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Episodio 4

Una novela vivida

A Mariano su nieta le pidió una historia. Y, pasados los noventa años, el abuelo comenzó a escribirla. Ha terminado siendo su primera y única novela y hoy la ve publicada, pero alguien cercano ya no la podrá leer

Transcripción

Fuera del radar.

Una vida de novela.

JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal? Bienvenidas y bienvenidos a nuestras historias.

JAE: Un sábado, aquel sábado de 2019, comenzó en Valladolid como un día normal, rutinario, sin sobresaltos por delante. Uno de tantos en la vida de Mariano Nieto.

Mariano Nieto: Pues mira, me levantaba a las seis de la mañana…

JAE: Sin despertador, porque Mariano nunca ha necesitado alarmas que le ayuden a despegar el ojo.

MN: Ahora ya no, ahora ya me levanto, me levanto a las siete todavía.

JAE: Aquel sábado de invierno, entonces, la noche todavía era dueña de las calles de Valladolid. Cuando Mariano levantó la persiana de su piso había una cortina de niebla al otro lado del cristal. El frío amenazaba con colarse por las rendijas de la ventana. Pero lo que finalmente entró en su vida, sin esperarlo y para cambiársela para siempre, fue otra historia. Hasta ese día, las semanas de Mariano, durante 93 años, se habían alimentado con su ración diaria de realidad.

MN: lo primero que hago al levantarme es bajar por el norte, al buzón, y la primera ojeada la pego desayunando…

JAE: Madrugón, periódico, paseo... así eran las mañanas de Mariano antes de que la literatura llegara para trastocarlo todo. Porque aquel sábado de 2019, aunque él aún no lo sabía, tomaría una decisión que le ha cambiado la vida: escribir su primera novela. Tenía entonces 93 años y hoy, que ya la publica, está a punto de cumplir los 96.

MN: 96 voy a hacer, hijo, pero lo he empezado a los 93, por ahí.

JAE: Esta es la historia de Mariano Nieto, un niño que despertó su curiosidad con una caja de cerillas. Un adulto que siempre quiso dibujar. El novelista debutante que con 95 años acaba de publicar 'Júbilo, dolor y esperanza', un libro que nació de forma inesperada. El origen está en una promesa a su nieta Ángela, en un acto de rebeldía...

MN: Porque yo quiero hacerlo más que por mí, por mi hijo Mariano

JAE: Y también, y sobre todo, en un homenaje a su hijo Mariano.

MN: Cuando llegábamos a las 300 páginas o así, murió mi hijo Mariano, de un maldito cáncer, como digo yo, de un maldito cáncer.

JAE: Durante la escritura del libro, tuvo que hacer frente a la muerte de su hijo. Cáncer de páncreas. Con 65 años. Y aún así, Mariano decidió seguir adelante, se conjuró para no separarse del teclado hasta poner a su historia el punto final. Este libro es una manera de honrarle. Un testimonio de vida frente a la enfermedad. También un recorrido completo por el siglo XX de nuestro país. Y un ejemplo de que nunca es tarde, ni siquiera a los 95 años, para emprender nuevas aventuras.

Fuera del radar. Historias más allá de la noticia.

En este episodio… Una vida de novela.

JAE: Mariano tiene por fin entre sus manos la novela en la que ha trabajado durante los últimos tres años. Ha sido una labor solitaria que le ha llevado a recluirse, mañanas y tardes, y a llevar una rutina disciplinada y firme.

MN: A las siete ya estaba aquí escribiendo.

JAE: Con los recreos estipulados.

MN: Hasta las doce, que iba con dos amigos por costumbre… pues a tomar un vinito y a tomar una tapita.

JAE: Frente a los papeles, cuando escribía, había también un salto, un cruce de fronteras.

MN: Un capítulo donde muere la novia de Ángel y tal, tal, bueno. Y ahí pues, pues, me emocionaba, me ilusionaba…

JAE: Mariano estaba descubriendo el poder de la escritura…

MN: …y decía, no es extraño que los novelistas lo vivan como si lo estuvieran viviendo ellos, porque a mí me está pasando.

JAE: Por primera vez …

MN: Yo de narrativa no había hecho nada. Esta es la primera y la última.

JAE: Este proyecto, el primero y el último, construido a los 95 años tiene un origen. Una chispa que estalla en un hombre con una vida en la que se anuncia el fin y que le hace embarcarse en una aventura así. Ocurrió un sábado, aquel sábado en el que sus nietas fueron a su casa a comer.

Esta es una historia escrita e investigada por Víctor Vela y narrada por Andrea Morán.

AM: La casa de Mariano Nieto suele estar habitada por el silencio. La tele permanece muda la mayor parte del tiempo. Sí que se escucha, a diario, la tormenta de su teclado.

[Escuchamos a Mariano tecleando]

AM: Pasa las horas aquí, en esta habitación a la que llama la cueva. Un pequeño cuarto con la mesa para el monitor, un sofá, una estantería con libros…

MN: Pues es una habitación donde tengo un armario librería donde están todos los libros que yo utilizo y donde hay otra mesa…

AM: Sobre la mesa, un ordenador, regalo de su hijo.

MN: que me regaló mi hijo Mariano, porque tenía yo un windows que era una carraca... Mi hijo me dijo, si estás trabajando con esto, que es antediluviano…

AM: Esta es la cueva, pero el despacho oficial está justo al lado. Allí tiene las paredes llenas de orlas que recuerdan que Mariano es técnico industrial químico, que impartió clases de dibujo técnico en la Universidad.

MN: De catedrático de Expresión Gráfica si quieres ponerlo, de expresión gráfica en la ingeniería que fue modificándose...

AM: Esa fue su carrera docente hasta que se jubiló como profesor emérito de la Universidad de Valladolid. Durante sus años de enseñanza, escribió muchos manuales técnicos que ahora guarda en su despacho, el oficial.

MN: Durante toda la docencia escribí libros de dibujo técnico, de geometría, de geometría descriptiva. Los que yo utilizaba en mis clases. Y les escribí yo y los alumnos le escuchaban porque no tenían otro remedio, era el libro de texto…

AM: Mariano busca, para mostrarlo, alguno de esos libros entre los estantes.

MN: …porque tengo ahora un lío, porque estoy preparando todo. Le estuve buscando ayer y no le encontré. A ver…

AM: Este es el fruto de muchos años de trabajo en la docencia.

MN: Si buscas en Internet, pones Mariano Nieto en publicaciones y te vienen todas las publicaciones.

AM: Si hacemos esa búsqueda en la red: «Mariano Nieto Oñate»... Encontramos 'El dibujo técnico en la historia', 'Representación de superficies', 'Fundamentos geométricos del dibujo técnico'. Pero ni rastro de narrativa.

MN: Es que yo… narrativa no había hecho nunca nada.

AM: Hasta ahora. Hasta ese sábado que le cambió la vida.

