se sientan extrañas, diferentes, especiales es sencillo: que sigan su corazón.

ML: Es que todos tenemos dones y que todos, por muy pequeño que sea el acto, podemos hacer algo para cambiar el mundo.

JAE: Hasta aquí. Esta es una más de las historias de Fuera del Radar, un podcast narrativo que se mueve más allá de la noticia. Gracias a Daniel Soriazu por producir y editar esta historia. Soy José Ángel Esteban. Gracias por escuchar.

Jueves, 25 de mayo 2023, 00:25

Mikel Lizarralde es bien conocido en Gipuzkoa y levanta pasiones. Para algunos, una persona que cambia vidas contactando con los espíritus, con una precisión impactante. Para otros, es un estafador que juega con los sentimientos de los demás. Lo que está claro es que este ... médium de Urretxu tiene lista de espera para dentro de más de dos años.

Créditos

  • Una historia de Daniel Soriazu

  • Edición Luis Gómez Cerezo y Carlos G. Fernández

  • Coordinación general Andrea Morán Ferrés

  • Producción técnica Íñigo Martín Ciordia

  • Diseño sonoro y mezcla Rodrigo Ortiz de Zárate

  • Ilustraciones Gustavo Magalhães

  • Producción ejecutiva y dirección José Ángel Esteban

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El funeral de un médium

FUERA DEL RADAR: EL DESTINO DE UN MÉDIUM
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal? Bienvenidos y bienvenidas a nuestras historias.
JAE: A ojos de sus vecinos, Mikel Lizarralde era solo un niño con imaginación desbordada, aunque él sabía…
MIKEL LIZARRALDE: Es como que desde pequeño yo he sabido algo, que había algo…
JAE: Todos los días tenía que hacer un largo camino para ir al colegio, entre la ría y las fábricas.
ML: Tenía que recorrer un camino que para mí como niño se me hacía largo para ir a la ikastola, donde no me cruzaba casi con nadie.
JAE: Pero él hablaba, gesticulaba solo. Hasta que llegó a ser demasiado evidente.
ML: Algún vecino debió de meterse conmigo y mi madre me dijo: «Por favor. No hables solo. Deja de hacer teatro. ¡Actúa normal!»
JAE: Nadie le creía cuando decía que, en esos paseos, había personas que le acompañaban.
ML: Me dijo eso, ¡Deja de hacer teatro!. Y yo le dije: «Pero si yo no hago teatro, si yo no voy solo, si yo voy con gente».
JAE: Mikel tenía seis años. En un pueblo pequeño como Urretxu, en el interior de Gipuzkoa, que un niño dijera que veía cosas que en realidad no estaban ahí delante de nadie… llamaba, cuanto menos, la atención.
ML: Para ti son normales porque siempre lo has tenido. No piensas que los demás no lo tienen.
JAE: Eran los años 80. Mikel era capaz de hacer descripciones muy detalladas de esas personas a las que veía, esos amigos imaginarios.
ML: Sobre todo una niña, de ojos verdes, muy, muy verdes, rubia, rubia, rubia, a la que yo llamaba Marisol.
JAE: La llamaba así por su parecido con la actriz Pepa Flores. Pero no era ella.
ML: Una prima mía que la atropelló un tren con 14 años cuando yo tenía dos.
JAE: Mikel interactuaba con familiares que nunca había llegado a conocer, ni siquiera en fotografías. Porque tenía un don. Y lo sabía.
ML: Mi infancia siempre ha sido muy feliz. Siempre sabiendo que había algo más. Que a mí lo que me cuentan está bien, los planetas, los ríos... Pero aquí, esto no es. Aquí hay algo más.
JAE: A sus amigos del colegio no les parecía tan raro. Para ellos, desde siempre, Mikel era el niño capaz de encontrar y ver cosas. Como un juego.
ML: No me hacía nadie sentir mal porque siempre me habían conocido así.
JAE: Pero sus padres sí que vivían asustados ante las capacidades de su hijo.
ML: Mis padres tenían mucho miedo a que me pasara algo, al que dirán, que la gente me haga algo, que los espíritus me hagan algo.
JAE: Y llegó un momento en el que él mismo empezó a asustarse. No solo veía espíritus, también tenía premoniciones y visiones sobre muertes que se cumplían.
ML: Y lloraba porque me culpaba, porque pensaba que yo lo había generado.
JAE: Y tenía que callarse…
