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Las antologías de relatos de terror funcionan bien en la literatura y en el medio audiovisual. Es un formato ideal para realizar una selección de varias historias, firmadas por diferentes autores. Aunque la calidad media suele resentirse, resulta ameno su consumo y es habitual su ... lanzamiento. 'El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro' se apunta a esta tendencia, como 'Historias para no dormir', 'Historias de la cripta', 'Hammer House of Horror', 'Galería nocturna', 'Masters of Horror' o 'The Twilight Zone', aka 'La dimensión desconocida', por poner algunos ejemplos con tirón popular. Recientemente Mike Flanagan ha estrenado en Netflix 'El club de medianoche', atendiendo a esta idea de «contar cuentos de miedo alrededor de una hoguera», pero el máximo responsable de 'El laberinto del fauno' le ha robado la atención por goleada tan solo unos días después, coincidiendo en el menú principal de la conocida plataforma en streaming en pleno Halloween.
Las críticas son unánimes, de público y prensa especializada, con la producción apadrinada por el cineasta mexicano, estrenada de dos en dos capítulos para el deleite de los aficionados al misterio y el horror (con unas gotas de humor negro cuando toca). Ya disponibles los ocho episodios, de una hora de duración cada uno aproximadamente, hemos elaborado una lista de menos a más, aunque el lote se disfruta sobremanera en su conjunto. Estamos ante un hito en el medio. Del Toro se ha rodeado de grandes nombres del actual cine de género para homenajear su pasión por los cuentos siniestros y el espíritu de los tebeos de E.C. Comics. Presenta cada entrega emulando al inefable Alfred Hitchcock, adelantando la esencia de cada fábula. Su atracción por los monstruos y lo sobrenatural es vox pópuli, hasta el punto de contar con un museo personal en una mansión en Los Ángeles donde reúne todo tipo de objetos, libros, pinturas, muñecos y reliquias. Un planeta imaginario pesadillesco que remite a la infancia recuperada.
Hay quien cita como su favorito el capítulo firmado por Keith Thomas, por oscuro y macabro, pero el director de la reivindicable 'The Vigil' -un novelista de carrera ascendente en el terreno literario que ha decidido también moverse en el ámbito audiovisual- maneja bien la atmósfera, pero no tanto el ritmo. Si en su ópera prima antes citada -que le llevó a afrontar el encargo de firmar un fallido remake de 'Ojos de fuego'-, el protagonista vivía una auténtica pesadilla enfrentándose a su fe tras aceptar el papel de 'shomer nocturno', una práctica judía en la cual una persona vigila el cuerpo sin vida de un miembro de la comunidad recientemente fallecido, en 'El modelo de Pickman' el personaje principal sufre otro descenso a los infiernos que afecta a su entorno, especialmente a sus relaciones familiares, con un clímax angustioso, lo mejor del relato, basado en la imaginería de Lovecraft. Entregado al arte, conoce a un extraño pintor -siempre genial el excéntrico Crispin Glover- que dedica su tiempo a expulsar sus monstruos, quizás reales, sobre el lienzo. Tan perturbador talento atrae y repele a un mismo tiempo. La visión de los cuadros, grotescos y espléndidos, es lo más inquietante de una pieza de tono bien ajustado cuyo metraje se atraganta por momentos.
La responsable de esta entrega es Catherine Hardwicke, curtida últimamente en televisión ('This is Us'). En su día firmó la primera parte de la saga cinematográfica 'Crepúsculo', dejando atrás títulos con tirón y buenas críticas con temáticas juveniles como 'Los amos de Dogtown' o 'Thriteen'. Si en la tremebunda 'Caperucita roja (A quién tienes miedo)' proponía una nueva versión del cuento popular de Perrault, aquí firma su particular 'Hansel y Gretel', pasado por el tamiz de Lovecraft. Hay una bruja esperpéntica y dos hermanos alumbrados en un mismo parto, niño y niña. La pequeña fallece, pero se queda en un limbo al que accede su gemelo años más tarde (Rupert Grint, el pelirrojo de 'Harry Potter' y 'Servant'). El paseo por el más allá permite desvelar imágenes de ensoñaciones sombrías bien articuladas pero la historia no arrebata tanto como otras opciones de la camada impulsada por Del Torno. La apertura de otras dimensiones, otros mundos que están en éste, dan bastante juego visual, la estética es exquisita, pero el conjunto no roza la excelencia por una hiriente falta de perversión y originalidad. Como curiosidad cabe resaltar que las líneas de Lovecraft que han servido de inspiración para este capítulo también están presentes en 'Venus', lo último de Jaume Balagueró.