MN: Y verás, este. Este. Este es el cuento que me pasa.

AM: Y lo empieza a contar…

MN: Viene un día a comer aquí, los sábados que venían a comer mis nietas y mis hijos y me dice, 'Abuelo, la profesora de historia…' estudiaba la E.S.O., '...la profesora de historia nos ha dicho que si tenemos algún familiar mayor que haya pasado la Segunda República, la Guerra Civil y todos esos líos que hubo en España…

AM: Y Mariano los pasó, claro que los pasó.

MN: Y todos esos líos que hubo en españa que le preguntemos si quiere venir a darnos clase algunos días aquí a todos, se sube al estrado y empieza a hablarnos de sus vivencias, de cómo vivió, del racionamiento, de los bombardeos, de tal, de lo que todo lo que vio en Valladolid.

AM: Aquello prendió su curiosidad.

MN: Y le digo pues hija mía, encantado, es que me voy a divertir, con los años que ya llevo ya en la cátedra dando clase…

AM: Pero algo se torció a los pocos días, cuando su nieta Ángela llegó de nuevo de visita, y esta vez con malas noticias.

MN: A la semana siguiente me dice mi nieta «Pues mira, la profesora nos ha dicho ayer que vamos mal del programa y que no quiere perder tiempo con eso que os había dicho de venir a dar…

AM: Mariano se encendió en su silla mientras la comida se enfriaba encima de la mesa.

MN: Que no quiere perder tiempo y que a mí me indignó. Esa profesora no, no sabe que los pueblos que no recuerdan su historia están, estarán condenados a repetirla.

AM: Fue entonces cuando se fraguó la empresa a la que se iba a dedicar durante los próximos años de su vida.

MN: Y dije: no te preocupes hija, que vosotros los nietos vais a conocer la historia, porque yo voy a hacer un diario, una memoria, contandoos todo. Y me puse a escribir.

[Llantos de bebé]

AM: Al principio, lo que Mariano comenzó teclear en su ordenador no era ficción, ni una novela o un folletín, sino que era su vida. Una sucesión de recuerdos que comenzó con su nacimiento.

MN: Nací en Avilés un 17 de julio de 1926, pero con tres años de edad, por el traslado de mis padres a Valladolid, vine a vivir con ellos.

[Ambiente de ciudad, trenes]

AM: El padre de Mariano era…

MN: Ferroviario, era ferroviario.

AM: Y cuando encontró una oportunidad de trabajo en la meseta castellana, no dudó en hacer las maletas y aceptar ese nuevo puesto que le ofrecían en los Ferrocarriles del Norte.

[Ambiente de ciudad, trenes]

AM: Valladolid tenía entonces poco más de 88.000 habitantes. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, el ferrocarril se convirtió en la principal industria de la provincia. Daba trabajo a más de 2.300 personas. Muchas de ellas llegadas del campo o de comunidades cercanas. Por ejemplo, Mariano.

MN: Pues me vine aquí y luego me he alegrado porque Valladolid es una ciudad encantadora. Prácticamente se puede decir que yo soy vallisoletano y castellano.

AM: Con la llegada de toda esta población migrante se creó un nuevo barrio cerca de los talleres ferroviarios. Se llamó Delicias. Allí fue a vivir aquella familia llegada de Avilés en 1926.

MN: Pues verás como empieza

[Mariano hojea varias páginas]

AM: Y es justo ahí donde arranca este libro.

[Mariano comienza a leer]

MN: «Nos hallamos en Las Delicias, en un barrio obrero de Valladolid, habitado en su gran mayoría por familias humildes y trabajadoras en las que alguno de sus miembros está empleado en los talleres de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España instalados en el barrio…»

AM: En esa calle Embajadores, en el número 10, es donde se instaló la familia. Era una casa con un largo portal con tres puertas. Por una de ellas se salía a un corral. Allí había gallinas, conejos, palomas... Una de las otras puertas daba a la cocina. Y en esa cocina, Mariano vivió uno de los primeros chispazos de su vida.

MN: Porque yo veía a mi madre todos los días encender la lumbre y aquello me parecía maravilloso.

AM: Tenía entonces cuatro años.

MN: Que pasase así una chispita por, por la caja de cerillas y brotase la llama… le decía pero, pero madre, pero qué es eso, que brota la llama, ¿qué es, una brujería, un encantamiento o qué?

AM: Su madre, entusiasmada ante la curiosidad del crío, le decía…

MN: No, es el fósforo y las reacciones químicas, que me ha dicho tu padre. Que es fósforo y reacciones químicas que se producen ahí.

AM: Mariano preguntaba sobre el tema todos los días. Y obtenía siempre la misma respuesta.

MN: Entonces lo de reacciones químicas se me quedó metido y dije, cuando sea mayor tengo que aprender lo de las reacciones químicas.

AM: Aquella, la química, se convirtió en una de sus tres grandes pasiones infantiles. La segunda era el dibujo.

MN: Las letras góticas de El Norte de Castilla me admiraban. Yo decía pero esto no son las letras que yo veo corrientemente. Y luego las pasaba a tinta, las daba a colores.

AM: Y la tercera, la lectura. Se lo debe a una de sus maestras, Doña Pepita.

MN: Pepita... me daba clases en la cocina de su casa. Vivía cerca de nosotros, también. En la calle Embajadores, pero en el número 14 o 16…

AM: Doña Pepita le descubrió los entresijos de la ficción y de la escritura, una escritura que no retomaría hasta casi 90 años después. Le confió un pequeño truco. Mariano solía ir con su padre casi todos los fines de semana al cine. Y, cuando el pequeño volvía a clase...

MN: Bueno, pues me preguntaba, Mariano: dime qué película viste ayer. Siempre, siempre, todos los lunes.

AM: Hasta que un día, doña Pepita le pidió algo mágico…

MN: Me decía, bueno, pues esta tarde me lo escribes, en tres hojas, en cuatro páginas.

AM: Y así, en lugar de contar, Mariano comenzó a escribir. A resumir lo vivido y a meterle a la vida pequeñas gotitas de ficción.

MN: Y yo lo redactaba a mi aire y me decía, en caso de duda, el diccionario. A ver las faltas de ortografía…

AM: Años después, en el instituto, su profesor de Lengua, Narciso Alonso Cortés, le terminó por inocular ese veneno de las historias.

MN: Nos leía trocitos de libros y de novelas y se quedaba en lo mejor y decía, en la biblioteca tenéis este libro, y podéis ir a verlo.

AM: El problema es que la realidad era tan potente en aquellos años de infancia y juventud que la actualidad se lo comía todo...

[Ambiente de reivindicaciones populares en las calles]

AM: El martes 14 de abril de 1931, una bandera tricolor ondea desde el balcón de la Casa Consistorial.

MN: Pues tendría… cuando se proclamó la República… pues cinco años… 26 y 5, 31, yo tenía cinco años.