ML: Y decía yo no puedo contarles que yo veo también lo mismo porque entonces van a tener miedo de mí. Me voy a quedar solo.
JAE: El miedo a ser rechazado se hizo fuerte en él. Ya no quería ser esa persona especial con dones. Quería ser normal.
ML: No lo asumía, lo ocultaba y de hecho yo he intentado ser de todo, menos médium. He intentado estudiar, dedicarme a esto o lo otro.
JAE: De poder ver el destino de los demás delante de sus ojos, pasó a querer ser un ciego delante del suyo propio.
ML: Pero es como que tu destino te atrapa.
JAE: Y efectivamente, le atrapó. Conoció a una de las médiums más famosas del mundo, y con ella aprendió a controlar y gestionar esas percepciones únicas. Aunque pasase por episodios difíciles.
ML: Porque a nadie le gusta ver su funeral y saber quién está en el funeral y cuándo va a ser.
JAE: Ahora Mikel Lizarralde está reconocido en los círculos esotéricos como uno de los mejores médiums del mundo. Y tiene claro que para ser feliz, no queda más remedio que abrazar tu destino, sea éste el que sea.
ML: Porque saber quién está en el funeral también te dice quién va a morir antes que tú.
CABECERA: FUERA DEL RADAR. HISTORIAS MÁS ALLÁ DE LA NOTICIA. EN ESTE EPISODIO: EL DESTINO DE UN MÉDIUM
JAE: Urretxu, un nombre, una toponimia que puede tener que ver con los avellanos, hurr (e) itz , en euskera, o con el agua y el oro, es un municipio del interior de Gipuzkoa de apenas 7.000 habitantes. Mikel Lizarralde nació allí en 1978.
Su padre era delineante y su madre profesora de inglés, convertida después en ama de casa. Él era el más pequeño de cuatro hermanos. Aquel desbarajuste y todo lo que trajo consigo lo cuenta Daniel Soriazu.
DANIEL SORIAZU: La vida de Mikel se movía entre el pueblo y las visitas al caserío familiar situado en la vecina localidad de Azpeitia. Donde se entretenía con sus primos. Una infancia normal. Feliz.
ML: Sí que he tenido esa cosa de vivir un poco a lo salvaje. Yo he crecido en una barriada que estaba como fuera del pueblo, las típicas casas que la fábrica construía para los obreros. Y jugábamos en el río, jugábamos a hacer chabolas…
DS: Aunque también tenía una forma particular de divertirse.
ML: He estado mucho tiempo solo. Me ha gustado mucho eso de ir al campo solo, al monte, a pasear. Desde siempre he buscado una capilla, una iglesia, un cementerio.
DS: Muy diferente a la forma de divertirse de los demás.
ML: Y era un poco raro porque todos van a jugar al fútbol y Mikel se va por ahí con el perro a no sé donde.
DS: Allí, en Azpeitia, pasaba horas en la casa natal de San Ignacio de Loiola, fundador de la compañía de Jesús. Con su pelo rubio, pasaba desapercibido como un turista más. Era lo que le gustaba.
ML: Es como que desde pequeño yo he sabido algo. Que había algo que necesitaba nutrir mi alma de una espiritualidad que es la que tenía en aquel momento.
DS: La vida interior de Mikel estaba marcada por las costumbres de su familia, con una profunda fe en el catolicismo. Sobre todo sus padres.
ML: Católicos, apostólicos, romanos. Mi madre, catequista. Estuvo seis meses dudando si quería ser monja o no, pero luego ya se casó, menos mal, porque si no yo no vendría.
DS: La religión se convertía en lo único que en aquel momento daba sentido a su forma de ser. A lo que sentía. A lo inexplicable que ocurría a su alrededor.
ML: Imaginaros como una luz que se abre y venía alguien a jugar conmigo. Y a veces esa luz traía noticias o traía acontecimientos.
DS: No sabe explicar cuándo empezó. Pero recuerda cómo en su soledad, siempre había alguien que le acompañaba.
ML: Una niña, de ojos verdes, muy verdes, rubia. Íbamos cantando Marisol y bailando.
DS: Le acompañaba sobre todo en el camino del cole a casa. Hablaban, cantaban… Y su actitud no pasaba desapercibida para algunos vecinos.
ML: Me acuerdo que al pasar en coche algunos vecinos se reían de mí o hacían comentarios a mis padres. Decían cosas como: «Jo, fíjate Mikel que va hablando solo».
