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Llega el tercer 'spin-off' de la hornada de producciones derivadas de 'The Walking Dead', tres series de seis capítulos protagonizadas por sus personajes más emblemáticos, en este caso Rick Grimes y Michonne, ambos supervivientes estelares del apocalipsis zombi, él con su afán de liderazgo ... a cuestas y ella con la espada samurái bien afilada, dispuesta a cortar cabezas de no-muertos. 'TWD: Dead City', la primera propuesta estrenada en AMC +, rescataba al violento Negan y a Maggie. La acción se situaba en Nueva York, con referencias al cine de John Carpenter y el terror ochentero. Después llegó 'TWD: Daryl Dixon', cuyo título ya cuenta en qué rol se centra, apostando por un look más cinematográfico, recordando, inevitablemente, a 'The Last of Us', con Europa como plató. Ahora llega 'TWD: The Ones Who Lives', la apuesta más parecida al material original, que retoma, a su manera, algunas líneas temporales.
El punto de partida es suculento. La famosa pareja, dos roles icónicos unidos por la pasión, lleva tiempo separada en la distancia debido a las catastróficas circunstancias que les rodean (y a la grandilocuente explosión de un puente). El tipo barbudo que inició la andadura de la franquicia basada en las viñetas creadas por Robert Kirkman, con dibujos de Charlie Adlard y Tony Moore -publicado por ECC en nuestras fronteras-, con una primera temporada que apenas duró seis entregas -nadie imaginaba su tremendo éxito internacional-, está aislado en una sociedad militarizada que pretende vivir en armonía pero esconde un lado oscuro, muy oscuro. Siniestro.
Rick pasa de ser un paria en la comunidad que le ha acogido a ser un soldado que puede presumir de buen comportamiento. De hecho, va subiendo en el escalafón militar en un ambiente bélico donde toca defenderse de los muertos vivientes con helicópteros bien equipados, tanques demoledores y explosivos. El conocido antihéroe americano salta de querer escapar de su «amable encierro» y romper las reglas a aceptar su situación e integrarse en un posible mundo nuevo donde el control de los seres humanos sin muerte cerebral es prioridad. Mientras, su compañera Michonne abandona a los suyos para intentar encontrar a su amado, katana en mano.
Estamos, por tanto, ante un relato romántico donde los protagonistas deben esquivar zombis mientras se buscan desesperadamente el uno al otro, convenientemente armados. Los demonios internos y los fantasmas del pasado fluyen irremediablemente en una odisea que comienza con ambos roles realizando en paralelo su particulares trayectorias para encontrarse en el espacio-tiempo. De hecho, el primer capítulo lo protagoniza enteramente Rick, quien va adaptándose a su renovada realidad pisoteando, aparentemente, sus principios. El segundo episodio corre a cargo de Michonne. Su complicado viaje termina, accidentalmente y como cabe esperar, topándose con su gran hombre, pero, lejos de disfrutar del momento, comienza el verdadero calvario para volver a estar juntos y regresar a casa con los suyos. Unirse es solo el principio de la pesadilla.
Michonne exploradora se relaciona con nuevos personajes en su periplo antes de reencontrarse con Rick. Alguno de estos novedosos compañeros de fatigas, de indudable carisma, dura poco en pantalla, lo que es una pena -sí, el del mechero-. Hay flash-backs que lastran el ritmo pero no faltan imágenes escabrosas que captarán la atención del público más morboso. La cantidad de cabezas de no-muertos que revientan es espectacular. Andrew Lincoln y Danai Gurira continúan defendiendo con arrojo sus archiconocidos papeles. Él sigue siendo un tipo irritante y ella una magnolia de acero. Su amor sufrirá mil y un embestidas. Quizás pasen de amantes a enemigos en un escenario de guerra contra los muertos que caminan. Un ambiente bélico extensible al castigado mundo de los vivos, donde las relaciones personales son como bombas de racimo. El dúo creativo Bert & Bertie ('Ojo de Halcón', 'Nuestra bandera significa muerte') firman la dirección de los dos primeros episodios. El reparto se completa con Pollyanna McIntosh (¡vuelve Jadis!), Lesley-Ann Brandt, Terry O'Quinn, Matthew August Jeffers, Craig Tate y Andrew Bachelor.
'TWD: The Ones Who Lives' puede entenderse como «más de lo mismo», pero los seguidores de la sempiterna serie, millones de espectadores, fans de la pareja protagonista, encontrarán algunas respuestas a la retahíla de cuestiones en el aire y podrán seguir disfrutando con las tropelías de dos roles fundamentales sobre los que se sustenta el popular y trillado espectáculo. Es una historia continuista, no establece rupturas ni pretende salirse del camino, para bien y para mal. Recomendable especialmente para los fieles a la causa, probablemente encantados tras el reencuentro entre Rick, desaparecido en la temporada 9, y la aguerrida Michonne, cuyas vidas independientes dan pie a conjeturas. En su día se anunciaron tres películas con estreno en salas para dar la puntilla a la franquicia pero el maravilloso mundo del streaming ha cambiado las reglas del juego. El fandom sonríe porque la fiesta no tiene pinta de colgar el cartel de «The end».
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