AM: En esos momentos, Valladolid es un hervidero. Las noticias que llegan desde Madrid informan de que el rey ha dejado la capital rumbo a Cartagena. Ha comenzado su exilio.

MN: Salí con mi padre y me dijo vas a venir conmigo esta tarde a la Plaza Mayor de Valladolid, porque esta es una fecha histórica y la vas a recordar mientras vivas.

AM: Se reunieron con los vecinos de las Delicias que festejaban la República.

MN: Y a mí me chocó la enorme cantidad de gente. Cantaban, decían unas letrillas, de una me acuerdo. Verás: «Alfonso, márchate y llévate contigo al cabrón de Berenger».

AM: Entonces, una persona se acercó al mástil, quitó la bandera monárquica y puso la republicana…

MN: Y aquello fue tremendo, el estallido de júbilo que se organizó aquí.

AM: Así se titula uno de los primeros capítulos del libro de Mariano, «Un estallido de júbilo», y está ambientado en la República. El siguiente, dedicado a la Guerra Civil, lo bautiza como «Los años del dolor».

MN: Y además estábamos a punto de, de marcharnos a Asturias, porque durante las vacaciones todos los años íbamos a Asturias…

AM: Ese verano, en julio de 1936, la familia estaba a punto de marcharse para unas semanas de descanso.

MN: Y no fuimos porque mi madre se asustó. Dijo: No os vayáis, porque aquí hay jaleo. Resulta que los vecinos comentaban que las tropas de Marruecos se han sublevado.

AM: El 17 de julio de 1936 Mariano cumplió 10 años. Y estalló la guerra.

MN: cuando estalló el movimiento nacional lo primero que incendiaron fue la iglesia de Las Delicias, dos veces. Que yo olía desde la cama a chamusquina y no sabía lo que era…

AM: Estos eran los líos, como decía aquella profesora de instituto, que Mariano no pudo contar, años después, en la clase de su nieta Ángela.

MN: Lo pasamos mal. Cartillas de racionamiento, las explosiones, la feroz represión que se produjo aquí, que los primeros días del movimiento, de estallar la Guerra Civil fue terrible.

AM: Mariano recuerda que en dos ocasiones los bombardeos le pillaron por la calle.

MN: Bombas que caían por todos lados.

AM: Demasiado cerca, incluso.

MN: …y la explosión me mandó de una pared a la otra. Salí despedido.

AM: Pero al poco de empezar la Guerra Civil tuvo que continuar con sus estudios. Y al terminar el Bachillerato, Mariano se presentó al examen de Estado....

MN: Me acuerdo. Eso lo tengo todo grabado en la memoria. Era el coco.

AM: A punto ya de entrar en la Universidad para estudiar química, una de sus pasiones, se dio cuenta de que tantas fórmulas farragosas se le iban a hacer muy cuesta arriba.

MN: A mi me gustaba la química industrial, moverme. Porque recuerdo que había visto películas americanas donde salían naves industriales medio desmontadas y allí pues sucedían cosas, corrían tras el que se había escapado, o al asesino…

AM: Finalmente, se matriculó en la Escuela Técnica Industrial, un acierto que marcaría toda su vida profesional. Porque a principios de los años 50 en Valladolid se instaló Nitratos de Castilla, una empresa dedicada a la elaboración de fertilizantes y abonos que dio empleo a cientos de vecinos. Entre ellos, a Mariano Nieto.

MN: Y claro, estuve al frente de dos instalaciones de ácido nítrico, la producción de ácido nítrico…

AM: Un trabajo impregnado de un aroma... especial

MN: Yo no sé si vivo tanto por eso, porque olía mucho a amoniaco.

AM: Tal vez ese sea el secreto para haber vivido tantos años. Eso, y que Mariano no ha fumado nunca. Jamás.

MN: Yo pienso que vivo, que he vivido tanto porque no he fumado nunca. ¿Y por qué no he fumado? ¿Y por qué no me he drogado?

AM: Aquí también la ficción tiene algo que ver. Cuando él era pequeño, su madre leía unos folletines que compraba en el quiosco. Había uno ambientado en Rusia que Mariano leyó en la clandestinidad.

MN: Y leí unas escenas de drogadictos en Rusia con el opio… que me ponía los pelos de punta. Se ponen como locos. Yo creo que eso me impulsó a no fumar jamás.

AM: Y todo esto aparecía en esas memorias de Mariano Nieto: su infancia y los días de colegio en Valladolid, la alegría compartida cuando llegaron los aires republicanos, pero también el horror de la guerra y las balas, las decisiones vitales y los primeros trabajos…

MN: Todas la memorias, toda la memoria.

AM: Incluso ya las había bautizado.

MN: Que le puse de título 'Las memorias del abuelo'.

AM: Así avanzaba la escritura, en tono realista, documental, hasta que entra en escena un personaje clave en esta historia.

MN: Pero cuando llegué al año 1936 consulté con mi hijo mayor que venía por aquí y lo veía y digo, mira lo que estoy haciendo, para que lo veáis vosotros, las memorias.

AM: Entonces Mariano Nieto hijo, doctor en ciencias económicas, padre de dos hijas, leyó el borrador.

MN: Y ve un tocho que había y dice: 'Esto no lo va a leer nadie, porque a las cuatro o cinco primeras hojas se van a cansar y va a ir a la papelera'.

JAE: Mariano no se lo podía creer. Tantas semanas de trabajo, tanto esfuerzo volcado en el papel, podían haber sido en vano.

MN: Digo pero madre mía, ¿dónde voy yo? Pero si ya tengo cerca de 300 hojas y casi no he empezado…

JAE: Tantas letras ya escritas, tantos recuerdos recuperados, que no encontraban un punto y final. La novela de su vida estaba en peligro. La empresa que Mariano había asumido con 93 años estaba a punto de descarrilar. Entonces, ¿por qué seguir escribiendo si aquello no tenía mayor recorrido?

Enseguida retomamos el relato.

PAUSA

JAE: Mariano Nieto, escritor debutante con 95 años, había recuperado sus vivencias, las había ordenado y les había dado un sentido, pero ahora temía que no fuera suficiente. Es muy duro que un hijo te diga tan a las claras que no interesa mucho ese texto en el que has trabajado durante tantas y tantas horas.

MN: Y me dice 'Efectivamente papá, esto, esto no hay cristiano que lo lea'.

JAE: Andrea Morán continúa la historia.

AM: Afortunadamente para Mariano, el mismo hijo que llegó con el jarro de agua fría, se acercó después con una solución.

MN: '¿Por qué no lo novelas y haces… y metes una trama?' Me sugirió.

AM: Aquello, al fin y al cabo, podía ser una buena idea.

MN: '...y metes unos personajes de ficción, que se muevan, conservas esas memorias, pero al mismo tiempo que tengan ellos vida propia' y como me dijo que el papel es muy sufrido y admite todo lo que le eches…

AM: Mariano padre no se lo pensó mucho.

