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Echo, encarnada por Alaqua Cox, en una de las múltiples peleas de la ficción.
La violenta 'Echo' no logra impulsar a Marvel

La violenta 'Echo' no logra impulsar a Marvel

Tan solo cinco episodios se hacen largos. La serie de la Casa de las Ideas no llama la atención, resultando anodina y tediosa pese a dirigirse al público adulto

Martes, 16 de enero 2024, 00:29

El brazo audiovisual de Marvel no está ofreciendo buenos pulsos a su audiencia potencial. Su nuevo ataque, 'Echo', serie disponible en Disney+ de tan solo cinco episodios que pueden verse del tirón -lo mejor del lanzamiento, porque algún capítulo no llega a los 40 minutos-, ... tampoco insufla energía al archifamoso sello de Disney.

La ficción nace como un 'spin off' de 'Ojo de Halcón', la serie que el servicio de vídeo bajo demanda estrenó durante las navidades de 2021. De hecho, la trama enlaza directamente con lo que sucedió entonces. Maya López / Echo decidía poner distancia con el imperio criminal de Kingpin -la joven, en realidad, fue adoptada por el rey del crimen y preparada para dar muerte a Daredevil- y viajar a Oklahoma, donde, como descendiente de nativos americanos, iba a la búsqueda de sus raíces. Pero, consciente de su poder, Kingpin no quiere dejarla escapar.

De entrada, el proyecto no suscitó demasiado interés cuando se anunció, ni siquiera entre su posible público, hasta que se lanzó en las benditas redes sociales un vistoso tráiler que llamó la atención por sus violentas escenas de acción. Las imágenes recordaban al lote de adaptaciones apadrinadas por Netflix hace unos años ('Daredevil', 'Jessica Jones', 'Cage'...), ahora también canónicas, pero el caramelo ha resultado envenenado. A pesar de atractivos cameos como el de Daredevil y la presencia de un brutal Kingpin, interpretado por un exultante Vincent D'Onofrio en uno de los roles de su vida, el inicio resulta un pelín indigesto y descubre el espejismo.

La coreografía de las luchas no es tan eficiente, no funciona con la espectacularidad que vendía el avance en internet. Para colmo, la historia avanza a trompicones, con un montaje denunciable y algunos pasajes extremadamente repetitivos. Quizás alguien ha intentado arreglar en postproducción el desaguisado, pero ha acabado enturbiándolo aún más: el ritmo y la duración aleatoria de las cinco entregas siembran la sospecha.

Incomprensibles tropezones

Queda claro, una vez más, que existe un problema en las últimas producciones 'made in Disney' (podemos añadir más de una franquicia a la lista de incomprensibles tropezones). ¿Hay demasiada gente opinando sobre las decisiones creativas? ¿Alguien anda pisoteando cualquier posible renovación? Es más, no se contrata a buenos profesionales en materia de puesta en escena, algo difícil de comprender con presupuestos tan holgados, o nadie se preocupa por analizar «lo que hacen los demás». Un auténtico desatino.

Alaqua Cox, en una imagen de la serie.

Cualquier producción oriental con escenas de pelea, independientemente de sus medios, luce mejor que 'Echo', donde la falta de emoción es un problema añadido. Está lejos de John Wick, por tomar un ejemplo cercano en el tiempo. Aunque no quiera acercarse a la saga de Keanu Reeves, las salpicaduras de hemoglobina apuntan a ello. El casting principal no sobresale ni merece un fuerte aplauso, salvo el mentado D'Onofrio, esa bestia parda, debido a un guion sumamente plano.

La actriz protagonista, Alaqua Cox, lo tiene imposible para lucirse con un rol harto trillado que ya pudimos ver en la mini-serie 'Ojo de Halcón', una propuesta que, a día de hoy, ha subido puntos al compararse, inevitablemente, con las últimas versiones en imagen real de los héroes y antihéroes de papel. La personalidad de la chica guerrera que quiere vengar a su familia difiere de su evolución en los tebeos.

En el cómic no tiene desarrollo la conexión con los espíritus de sus antepasados que le otorgan poderes especiales. En el 'live action' se explica este tema en exceso, en el presente y el pasado, con flashbacks y flashes irregulares, integrados a capón. Maya López, perteneciente a la tribu indígena de los Choctaw, es sordomuda pero su naturaleza no se aprovecha formalmente como en la adaptación serializada de 'Daredevil', en la cual decide no mirarse.

No todo es un desastre

Hay momentos que se libran de la quema, generalmente los que aluden al folclore indio, pero nada encaja como debe y da todo igual. No es una buena serie de acción y tampoco logra ir más allá, a pesar de las sentidas escenas de diálogos que sobreexplican la herencia de Echo/Maya, poseedora de las habilidades de sus excéntricos ancestros.

Resulta incomprensible que un proyecto con tan poco calibre se abra paso en los despachos de los directivos de unos grandes estudios. O quizás es lo que precipita la caída, dar luz verde a una retahíla de clichés sin fondo. ¿Para que elegir un personaje poco conocido, ya desde las viñetas, que no aporta promoción inicial alguna ni publicidad extra? La serie debería dar un puñetazo sobre la mesa para agitar al espectador y encontrar su público.

Sin embargo, no ofrece nada original y no está envuelto en algo que rompa esquemas, goce de un ritmo encomiable y mate el tedio sin remisión. La relación entre la protagonista y Kingpin, pilar fundamental de la trama, carece de entidad y el pasado criminal de Echo no se retrata con finura. Ni siquiera el clímax hila fino. Disney necesita replantear sus contenidos y la estrategia de mercado.

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