DS: Algo que a sus padres les afectaba. No querían que su hijo sufriera ni que fuera el centro de las mofas.
ML: Me acuerdo que una de esas veces ya mis padres ya desesperados porque algo debió de pasar, yo no sé lo qué fue, algún vecino debió de meterse conmigo y mi madre me dijo: «Por favor, no hables solo».
DS: Y en cierto punto, él comenzó a describir a esos acompañantes.
ML: Me puse a describir esa gente sin saber que eran familiares.
DS: Marisol, la niña de ojos verdes, era una de las personas que más le acompañaban. Él no sabía quién era ella… pero sus padres sí la reconocieron.
ML: Entonces mi madre se dio cuenta de quiénes eran. La niña rubia resulta que es una prima mía que la atropelló un tren.
DS: Y también había otra señora, llamada Bernarda.
ML: Y la describí como la típica señora grande, pechugona, vestida de gris, tal... ¿Cuántas hay así? Pero de repente dije: «En esta mano tiene dos dedos». Se les cambió la cara, los dos se pusieron blancos.
DS: Era su bisabuela. No había manera de que Mikel tuviera la información sobre la deformación en su mano.
ML: Solo hay una fotografía en el caserío que apareció años más tarde, donde esta señora aparece sujetando un libro para esconder... tenía como dos dedos gordos. Los esconde detrás del libro. Pero esa foto yo aún no la había visto.
DS: En esos días Mikel tenía 8 años. Recuerda aquellos pasajes con claridad, aunque entonces no asumía que lo que le pasaba era algo excepcional.
ML: Yo de niño cerraba los ojos y lo veía como una película en mi mente. Cosas muy sencillas de la vida como que me han robado el balón. ¿Quién tiene mi balón?
DS: El resto de niños, sus amigos, respetaban su capacidad para adivinar según qué cosas.
ML: Había un amiguillo mío que se llamaba Tito. Decían: «Tito no ha venido hoy. ¿Dónde está Tito?». Está en casa de 'nosequién'. Y nadie dudaba de si estaba allí o no. Le preguntaban a Mikel. No me hacía nadie sentir mal porque siempre me habían conocido así.
DS: Y entonces encontró una forma de que sus padres aceptaran lo que le pasaba. Aprovechando que eran muy creyentes, empezó a presentarlo como una especie de milagro.
ML: yo aprendí a hablar su idioma. A decir: «Mientras yo rezaba a la Virgen he recibido la información de que esto va a pasar».
DS: Sin embargo, hubo un acontecimiento que le marcó, que le hizo cambiar la percepción de sus dones. A sentir miedo de verdad.
ML: Un frío extremo que entraba como por dentro de mi piel…
DS: Ocurrió en una excursión escolar, cuando tenía 11 años. Estaba durmiendo con otros compañeros en un cuarto compartido cuando vio una aparición.
ML: Sabes, que va subiendo de los pies para arriba. Me despertó. Entonces abrí los ojos y delante de mí, en mis pies, empezó a formarse en sentido contrario a las agujas del reloj, como una especie de neblina.
DS: Esa entidad extraña adoptó una forma humana. Era un vecino suyo del barrio.
ML: Y entonces lo miré fijamente. Y él dijo: «Mañana me moriré».
DS: En cuanto regresó a casa, Mikel fue rápidamente a contárselo a sus padres.
ML: En cuanto paró el autobús fui corriendo a casa. El kilómetro y pico que hay, así, ya casi sin respiración. «¡Mamá, Mamá! ¿Qué tal está este hombre?»
DS: La respuesta le tranquilizó. Su vecino estaba bien. De hecho, acababa de salir del hospital donde estaba en tratamiento por un cáncer. Pero todo cambió al día siguiente.
ML: Me encontré a mis padres sentados en la cocina, con las caras largas, y les dije: «¿Qué pasa?», «No, siéntate, siéntate. Es que ha llamado esta mañana a las 10:30 de la mañana el hijo de este señor para decir que se ha muerto».
DS: Mikel se quedó de piedra.
ML: Entonces ahí entré en pánico. Claro. ¿Qué pasó por mi cabeza? Que yo lo había generado. Que él había muerto porque yo había dicho que iba a morir.
DS: Ahí se marcaba un punto de inflexión en su vida. Lo que hasta aquel momento le había parecido un juego, se volvió entonces en una condena macabra que le hacía sufrir.