MN: Y dije joder, pues tienes razón hijo. Y dice, 'Además, te voy a ayudar yo, vamos a hacerlo entre los dos'.

AM: Y así, padre e hijo se aliaron para sacar adelante un libro que primero iba a ser de memorias y que poco a poco se convirtió en una novela.

MN: 'Yo te ayudo, tú ahí vete, me lo mandas por correo electrónico cuando tengas cinco o seis páginas, yo las reviso…'

AM: Fijaron un método de trabajo para las siguientes semanas.

MN: Dice, 'Y tú dedícate solo a escribir, que tienes mucha imaginación… de la gramática y de las faltas de ortografía y de la presentación no te preocupes'.

AM: Todo volvía a ir sobre ruedas. Los dedos de Mariano se deslizaban de nuevo con rapidez sobre el teclado. Y aparecieron los personajes de ficción.

MN: Para que el que lo lea se trague mi historia en verdad viva, pero al mismo tiempo se vaya entrando con las ficticias.

AM: Los protagonistas del libro pasaron a ser tres.

MN: Les llaman los tres mosqueteros porque andan siempre juntos.

AM: Y su historia es como la de tantos otros jóvenes en una ciudad de provincias.

MN: Hasta el año 36, bueno, pues es la aventura de los chicos. Pasean por la calle Santiago, por la Plaza Mayor…

AM: Pero entonces sucede lo que Mariano sí vivió en primera persona.

MN: Llega el año 36: la hecatombe.

AM: Y uno de los protagonistas acaba huyendo…

MN: …y sale hacia la URSS, y empieza otra nueva vida en Moscú.

AM: Allí vivirá un romance y acabará reencontrándose con España.

MN: Yo creo que la trama es lo mejor de la novela, sí

AM: Se suceden así los capítulos de amores, traiciones, enredos... Pero entonces, con la ficción viento en popa, del lado de la realidad sucedió lo que nadie esperaba ni deseaba.

MN: Pero, pero tenía cáncer de páncreas y empezó a atacarle fuerte, fuerte, fuerte.

AM: Mariano hijo enfermó por un cáncer de páncreas. Allí empezaron cuatro años de tratamiento. Cuatro años complicados y la novela se quedó en pausa.

MN: Y ya cuando empezó con la quimioterapia, y tal que no podía, ya, ya, ya no pudo, ya no pudo leer más.

AM: Mariano, que ya se había acostumbrado a sentir la compañía editora de su hijo, se encontró de nuevo solo ante la novela.

MN: Seguí haciéndolo a trancas y barrancas, porque ya no tenía la ayuda de mi hijo, las opiniones que me daba y que me facilitaban mucho...

AM: El final fue inevitable, la ficción aquí no valía para nada.

MN: Cuando llegábamos a las 300 páginas o así, murió mi hijo Mariano. De cáncer. De un maldito cáncer, como, como digo yo, de un maldito cáncer.

AM: Mariano sintió un dolor inmenso, insufrible casi.

MN: Estuve a punto de tirarlo todo por la borda.

AM: Su empresa literaria ya no tenía sentido sin su hijo.

MN: Tuve un momento de decir… todo a la papelera. Pero lo terminé. Y ahora el título de la novela es de dos autores.

AM: El libro, autopublicado, está firmado por Mariano Nieto.

MN: Porque pertenece a dos autores, a mi hijo y a mí, que tienen el mismo nombre...

AM: Porque los dos son autores de esta historia de tres amigos que recorren juntos el siglo XX, desde la Segunda República a la Transición. Terminar la novela se convirtió entonces en un compromiso personal.

MN: …para encauzar esto y a ver si salíamos, porque yo quiero hacerlo por mi hijo, por el fallecido, por mi hijo Mariano.

AM: Y ahora el libro tiene un nuevo objetivo.

MN: Y porque los beneficios, si los produce, van a ir a la Asociación contra el Cáncer de Valladolid.

AM: Ha tenido que hacer frente Mariano a muchos sacrificios durante los últimos meses para terminar esta novela. Demasiadas mañanas solo, encerrado en la cueva, peleando con las musas y contra el recuerdo de su hijo, para elaborar la trama y poner el punto final. Hasta que por fin lo ha conseguido. El libro está listo, editado, publicado, convertido en novela y ya en manos de los lectores.

JAE: El día 2 junio de 2022 Mariano presentó su libro. Fue en la Casa Zorrilla de Valladolid, donde vivió el poeta romántico, el autor de Don Juan Tenorio. La sala estaba abarrotada. En la tribuna, junto a Mariano, presentaba el acto la concejala de Cultura de Valladolid.

[Escuchamos el ambiente de la presentación del libro]

JAE: Entre el público, conocidos y amigos que le animan a no cerrar este capítulo de su vida. Le invitan a seguir escribiendo... pero Mariano siente que, ya sin su hijo cerca, no tiene ganas ni ánimos para emprender un nuevo proyecto así.

MN: La primera y la última. Sí, seguramente porque ya no, no voy a hacer más.

JAE: Superados los 90, nunca pensó en un proyecto así, tan ambicioso y costoso en el tramo final de su vida.

MN: Ha sido una gran experiencia, me ha gustado lo que he hecho.

JAE: Al repasar la vida de Mariano, se detecta cómo la ficción se ha ido colando poco a poco en su biografía hasta transformarla por completo. Están los resúmenes de las películas que veía con su padre, los folletines de su madre, las películas que le animaron a estudiar química, los libros que le recomendaron en el instituto… y esta novela, que al principio fue un texto de memorias, que luego escribió mano a mano con su hijo y que, por culpa del maldito cáncer, tuvo que terminar en soledad.

MN: Creo que para ser la primera vez está bien, está bien… he gozado con ella, he pasado malos ratos también…

JAE: La empezó a escribir con 93, la ha publicado con 96.

MN: Soy un hombre afortunado, porque de vivir tantos años y vivir lo que hemos pasado y estar así como estoy ahora que me valgo yo solo, que salgo por ahí todos los días, que salgo con el único amigo que me queda y tomamos un vinito y una tapa y charlamos de las cosas…

JAE: El libro 'Júbilo, dolor y esperanza', de Mariano Nieto, de los dos Marianos, ya está en las librerías. De momento, en las de su ciudad natal, pero el autor confía en que el texto pueda llegar más allá del Pisuerga.

Gracias a Víctor Vela por haber investigado esta historia, gracias a Andrea Morán.

Esta ha sido una más de las historias de Fuera del Radar, nuestro podcast de periodismo narrativo, soy José Ángel Esteban, gracias por escuchar.

Jueves, 10 de noviembre 2022, 12:48

Mariano ha vivido la historia de España como todo nonagenario, pero solo él se ha puesto a escribirla con nueve décadas a sus espaldas. Junto a su hijo, también Mariano, comenzó a novelar su propia vida, convencido de que el olvido es siempre un error. ... Entonces la enfermedad llamó a su puerta y descubrió que aún le quedaban acontecimientos que vivir y que sufrir.