Si en 'Babadook' la cineasta emergente Jennifer Kent apostaba por revisar a su manera la leyenda del hombre del saco, en su capítulo para 'El gabinete de curiosidades de Guillermo del Toro' exprime un tema clásico del género, los fantasmas y casas encantadas. El debut de Kent fue una de las sorpresas del Festival de Sitges en 2014. Bebía de las fuentes de grandes clásicos como 'El quimérico inquilino' o 'Repulsión'. De un expresionismo absorbente, algunas secuencias rompían esquemas, virtud que no encontramos tan fácilmente en 'El murmullo', episodio protagonizado por una pareja de ornitólogos que estudia los patrones de las bandadas de pájaros. En una de sus investigaciones se topan con extraños ruidos, lo que da pie a un pánico in crescendo. Basada en historia del propio Del Toro, goza de una dirección tras la cámara digna de aplauso, entre las mejores de la selección, con tomas exuberantes, pero no logra atrapar como otras muestras de sus compañeros de viaje. Ojo a la producción de todos los capítulos, con un estándar por encima de la media. Afortunadamente, se nota en el resultado final de todas las apuestas.
Bajo el consejo sabio de Del Toro, Ana Lily Amirpour firma, de largo, su mejor trabajo. Con 'The Bad Batch', titulada 'Amor carnal' por estos pagos, patinaba tras un planteamiento interesante. Antes había llamado la atención con 'Una chica vuelve a casa sola de noche', donde demostraba una interesante capacidad visual sin mucho que contar, sensación enfatizada con la tremendamente vacía 'Mona Lisa and the Blood Moon', un videoclip alargado con una estética pretendidamente moderna. Gregg Araki hacía lo mismo en los años 90, con más gracia, sexo y drogas. La carrera de esta aparentemente inquieta cineasta podía revelarse como uno de los grandes bluffs del fantástico contemporáneo, pero su aportación a esta serie antológica es uno de los mejores capítulos, sabiendo que la calidad media es alta. Lejos de perderse en el postureo, afina su mensaje y aprovecha un relato de la autora de cómics Emily Carroll ('Cruzando el bosque') para erigirse como la propuesta más original y actual de la alineación en términos de imagen. Maneja el encuadre y el angular con descaro y cuenta con una actriz protagonista excepcional, Kate Minucci ('La última carcajada'), para narrar la transformación de una mujer ninguneada que encuentra respiro en una marca de crema que puede cambiarle la vida tras aplicársela a diario sobre la piel. Los anuncios de teletienda pueden ser terroríficos, nos lo recuerda esta sátira con moraleja que recuerda inevitablemente a algunos pasajes de la cinta de culto 'In-natural (The Stuff)', donde una sustancia extraña, con textura de yogur, convertía a los consumidores seres humanos en zombis.
El primero capítulo estrenado de la serie cuenta con Guillermo Navarro, habitual director de fotografía de Guillermo del Toro, tras la cámara. El cuento macabro está basado en una idea del director de 'Hellboy', al que se le nota su pasión por Lovecraft. Un individuo con serias deudas económicas se dedica a comprar lotes de trasteros abandonados, generalmente por el fallecimiento del propietario, para hacer negocio con lo que se encuentra en la venta de segunda mano. Suele reunir muebles viejos, reliquias, joyas y alguna sorpresa entre kilos y kilos de polvorientas antigüedades. En esta ocasión se topa con varios libros que esconden un misterio sobrenatural que deriva en una amenaza demoniaca que luce estupendamente en pantalla. La ambientación es soberbia en este relato que rompe el hielo, de talante clásico, filmado con ojo por Navarro, que deja claro por dónde va a ir la serie, reforzando la idea de parábola propia del formato de antología de cuentos de terror. El diseño de arte es espectacular y controla bien el tempo. Deja con ganas de más, lo cual es un punto a favor en este tipo de iniciativas, máxime cuando supone el arranque del gabinete de curiosidades. Tim Blake Nelson ('Colossal') está estupendo como apesadumbrado protagonista, de gafada existencia.