ML: No sabía qué hacer, ni mis padres saben qué hacer, ni mi familia sabía qué hacer conmigo. Me metí en mi habitación, debajo de la cama y yo lloraba y lloraba y lloraba porque me culpaba, ¿no? porque pensaba que yo lo había generado.
DS: Ese tipo de vivencias, esas premoniciones, no desaparecieron. Hubo más, y sus padres no sabían reaccionar
ML: Porque yo veía que cuando ellos se asustaban, me mandaban a rezar. Siempre se refugiaron en «Vamos a rezar. Vamos a rezar».
DS: Pero resulta que, además, en Urretxu había otra mujer que se dedicaba a la videncia.
ML: Los comentarios de la gente del pueblo de «¡Huy! cuando viene Marijo cruzate de acera que esa te lee todo, que esa te ve todo, que esa tal…»
DS: El rechazo que aquella mujer sufría hizo que Mikel prefiriese ocultar quién era realmente. Lo que era.
ML: Yo veía la reacción también de mis amigos ante esa mujer. Entonces yo decía yo no puedo contarles que yo veo también lo mismo porque entonces van a tener miedo de mí. Me voy a quedar solo.
DS: Ese miedo le llevó a pasar desapercibido hasta los 14 años. En aquella etapa de adolescente también le tocó lidiar con otro momento importante de su vida. Descubrir y aceptar su homosexualidad.
ML: Otra revolución más para mis padres.
DS: Mikel no tuvo ningún problema en salir del armario. Para él fue un paso fácil de dar, pero sus padres no lo veían de la misma manera.
ML: Mal, muy mal, muy mal. Pero bueno, fuimos a un psicólogo.
DS: El diagnóstico que les dio fue contundente.
ML: Su hijo no necesita ningún tratamiento. Los que necesitan tratamiento son ustedes. Era otra época, me tuvieron muy mayor. Ellos tenían unas creencias.
DS: Solo le faltaba encontrar la forma de conciliar la otra parte de su personalidad, esa que él tapaba y que luchaba por salir a la luz. Fue encontrando la manera de hacerlo.
ML: Si yo leo las cartas… digo que no soy yo sino que son las cartas y me curo en salud.
DS: Con una baraja española, volvió a poner en práctica sus dones. Primero con su familia, donde sus dotes de adivinación se hicieron populares.
ML: Me llamaban mis tíos al comedor, que es la sala importante. «Venga Mikel, echa las cartas, pero en plan de risa, en plan de juego… hasta que de repente empezaron a salir allí cosas».
DS: Cosas como embarazos, accidentes…
ML: Le predije que tenía un bebecito en la tripa y ella no quería decir porque claro, ni estaba casada ni nada.
DS: Y también datos muy específicos.
ML: ¿Mi marido va a encontrar trabajo?» Me acuerdo una vez una tía mía… y le dije: «Sí. Pero se va a cortar la mano y tal». Perdió dos dedos.
DS: Esos aciertos hacían que su credibilidad fuese creciendo.
ML: Claro que me creían porque veían los resultados. Es que cuando un espíritu da un mensaje es súper claro.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: Con 16 años Mikel empezó a echar las cartas también en el instituto. Lejos de ocultarse, fue un paso más allá.
ML: Ahí me pasé de la baraja española al tarot.
JAE: Entre todos aquellos adolescentes, claro…
ML: No te imaginas la que se lió.
JAE: Triunfaba con las tiradas de cartas sobre el amor.
ML: Me hice más famoso que La Chelito. De repente empiezan a llegar de otros cursos, de otras clases, de otros instis. Abría la puerta del descanso y había ahí una cola de gente para entrar que yo casi no podía ni comer.
JAE: Pero ese éxito no gustó mucho en su instituto.
ML: El director llamó a mis padres y dijo: «Que deje de hacer esto porque claro está haciendo una revolución aquí». No les gustaba.
JAE: Tuvo que parar. De nuevo, se sintió como un incomprendido. Y volvió a ocultarse.
ML: Entonces ahí con 16 años, cuando pasa eso que casi me expulsan, metí las cartas en el congelador y dije: «Nunca más. Yo soy de todo menos esto».
JAE: Mikel no podía llegar a imaginar las sorpresas que el destino le reservaba. Enseguida retomamos el relato.
PAUSA