Créditos

  • Una historia de Víctor Vela

  • Producida por Rodrigo Ucero

  • Edición y coordinación de Andrea Morán con ayuda de Carlos G. Fernández

  • Producción técnica de Íñigo Martín Ciordia

  • Diseño sonoro y mezcla de Rodrigo Ortiz de Zárate

  • Producción ejecutiva y dirección de José Ángel Esteban

  • Ilustración de Carol Nazatto

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Episodio 4

Una novela vivida

Fuera del radar.
Una vida de novela.
JOSÉ ÁNGEL ESTEBAN: ¿Qué tal? Bienvenidas y bienvenidos a nuestras historias.
JAE: Un sábado, aquel sábado de 2019, comenzó en Valladolid como un día normal, rutinario, sin sobresaltos por delante. Uno de tantos en la vida de Mariano Nieto.
Mariano Nieto: Pues mira, me levantaba a las seis de la mañana…
JAE: Sin despertador, porque Mariano nunca ha necesitado alarmas que le ayuden a despegar el ojo.
MN: Ahora ya no, ahora ya me levanto, me levanto a las siete todavía.
JAE: Aquel sábado de invierno, entonces, la noche todavía era dueña de las calles de Valladolid. Cuando Mariano levantó la persiana de su piso había una cortina de niebla al otro lado del cristal. El frío amenazaba con colarse por las rendijas de la ventana. Pero lo que finalmente entró en su vida, sin esperarlo y para cambiársela para siempre, fue otra historia. Hasta ese día, las semanas de Mariano, durante 93 años, se habían alimentado con su ración diaria de realidad.
MN: lo primero que hago al levantarme es bajar por el norte, al buzón, y la primera ojeada la pego desayunando…
JAE: Madrugón, periódico, paseo... así eran las mañanas de Mariano antes de que la literatura llegara para trastocarlo todo. Porque aquel sábado de 2019, aunque él aún no lo sabía, tomaría una decisión que le ha cambiado la vida: escribir su primera novela. Tenía entonces 93 años y hoy, que ya la publica, está a punto de cumplir los 96.
MN: 96 voy a hacer, hijo, pero lo he empezado a los 93, por ahí.
JAE: Esta es la historia de Mariano Nieto, un niño que despertó su curiosidad con una caja de cerillas. Un adulto que siempre quiso dibujar. El novelista debutante que con 95 años acaba de publicar 'Júbilo, dolor y esperanza', un libro que nació de forma inesperada. El origen está en una promesa a su nieta Ángela, en un acto de rebeldía...
MN: Porque yo quiero hacerlo más que por mí, por mi hijo Mariano
JAE: Y también, y sobre todo, en un homenaje a su hijo Mariano.
MN: Cuando llegábamos a las 300 páginas o así, murió mi hijo Mariano, de un maldito cáncer, como digo yo, de un maldito cáncer.
JAE: Durante la escritura del libro, tuvo que hacer frente a la muerte de su hijo. Cáncer de páncreas. Con 65 años. Y aún así, Mariano decidió seguir adelante, se conjuró para no separarse del teclado hasta poner a su historia el punto final. Este libro es una manera de honrarle. Un testimonio de vida frente a la enfermedad. También un recorrido completo por el siglo XX de nuestro país. Y un ejemplo de que nunca es tarde, ni siquiera a los 95 años, para emprender nuevas aventuras.
Fuera del radar. Historias más allá de la noticia.
En este episodio… Una vida de novela.
JAE: Mariano tiene por fin entre sus manos la novela en la que ha trabajado durante los últimos tres años. Ha sido una labor solitaria que le ha llevado a recluirse, mañanas y tardes, y a llevar una rutina disciplinada y firme.
MN: A las siete ya estaba aquí escribiendo.
JAE: Con los recreos estipulados.
MN: Hasta las doce, que iba con dos amigos por costumbre… pues a tomar un vinito y a tomar una tapita.
JAE: Frente a los papeles, cuando escribía, había también un salto, un cruce de fronteras.
MN: Un capítulo donde muere la novia de Ángel y tal, tal, bueno. Y ahí pues, pues, me emocionaba, me ilusionaba…
JAE: Mariano estaba descubriendo el poder de la escritura…
MN: …y decía, no es extraño que los novelistas lo vivan como si lo estuvieran viviendo ellos, porque a mí me está pasando.
JAE: Por primera vez …
MN: Yo de narrativa no había hecho nada. Esta es la primera y la última.
JAE: Este proyecto, el primero y el último, construido a los 95 años tiene un origen. Una chispa que estalla en un hombre con una vida en la que se anuncia el fin y que le hace embarcarse en una aventura así. Ocurrió un sábado, aquel sábado en el que sus nietas fueron a su casa a comer.
Esta es una historia escrita e investigada por Víctor Vela y narrada por Andrea Morán.
AM: La casa de Mariano Nieto suele estar habitada por el silencio. La tele permanece muda la mayor parte del tiempo. Sí que se escucha, a diario, la tormenta de su teclado.
[Escuchamos a Mariano tecleando]
AM: Pasa las horas aquí, en esta habitación a la que llama la cueva. Un pequeño cuarto con la mesa para el monitor, un sofá, una estantería con libros…
MN: Pues es una habitación donde tengo un armario librería donde están todos los libros que yo utilizo y donde hay otra mesa…
AM: Sobre la mesa, un ordenador, regalo de su hijo.
MN: que me regaló mi hijo Mariano, porque tenía yo un windows que era una carraca... Mi hijo me dijo, si estás trabajando con esto, que es antediluviano…
AM: Esta es la cueva, pero el despacho oficial está justo al lado. Allí tiene las paredes llenas de orlas que recuerdan que Mariano es técnico industrial químico, que impartió clases de dibujo técnico en la Universidad.
MN: De catedrático de Expresión Gráfica si quieres ponerlo, de expresión gráfica en la ingeniería que fue modificándose...
AM: Esa fue su carrera docente hasta que se jubiló como profesor emérito de la Universidad de Valladolid. Durante sus años de enseñanza, escribió muchos manuales técnicos que ahora guarda en su despacho, el oficial.
MN: Durante toda la docencia escribí libros de dibujo técnico, de geometría, de geometría descriptiva. Los que yo utilizaba en mis clases. Y les escribí yo y los alumnos le escuchaban porque no tenían otro remedio, era el libro de texto…
AM: Mariano busca, para mostrarlo, alguno de esos libros entre los estantes.
MN: …porque tengo ahora un lío, porque estoy preparando todo. Le estuve buscando ayer y no le encontré. A ver…
AM: Este es el fruto de muchos años de trabajo en la docencia.
MN: Si buscas en Internet, pones Mariano Nieto en publicaciones y te vienen todas las publicaciones.