Estando detrás el mismísimo Panos Cosmatos, no podíamos esperar una narración convencional. Es la propuesta más delirante de este lote de curiosidades. Ya dejó claro en 'Mandy', un viaje alucinógeno donde se citaba a David Lynch, Alejandro Jodorowsky y Clive Barker con una ironía encomiable. la devoción del hijo George Pan Cosmatos -director de 'Cobra, el brazo fuerte de la ley' o la segunda entrega de ´Rambo´- por las salidas de tono y un onirismo inquietante. Co-escribe la historia, junto a Aaron Stewart-Ahn, para asegurar que estén presentes sus obsesiones en una pieza que no deja indiferente, para bien y para mal. Peter Weller, el rostro de 'Robocop', encabeza el reparto de un desconcertante planteamiento que va retorciéndose hasta la explosión final. Una reunión en un peculiar escenario rompe todas las expectativas. Al principio los diálogos, algo inanes, toman el protagonismo hasta que la trama se contamina y se alinea con 'Beyond the Black Rainbow', ópera prima del personal director, de la que parece querer hacer un remake en el tercer acto, un sonado desbarre.
El segundo capítulo estrenado cronológicamente, firmado por Vincenzo Natali, el más veterano relacionado con el cine de terror, es el que mejor se ajusta al formato tradicional de este tipo de antologías, con un claro recado moral al final de la historia negra. Generalmente los protagonistas no acaban bien, pagando por sus pecados, en este caso la avaricia. El vigilante de un cementerio se dedica a hacer negocio desenterrando cadáveres recién enterrados para vender sus joyas y dientes de oro. Una invasión de ratas pone en apuros a este ladrón de tumbas con mala suerte que acaricia la fortuna sin llegar a atraparla. Natali firmó en su día la asfixiante 'Cube', ganadora en Sitges en 1998, y estos días ha estrenado como director los primeros episodios de 'The Peripheral', serie disponible en Prime Video. Sus virtudes jugando con el género son obvias y en esta ocasión se nota que se lo ha pasado en grande traduciendo en imágenes un cuento macabro, con un toque aventurero, que podría ser obra del gran Poe. Encaja perfectamente en 'Creepshow', ya sea la película o la serie (actualmente en Atresplayer). Ecos del mismísimo Stephen King y 'La fosa común' y de la bizarra 'El alimento de los dioses', una cult-movie en toda regla. Un capítulo divertido y bien planificado, con varios giros finales, dignos de una algarabía insana (nuevamente con guiño a Lovecraft).
El mejor episodio de la serie es uno de los más largos, y más gores. Su narrativa es la más compleja, bien llevada por David Prior, responsable de un filme a rescatar, 'The Empty Man', una sugestiva rareza disponible en el menú de Disney+, cuyas «pelis de miedo» llaman poderosamente la atención últimamente. La acción tiene lugar principalmente en una mesa de disección, con flashbacks bien integrados en pos de un relato que va tornándose cada vez más perverso según vamos teniendo más información como espectador. Cuenta con imágenes impactantes, hay suspense y una resolución convincente. Un fantástico F. Murray Abraham ('El Gran Hotel Budapest') lleva el peso de un guion de David Goyer que adapta un texto de Michael Shea. Interpreta a un forense que debe realizar las correspondientes autopsias a un grupo de mineros muertos en un extraño accidente. El enigma va encontrando respuesta a medida que el médico avanza en el estudio de los cuerpos, pero su hallazgo es escalofriante. La morgue es un escenario ideal para estremecer a la audiencia pero aquí hay bastante hueco para la sorpresa, además de la angustia y… el dolor. El terror se topa con la ciencia-ficción. 'La invasión de los ladrones de cuerpos' se fusiona con 'La autopsia de Jane Doe', 'Cadáver' y la recomendable serie 'El visitante'. Un capítulo magnífico, rodado con mimo y tensión sin obviar estampas sanguinolentas no aptas para estómagos débiles.
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