JAE: La percepción especial de Mikel le había hecho sentirse solo, diferente y culpable en varias etapas de su niñez y adolescencia.
ML: Todas esas reacciones de la gente, la incomprensión, la crítica, me hacían como meterme en mi mundo. Aparte del miedo que tenía de «Que esto lo estoy causando yo… ¿Esto qué es?».
JAE: Decidió abandonar cualquier actividad relacionada con la adivinación, el espiritismo o como lo queramos llamar. .Se empeñó en llevar lo que la mayoría entendemos como «una vida normal». Pero no iba a ser posible. Daniel Soriazu continúa con la historia.
DANIEL SORIAZU: Cuando Mikel cumplió 18 años decidió matricularse en periodismo. Muy poco después se dio cuenta de que no le llenaba y en tercero de carrera decidió abandonar.
ML: Yo no estaba bien emocionalmente en esa época.
DS: Sin embargo, su vida estaba a punto de dar un giro de 180 grados. Una persona muy especial iba a cruzarse en su camino.
ML: Me dijo que me había estado esperando. Cuando nos conocimos, lo primero que me dijo fue eso. «Ya era hora. Te estaba esperando».
DS: Ella era Marilyn Rossner.
VOZ DE MARYLIN ROSSNER
DS: Marilyn Rossner es considerada la médium más famosa entre los círculos esotéricos mundiales. Ofrece conferencias sin parar en distintas partes del planeta. También es conocida porque se dice que sirvió de inspiración para un personaje de cine: la niña de Poltergeist, la película de Steven Spilberg.
AUDIO POLTERGEIST
ML: Con 17 años o así, yo la vi en Antena 3. Y de repente sentí que yo la conocía, que nos teníamos que conocer.
DS: El encuentro se produjo en el verano de 2002. Mikel ya tenía 24 años. En el Palacio de Miramar de San Sebastián se celebraba, como todos los años por esas fechas, una nueva edición del Salón del Esoterismo. Mikel no dudó y fue a buscarla. Pocas palabras hicieron falta para que se produjera una conexión entre ellos.
ML: Me dijo: «Mira, tú tienes un don sin desarrollar. Ven conmigo a Canadá».
DS: En Montreal Rossner tiene su centro de ciencias espirituales, donde se aúnan estudios sobre la conciencia o las experiencias psíquicas entre otras. Mikel no se lo pensó dos veces.
ML: Con muy poco dinero, sin decir la verdad a mis padres…
DS: Al año siguiente, 2003, hizo las maletas y se marchó a Canadá.
ML: Les dije una mentira un poco cabronceta, piadosa: que yo iba a mejorar mi inglés y a aprender francés.
DS: El cambio no fue fácil… Pero poco a poco consiguió controlar esas percepciones que durante años había querido rechazar.
ML: Pasé de ser un ignorante total, al que le domina el don, a de repente comprender cuando es la mente, cuando es el espíritu… saber cómo conectar, cómo controlarlo, cómo permitir que se te acerquen…
DS: Apenas dos semanas después de empezar su formación ya estaba atendiendo algunas consultas en Canadá.
ML: Es como un pez que de repente encuentra el río de su vida. Yo allí me veía. Vamos, feliz, feliz, feliz es poco.
DS: Mikel defiende que todos tenemos capacidad de sentir estas percepciones sobrenaturales.
ML: Es natural e inherente al ser humano desde las cavernas. Sólo que nos hemos desconectado, nos hemos conectado al exterior.
DS: Solo hay que saber mirar…
ML: Esta sala, donde estamos grabando ahora, está conectada con el mundo del espíritu. Solamente tengo que saber abrir la antena para empujar la puerta y abrir la otra dimensión. Pero no es algo imaginario. Es un mundo real. Es un mundo más real si cabe que éste.
DS: No lo puede explicar de forma racional, aunque asegura que la ciencia sí consigue acercarse a este mundo.
ML: Nos dice que, al menos durante un tiempo, nuestra propia conciencia sigue viviendo después del cambio que llamamos muerte. Entonces, yo creo que son acercamientos y explicaciones muy válidas.
DS: Habla de unos espíritus que no se parecen en nada a los de las películas. Ni poseen cuerpos, ni buscan hacer daño.
ML: Pueden crear lo que se llaman disrupciones alrededor de la persona y que la persona lo sienta como un ataque, pero el espíritu no te quiere atacar en ningún momento. La maldad es un constructo de la mente humana.