AM: Si hacemos esa búsqueda en la red: «Mariano Nieto Oñate»... Encontramos 'El dibujo técnico en la historia', 'Representación de superficies', 'Fundamentos geométricos del dibujo técnico'. Pero ni rastro de narrativa.
MN: Es que yo… narrativa no había hecho nunca nada.
AM: Hasta ahora. Hasta ese sábado que le cambió la vida.
MN: Y verás, este. Este. Este es el cuento que me pasa.
AM: Y lo empieza a contar…
MN: Viene un día a comer aquí, los sábados que venían a comer mis nietas y mis hijos y me dice, 'Abuelo, la profesora de historia…' estudiaba la E.S.O., '...la profesora de historia nos ha dicho que si tenemos algún familiar mayor que haya pasado la Segunda República, la Guerra Civil y todos esos líos que hubo en España…
AM: Y Mariano los pasó, claro que los pasó.
MN: Y todos esos líos que hubo en españa que le preguntemos si quiere venir a darnos clase algunos días aquí a todos, se sube al estrado y empieza a hablarnos de sus vivencias, de cómo vivió, del racionamiento, de los bombardeos, de tal, de lo que todo lo que vio en Valladolid.
AM: Aquello prendió su curiosidad.
MN: Y le digo pues hija mía, encantado, es que me voy a divertir, con los años que ya llevo ya en la cátedra dando clase…
AM: Pero algo se torció a los pocos días, cuando su nieta Ángela llegó de nuevo de visita, y esta vez con malas noticias.
MN: A la semana siguiente me dice mi nieta «Pues mira, la profesora nos ha dicho ayer que vamos mal del programa y que no quiere perder tiempo con eso que os había dicho de venir a dar…
AM: Mariano se encendió en su silla mientras la comida se enfriaba encima de la mesa.
MN: Que no quiere perder tiempo y que a mí me indignó. Esa profesora no, no sabe que los pueblos que no recuerdan su historia están, estarán condenados a repetirla.
AM: Fue entonces cuando se fraguó la empresa a la que se iba a dedicar durante los próximos años de su vida.
MN: Y dije: no te preocupes hija, que vosotros los nietos vais a conocer la historia, porque yo voy a hacer un diario, una memoria, contandoos todo. Y me puse a escribir.
[Llantos de bebé]
AM: Al principio, lo que Mariano comenzó teclear en su ordenador no era ficción, ni una novela o un folletín, sino que era su vida. Una sucesión de recuerdos que comenzó con su nacimiento.
MN: Nací en Avilés un 17 de julio de 1926, pero con tres años de edad, por el traslado de mis padres a Valladolid, vine a vivir con ellos.
[Ambiente de ciudad, trenes]
AM: El padre de Mariano era…
MN: Ferroviario, era ferroviario.
AM: Y cuando encontró una oportunidad de trabajo en la meseta castellana, no dudó en hacer las maletas y aceptar ese nuevo puesto que le ofrecían en los Ferrocarriles del Norte.
[Ambiente de ciudad, trenes]
AM: Valladolid tenía entonces poco más de 88.000 habitantes. Entre finales del siglo XIX y principios del XX, el ferrocarril se convirtió en la principal industria de la provincia. Daba trabajo a más de 2.300 personas. Muchas de ellas llegadas del campo o de comunidades cercanas. Por ejemplo, Mariano.
MN: Pues me vine aquí y luego me he alegrado porque Valladolid es una ciudad encantadora. Prácticamente se puede decir que yo soy vallisoletano y castellano.
AM: Con la llegada de toda esta población migrante se creó un nuevo barrio cerca de los talleres ferroviarios. Se llamó Delicias. Allí fue a vivir aquella familia llegada de Avilés en 1926.
MN: Pues verás como empieza
[Mariano hojea varias páginas]
AM: Y es justo ahí donde arranca este libro.
[Mariano comienza a leer]
MN: «Nos hallamos en Las Delicias, en un barrio obrero de Valladolid, habitado en su gran mayoría por familias humildes y trabajadoras en las que alguno de sus miembros está empleado en los talleres de la Compañía de Ferrocarriles del Norte de España instalados en el barrio…»
AM: En esa calle Embajadores, en el número 10, es donde se instaló la familia. Era una casa con un largo portal con tres puertas. Por una de ellas se salía a un corral. Allí había gallinas, conejos, palomas... Una de las otras puertas daba a la cocina. Y en esa cocina, Mariano vivió uno de los primeros chispazos de su vida.
MN: Porque yo veía a mi madre todos los días encender la lumbre y aquello me parecía maravilloso.
AM: Tenía entonces cuatro años.
MN: Que pasase así una chispita por, por la caja de cerillas y brotase la llama… le decía pero, pero madre, pero qué es eso, que brota la llama, ¿qué es, una brujería, un encantamiento o qué?
AM: Su madre, entusiasmada ante la curiosidad del crío, le decía…
MN: No, es el fósforo y las reacciones químicas, que me ha dicho tu padre. Que es fósforo y reacciones químicas que se producen ahí.
AM: Mariano preguntaba sobre el tema todos los días. Y obtenía siempre la misma respuesta.
MN: Entonces lo de reacciones químicas se me quedó metido y dije, cuando sea mayor tengo que aprender lo de las reacciones químicas.
AM: Aquella, la química, se convirtió en una de sus tres grandes pasiones infantiles. La segunda era el dibujo.
MN: Las letras góticas de El Norte de Castilla me admiraban. Yo decía pero esto no son las letras que yo veo corrientemente. Y luego las pasaba a tinta, las daba a colores.
AM: Y la tercera, la lectura. Se lo debe a una de sus maestras, Doña Pepita.
MN: Pepita... me daba clases en la cocina de su casa. Vivía cerca de nosotros, también. En la calle Embajadores, pero en el número 14 o 16…
AM: Doña Pepita le descubrió los entresijos de la ficción y de la escritura, una escritura que no retomaría hasta casi 90 años después. Le confió un pequeño truco. Mariano solía ir con su padre casi todos los fines de semana al cine. Y, cuando el pequeño volvía a clase...
MN: Bueno, pues me preguntaba, Mariano: dime qué película viste ayer. Siempre, siempre, todos los lunes.
AM: Hasta que un día, doña Pepita le pidió algo mágico…
MN: Me decía, bueno, pues esta tarde me lo escribes, en tres hojas, en cuatro páginas.
AM: Y así, en lugar de contar, Mariano comenzó a escribir. A resumir lo vivido y a meterle a la vida pequeñas gotitas de ficción.
MN: Y yo lo redactaba a mi aire y me decía, en caso de duda, el diccionario. A ver las faltas de ortografía…
AM: Años después, en el instituto, su profesor de Lengua, Narciso Alonso Cortés, le terminó por inocular ese veneno de las historias.
MN: Nos leía trocitos de libros y de novelas y se quedaba en lo mejor y decía, en la biblioteca tenéis este libro, y podéis ir a verlo.
