Crítica de 'Ms. Marvel': una superchica para una superserie
Primera temporada ·
La nueva apuesta del sello Marvel en imagen real supone un soplo de aire fresco en el mundo de las franquicias audiovisuales, poco audaces y continuistas. Una chica adolescente se convierte en superheroína, una vez más, pero con una visión renovadora
Las franquicias en general y las de Disney+ en particular cuentan con una clara ventaja respecto a otros lanzamientos: ya tienen el público asegurado e, independientemente de su calidad, son noticia y generan audiencia sin moverse de la casilla de salida. A día de hoy ... cualquier producción con el sello Marvel tiene la promoción hecha, al igual que 'Star Wars', pero sus últimas novedades están cansando a un público potencial que no siempre se deja llevar por una idea sectaria del entretenimiento. Ha irrumpido en escena con fuerza una serie que ha devuelto la ilusión a seguidores desencantados con los últimos movimientos de La Casa de las Ideas, a la espera del estreno en cines de 'Thor: Love and Thunder'. 'Ms. Marvel' es, de momento, lo mejor que le ha pasado al Universo Cinematográfico de Marvel en su cacareada Fase 4, y ha puesto tierra de por medio respecto a otras obras hermanas. De entrada, cuenta con un delicioso tono juvenil y una estética ingeniosa bien diferenciada, que bebe de la estupenda película de animación 'Spider-Man: Un nuevo universo', cuya secuela en el multiverso está en camino, y aprovecha con gusto recursos propios del lenguaje del cómic para ofrecer un espectáculo luminoso, orquestado a buen ritmo, que conecta con espectadores de todas las edades. Paralelamente, reivindica lo friki con sentido del humor y una agradecida autocrítica que viene muy bien a la desmedida moda del género superheroico.
'Ms. Marvel' deja claro que a partir de ahora cualquier cosa es posible, narrativa y visualmente, en el catálogo de Marvel. No hay que seguir a pies juntillas el dichoso canon a la hora de tomar ciertas decisiones y Los Vengadores no son el centro del mundo. Hay historias en otros mundos que están en éste. O en aquellos, pero están y se pueden enfocar con diversidad. La heroína protagonista rompe moldes. Es una perdedora que acepta su condición y no se siente incómoda buscando su identidad, en la que juegan sus pasiones, entre ellas los superhéroes. Asiste a una convención comiquera disfrazada, en la que apetece entrar a vivir –ojalá fueran realmente así-, y su relación con la familia es tan desesperada como entrañable -la escena de los disfraces de Hulk es gloriosa-. No renuncia a su cultura ni a nada de lo que le gusta para situarse en la vida. Críticas racistas online aparte, llamémoslas por su nombre, de algunos presuntos fans que no lo son, el hecho de que la joven Kamala Khan, interpretada por la actriz debutante de origen pakistaní Iman Vellani, nacida en Canadá, sea musulmana añade un sugestivo significado extra socialmente a lo que acontece. Ya funcionaba en los excelentes tebeos originales de sus aventuras en solitario, cuyas páginas han atraído a nuevos públicos y dejan claro que una adolescente de padres inmigrantes no tiene nada de lo que avergonzarse cuando se siente diferente. La serie refleja el mismo espíritu, mal que les pese a algunos aficionados fundamentalistas que no aceptan la evolución del arte y el pensamiento. Da igual que los poderes de la superchica no sean los mismos que en las viñetas. De hecho, no son fundamentales en la historia.
'Ms. Marvel' empieza con un chispazo, con una secuencia animada que ya marca una clara diferencia. A partir de ahí, remite a la reivindicable 'Scott Pilgrim contra el mundo', a títulos casi desconocidos que mezclan con buen tino cómic e imagen real como 'La peligrosa vida de los Altar boys' o series de antaño que llamaban la atención por su montaje y decisiones de cámara e interpretación, fuera de lo común, como 'Parker Lewis nunca pierde' (¿alguna plataforma puede rescatarla?). Al igual que 'Stargirl', estandarte juvenil televisivo de la competencia, léase DC Comics, Kamala es pop, actual y muy teenager, en el buen sentido (la selección musical, las animaciones integradas, el cromatismo, la iluminación, los movimientos…). Su primer episodio, con Adil El Arbi y Bilall Fallah a los mandos, abre muchas vías interesantes con el añadido del empleo a conciencia de una buena narrativa y un look refrescante que se aleja del petulante sopor de 'Caballero Luna' y el continuismo de 'Ojo de Halcón' o 'Falcon y el Soldado de Invierno'. Atención, por cierto, a la escena postcréditos, aparentemente sencilla, que conecta con 'Spider-Man: No Way Home'. Todo está pensando.
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