DS: Pero las psicofonías, manifestaciones de espíritus y otros sucesos paranormales sí pueden suceder.
ML: De hecho estamos en una era más juguetona. Donde los velos que separaban los mundos están cada vez más cerca. El mundo de los espíritus usa esta tecnología moderna para manifestarse.
DS: Mikel también oferta otros servicios como la videncia, la lectura psíquica o la premonición. Dice haber visto en el futuro cosas que hubiera preferido no ver.
ML: Es una putada porque a nadie le gusta ver su funeral y saber quién va a estar en el funeral y cuándo va a ser.
DS: Recuerda vivir un aterrizaje complicado en el aeropuerto vizcaíno de Loiu.
ML: Tres veces intentó aterrizar. Se ponía el morro así. Bueno, parecía «El sapito loco». Se caía metros para abajo, para arriba, para los costados…
DS: En ese momento, conocer la fecha de su muerte le dio mucha tranquilidad.
ML: Había un grupo de chavalitas de balonmano que empezaron a chillar, a vomitar, a gritar. A mí me asustó un montón pero de repente dije: «Ah, si no es mi hora, si no es mi fecha. Y me quedé tan tranquilo. Seguí viendo mi película.
DS: Pero ver su propio funeral también le dio otra información.
ML: Si tú sabes quién está y quién no está de tus familiares, también sabes quién se va a morir antes que tú.
DS: Una de esas ausencias era la de su padre. Sabía cuándo iba a llegar el momento de despedirse de él para siempre.
ML: Fue duro porque vives el duelo con antelación y cuanto más se acercaba la fecha que yo había visto, que me habían dado en aquel mensaje, pues más miedo pasaba.
DS: Aunque eso también le dio la oportunidad de aprovechar el tiempo juntos de otra manera.
ML: Que no me quede nada pendiente. Aprovechar a mi padre al máximo, decirle todo... Y cuando murió pues es como que ya había vivido el duelo.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: En todos estos años, Mikel había pasado de sentirse un extraño en casa a tener unos padres orgullosos de lo que hacía.
ML: Mis padres al principio lo llevaron muy mal, luego lo fueron integrando muy bien. Y fueron fans número uno.
JAE: Ha vivido momentos difíciles. En más de una ocasión le han hecho tirar la toalla. Pero guiarse por lo que sentía le ha permitido experimentar la vida de una forma plena.
ML: Buscamos la estabilidad pensando que eso me va a dar felicidad. Y no. Te va a pasar como a mí cuando estudiaba periodismo. Te vas a convertir en una persona gris. Cuando yo voy buscando la felicidad… si tú vas siguiendo algo que te llena de alegría desde siempre, algo que desde niño has querido hacer…
JAE: Ahora Mikel tiene su propio centro en San Sebastián, Izarpe, donde ofrece sus saberes como médium junto a otras actividades relacionadas con la mente. El éxito de Mikel se ve claramente en su agenda de citas.
ML: En junio del 2022 ya se me llenó diciembre del 24.
ML: Un médico igual puede ver 20 personas al día. Yo no porque me agoto.
JAE: Su mensaje para todas aquellas personas que se sientan extrañas, diferentes, especiales es sencillo: que sigan su corazón.
ML: Es que todos tenemos dones y que todos, por muy pequeño que sea el acto, podemos hacer algo para cambiar el mundo.
JAE: Hasta aquí. Esta es una más de las historias de Fuera del Radar, un podcast narrativo que se mueve más allá de la noticia. Gracias a Daniel Soriazu por producir y editar esta historia. Soy José Ángel Esteban. Gracias por escuchar.
JAE: Fuera del Radar es un Podcast narrativo producido por los periodistas de las cabeceras regionales del grupo Vocento. La coordinación general es de Andrea Morán Ferres, Carlos García Fernández y Luis Gómez Cerezo han hecho la edición, la producción técnica es de Iñigo Martín Ciordia, el diseño sonoro y la mezcla de Rodrigo Ortiz de Zárate y la dirección y producción ejecutiva de José Ángel Esteban.

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