AM: El problema es que la realidad era tan potente en aquellos años de infancia y juventud que la actualidad se lo comía todo...
[Ambiente de reivindicaciones populares en las calles]
AM: El martes 14 de abril de 1931, una bandera tricolor ondea desde el balcón de la Casa Consistorial.
MN: Pues tendría… cuando se proclamó la República… pues cinco años… 26 y 5, 31, yo tenía cinco años.
AM: En esos momentos, Valladolid es un hervidero. Las noticias que llegan desde Madrid informan de que el rey ha dejado la capital rumbo a Cartagena. Ha comenzado su exilio.
MN: Salí con mi padre y me dijo vas a venir conmigo esta tarde a la Plaza Mayor de Valladolid, porque esta es una fecha histórica y la vas a recordar mientras vivas.
AM: Se reunieron con los vecinos de las Delicias que festejaban la República.
MN: Y a mí me chocó la enorme cantidad de gente. Cantaban, decían unas letrillas, de una me acuerdo. Verás: «Alfonso, márchate y llévate contigo al cabrón de Berenger».
AM: Entonces, una persona se acercó al mástil, quitó la bandera monárquica y puso la republicana…
MN: Y aquello fue tremendo, el estallido de júbilo que se organizó aquí.
AM: Así se titula uno de los primeros capítulos del libro de Mariano, «Un estallido de júbilo», y está ambientado en la República. El siguiente, dedicado a la Guerra Civil, lo bautiza como «Los años del dolor».
MN: Y además estábamos a punto de, de marcharnos a Asturias, porque durante las vacaciones todos los años íbamos a Asturias…
AM: Ese verano, en julio de 1936, la familia estaba a punto de marcharse para unas semanas de descanso.
MN: Y no fuimos porque mi madre se asustó. Dijo: No os vayáis, porque aquí hay jaleo. Resulta que los vecinos comentaban que las tropas de Marruecos se han sublevado.
AM: El 17 de julio de 1936 Mariano cumplió 10 años. Y estalló la guerra.
MN: cuando estalló el movimiento nacional lo primero que incendiaron fue la iglesia de Las Delicias, dos veces. Que yo olía desde la cama a chamusquina y no sabía lo que era…
AM: Estos eran los líos, como decía aquella profesora de instituto, que Mariano no pudo contar, años después, en la clase de su nieta Ángela.
MN: Lo pasamos mal. Cartillas de racionamiento, las explosiones, la feroz represión que se produjo aquí, que los primeros días del movimiento, de estallar la Guerra Civil fue terrible.
AM: Mariano recuerda que en dos ocasiones los bombardeos le pillaron por la calle.
MN: Bombas que caían por todos lados.
AM: Demasiado cerca, incluso.
MN: …y la explosión me mandó de una pared a la otra. Salí despedido.
AM: Pero al poco de empezar la Guerra Civil tuvo que continuar con sus estudios. Y al terminar el Bachillerato, Mariano se presentó al examen de Estado....
MN: Me acuerdo. Eso lo tengo todo grabado en la memoria. Era el coco.
AM: A punto ya de entrar en la Universidad para estudiar química, una de sus pasiones, se dio cuenta de que tantas fórmulas farragosas se le iban a hacer muy cuesta arriba.
MN: A mi me gustaba la química industrial, moverme. Porque recuerdo que había visto películas americanas donde salían naves industriales medio desmontadas y allí pues sucedían cosas, corrían tras el que se había escapado, o al asesino…
AM: Finalmente, se matriculó en la Escuela Técnica Industrial, un acierto que marcaría toda su vida profesional. Porque a principios de los años 50 en Valladolid se instaló Nitratos de Castilla, una empresa dedicada a la elaboración de fertilizantes y abonos que dio empleo a cientos de vecinos. Entre ellos, a Mariano Nieto.
MN: Y claro, estuve al frente de dos instalaciones de ácido nítrico, la producción de ácido nítrico…
AM: Un trabajo impregnado de un aroma... especial
MN: Yo no sé si vivo tanto por eso, porque olía mucho a amoniaco.
AM: Tal vez ese sea el secreto para haber vivido tantos años. Eso, y que Mariano no ha fumado nunca. Jamás.
MN: Yo pienso que vivo, que he vivido tanto porque no he fumado nunca. ¿Y por qué no he fumado? ¿Y por qué no me he drogado?
AM: Aquí también la ficción tiene algo que ver. Cuando él era pequeño, su madre leía unos folletines que compraba en el quiosco. Había uno ambientado en Rusia que Mariano leyó en la clandestinidad.
MN: Y leí unas escenas de drogadictos en Rusia con el opio… que me ponía los pelos de punta. Se ponen como locos. Yo creo que eso me impulsó a no fumar jamás.
AM: Y todo esto aparecía en esas memorias de Mariano Nieto: su infancia y los días de colegio en Valladolid, la alegría compartida cuando llegaron los aires republicanos, pero también el horror de la guerra y las balas, las decisiones vitales y los primeros trabajos…
MN: Todas la memorias, toda la memoria.
AM: Incluso ya las había bautizado.
MN: Que le puse de título 'Las memorias del abuelo'.
AM: Así avanzaba la escritura, en tono realista, documental, hasta que entra en escena un personaje clave en esta historia.
MN: Pero cuando llegué al año 1936 consulté con mi hijo mayor que venía por aquí y lo veía y digo, mira lo que estoy haciendo, para que lo veáis vosotros, las memorias.
AM: Entonces Mariano Nieto hijo, doctor en ciencias económicas, padre de dos hijas, leyó el borrador.
MN: Y ve un tocho que había y dice: 'Esto no lo va a leer nadie, porque a las cuatro o cinco primeras hojas se van a cansar y va a ir a la papelera'.
JAE: Mariano no se lo podía creer. Tantas semanas de trabajo, tanto esfuerzo volcado en el papel, podían haber sido en vano.
MN: Digo pero madre mía, ¿dónde voy yo? Pero si ya tengo cerca de 300 hojas y casi no he empezado…
JAE: Tantas letras ya escritas, tantos recuerdos recuperados, que no encontraban un punto y final. La novela de su vida estaba en peligro. La empresa que Mariano había asumido con 93 años estaba a punto de descarrilar. Entonces, ¿por qué seguir escribiendo si aquello no tenía mayor recorrido?
Enseguida retomamos el relato.
PAUSA
JAE: Mariano Nieto, escritor debutante con 95 años, había recuperado sus vivencias, las había ordenado y les había dado un sentido, pero ahora temía que no fuera suficiente. Es muy duro que un hijo te diga tan a las claras que no interesa mucho ese texto en el que has trabajado durante tantas y tantas horas.
MN: Y me dice 'Efectivamente papá, esto, esto no hay cristiano que lo lea'.
JAE: Andrea Morán continúa la historia.
AM: Afortunadamente para Mariano, el mismo hijo que llegó con el jarro de agua fría, se acercó después con una solución.
MN: '¿Por qué no lo novelas y haces… y metes una trama?' Me sugirió.
AM: Aquello, al fin y al cabo, podía ser una buena idea.
MN: '...y metes unos personajes de ficción, que se muevan, conservas esas memorias, pero al mismo tiempo que tengan ellos vida propia' y como me dijo que el papel es muy sufrido y admite todo lo que le eches…
AM: Mariano padre no se lo pensó mucho.
MN: Y dije joder, pues tienes razón hijo. Y dice, 'Además, te voy a ayudar yo, vamos a hacerlo entre los dos'.
AM: Y así, padre e hijo se aliaron para sacar adelante un libro que primero iba a ser de memorias y que poco a poco se convirtió en una novela.
MN: 'Yo te ayudo, tú ahí vete, me lo mandas por correo electrónico cuando tengas cinco o seis páginas, yo las reviso…'
AM: Fijaron un método de trabajo para las siguientes semanas.
MN: Dice, 'Y tú dedícate solo a escribir, que tienes mucha imaginación… de la gramática y de las faltas de ortografía y de la presentación no te preocupes'.
AM: Todo volvía a ir sobre ruedas. Los dedos de Mariano se deslizaban de nuevo con rapidez sobre el teclado. Y aparecieron los personajes de ficción.
MN: Para que el que lo lea se trague mi historia en verdad viva, pero al mismo tiempo se vaya entrando con las ficticias.
AM: Los protagonistas del libro pasaron a ser tres.
MN: Les llaman los tres mosqueteros porque andan siempre juntos.
AM: Y su historia es como la de tantos otros jóvenes en una ciudad de provincias.
MN: Hasta el año 36, bueno, pues es la aventura de los chicos. Pasean por la calle Santiago, por la Plaza Mayor…
AM: Pero entonces sucede lo que Mariano sí vivió en primera persona.
MN: Llega el año 36: la hecatombe.
AM: Y uno de los protagonistas acaba huyendo…
MN: …y sale hacia la URSS, y empieza otra nueva vida en Moscú.
AM: Allí vivirá un romance y acabará reencontrándose con España.
MN: Yo creo que la trama es lo mejor de la novela, sí
AM: Se suceden así los capítulos de amores, traiciones, enredos... Pero entonces, con la ficción viento en popa, del lado de la realidad sucedió lo que nadie esperaba ni deseaba.
MN: Pero, pero tenía cáncer de páncreas y empezó a atacarle fuerte, fuerte, fuerte.
AM: Mariano hijo enfermó por un cáncer de páncreas. Allí empezaron cuatro años de tratamiento. Cuatro años complicados y la novela se quedó en pausa.
MN: Y ya cuando empezó con la quimioterapia, y tal que no podía, ya, ya, ya no pudo, ya no pudo leer más.
AM: Mariano, que ya se había acostumbrado a sentir la compañía editora de su hijo, se encontró de nuevo solo ante la novela.
MN: Seguí haciéndolo a trancas y barrancas, porque ya no tenía la ayuda de mi hijo, las opiniones que me daba y que me facilitaban mucho...
AM: El final fue inevitable, la ficción aquí no valía para nada.
MN: Cuando llegábamos a las 300 páginas o así, murió mi hijo Mariano. De cáncer. De un maldito cáncer, como, como digo yo, de un maldito cáncer.
AM: Mariano sintió un dolor inmenso, insufrible casi.
MN: Estuve a punto de tirarlo todo por la borda.
AM: Su empresa literaria ya no tenía sentido sin su hijo.
MN: Tuve un momento de decir… todo a la papelera. Pero lo terminé. Y ahora el título de la novela es de dos autores.
AM: El libro, autopublicado, está firmado por Mariano Nieto.
MN: Porque pertenece a dos autores, a mi hijo y a mí, que tienen el mismo nombre...
AM: Porque los dos son autores de esta historia de tres amigos que recorren juntos el siglo XX, desde la Segunda República a la Transición. Terminar la novela se convirtió entonces en un compromiso personal.
MN: …para encauzar esto y a ver si salíamos, porque yo quiero hacerlo por mi hijo, por el fallecido, por mi hijo Mariano.
AM: Y ahora el libro tiene un nuevo objetivo.
MN: Y porque los beneficios, si los produce, van a ir a la Asociación contra el Cáncer de Valladolid.
AM: Ha tenido que hacer frente Mariano a muchos sacrificios durante los últimos meses para terminar esta novela. Demasiadas mañanas solo, encerrado en la cueva, peleando con las musas y contra el recuerdo de su hijo, para elaborar la trama y poner el punto final. Hasta que por fin lo ha conseguido. El libro está listo, editado, publicado, convertido en novela y ya en manos de los lectores.
JAE: El día 2 junio de 2022 Mariano presentó su libro. Fue en la Casa Zorrilla de Valladolid, donde vivió el poeta romántico, el autor de Don Juan Tenorio. La sala estaba abarrotada. En la tribuna, junto a Mariano, presentaba el acto la concejala de Cultura de Valladolid.
[Escuchamos el ambiente de la presentación del libro]
JAE: Entre el público, conocidos y amigos que le animan a no cerrar este capítulo de su vida. Le invitan a seguir escribiendo... pero Mariano siente que, ya sin su hijo cerca, no tiene ganas ni ánimos para emprender un nuevo proyecto así.
MN: La primera y la última. Sí, seguramente porque ya no, no voy a hacer más.
JAE: Superados los 90, nunca pensó en un proyecto así, tan ambicioso y costoso en el tramo final de su vida.
MN: Ha sido una gran experiencia, me ha gustado lo que he hecho.
JAE: Al repasar la vida de Mariano, se detecta cómo la ficción se ha ido colando poco a poco en su biografía hasta transformarla por completo. Están los resúmenes de las películas que veía con su padre, los folletines de su madre, las películas que le animaron a estudiar química, los libros que le recomendaron en el instituto… y esta novela, que al principio fue un texto de memorias, que luego escribió mano a mano con su hijo y que, por culpa del maldito cáncer, tuvo que terminar en soledad.
MN: Creo que para ser la primera vez está bien, está bien… he gozado con ella, he pasado malos ratos también…
JAE: La empezó a escribir con 93, la ha publicado con 96.
MN: Soy un hombre afortunado, porque de vivir tantos años y vivir lo que hemos pasado y estar así como estoy ahora que me valgo yo solo, que salgo por ahí todos los días, que salgo con el único amigo que me queda y tomamos un vinito y una tapa y charlamos de las cosas…
JAE: El libro 'Júbilo, dolor y esperanza', de Mariano Nieto, de los dos Marianos, ya está en las librerías. De momento, en las de su ciudad natal, pero el autor confía en que el texto pueda llegar más allá del Pisuerga.
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