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Úrsula Corberó intrerpreta a Rosa Peral. RC
Cuando la asesina es Úrsula Corberó

Cuando la asesina es Úrsula Corberó

El cine y la televisión alimentan la vanidad de algunos criminales al trasladar a la pantalla sus casos con intérpretes famosos. El éxito de 'El cuerpo en llamas' ha renovado el interés por Rosa Peral, que ha pedido cobrar derechos de autor por la serie. Dos criminólogos analizan este fenómeno

Miércoles, 20 de septiembre 2023, 00:13

«Rosa Peral debe de estar encantada con el éxito de la serie, ella es consciente de lo que eso supone». La criminóloga Paz Velasco no tiene duda de que la autora del crimen de la Guardia Urbana es conocedora del revuelo que está causando 'El cuerpo en llamas', la producción que en las últimas semanas ha acaparado el primer puesto entre los títulos más vistos de Netflix. «Tiene una serie de ocho capítulos y un documental. Las cámaras de televisión han entrado a la cárcel a hacerle una entrevista. Es algo que ha sucedido en contadas ocasiones en España, en casos como el de El Arropiero o Ramón Laso», indica Velasco, comparando el interés que despierta la criminal catalana con la de otros asesinos españoles célebres. Que a la protagonista de esta historia le congratula ser centro de atención mediática es algo que también retrata la propia serie. «Si hasta tengo una sección diaria en un programa», dice el personaje, ya entre rejas, a sus compañeras al ver la cobertura de su detención en un magacín. Lejos de incomodarle, alimenta su vanidad.

Carles Porta, periodista y promotor de uno de los espacios de sucesos más populares de TV3 y de Catalunya Radio, contaba hace unos meses al youtuber Jordi Wild que en una pelea en el centro penitenciario Brians 1 de Barcelona donde coincidieron Rosa Peral y Angie Molina (la asesina suplantadora de identidad), la primera le hacía ver a la segunda que ella era más famosa y relevante porque 'Crims' (el programa de Porta) le había dedicado cuatro emisiones frente a la única que había protagonizado la otra. «Sabe perfectamente lo que va a encontrarse cuando salga fuera. Nadie duda de que irá de plató en plató contando su caso», indica Paz Velasco.

La criminóloga, jurista y divulgadora ha dedicado años de investigación a analizar las motivaciones a la hora de matar, con especial atención a las formas de actuar de las mujeres. En octubre publica el libro 'Muertes nada accidentales', en el que se fija en diez homicidas poco conocidos para desvelar qué les llevó a cometer sus crímenes. En su día siguió con atención el suceso en torno a Pedro Rodríguez, desde que se encontró su cadáver carbonizado en un coche calcinado cerca del pantano de Foix hasta que se celebró el juicio en el que los autores se acusaron entre ellos. «La serie se ha tomado muchas licencias dramáticas, faltan datos. Todo se cuenta desde un único punto de vista, el de ella. Se han obviado hechos importantes como la aparición junto al cuerpo de la víctima de una bala y que más tarde se comprobó que en el cargador del arma reglamentaria de Rosa faltaba un proyectil», explica Velasco, que durante un tiempo se carteó con la asesina para tratar de entender sus móviles. «Es muy seductora a nivel emocional, también muy manipuladora y mentirosa», advierte.

Quim Gutiérrez y Úrsula Coberó en 'El cuerpo en llamas'. RC

Cine y televisión han mostrado a menudo una predilección por la figura del asesino. La audiencia suele respaldar este tipo de propuestas. No son pocos los ejemplos de películas y series que han popularizado a criminales de toda índole. «El caso de Aileen Wuornos es quizá el más característico, es la asesina en serie más famosa de la historia a pesar de que ha habido otras más prolíficas sobre todo en ámbitos hospitalarios», indica Vicente Garrido. «Algunos disfrutan con esa celebridad, otros no lo pretendieron y la fama posterior es algo que se le ha impuesto. El ejemplo más claro de esto es el estrangulador de Boston que no buscaba ningún tipo de fama. Cuando se hizo la película, de Richard Fleischer, con Tony Curtis y Henry Fonda él seguía sin dar entrevistas ni nada. Otros sin embargo han matado persiguiendo esa fama y, por consiguiente, disfrutan de ella. Charles Manson es el ejemplo más claro de una persona que debido a su narcisismo pretendía ser reverenciado», opina el criminólogo que ha firmado obras en las que se aborda este tema como 'True Crime' o 'El monstruo y el asesino en serie', que se publica este mes de octubre.

¿Cómo asume Rosa Peral la nueva ola de popularidad? «No hay duda de que estará aumentando su ego. En eso se parece a Angela Dobrowolski, la mujer de Josep Maria Mainat, de la que se hizo íntima en prisión. A las dos les gustan las cámaras, la fama. Lo que hay que evitar es que ella o Albert López obtengan algún beneficio económico con todo esto. Es algo que en Estados Unidos está regularizado para que no ocurra pero en España no», apunta Paz Velasco. Esa misma petición hizo el abogado de la familia de la víctima del crimen de la Guardia Urbana. Y la Audiencia de Barcelona ha acordado embargar cualquier posible pago que haga Netflix a los condenados para que ese dinero se dedique a sufragar las indemnizaciones que la sentencia fijó para los familiares de Pedro Rodríguez. La propia Peral había pedido una retribución a la plataforma en concepto de derechos de autor.

«Esta clase de películas y series o incluso algunas coberturas de medios de comunicación provocan que se idealice o se sofistique al criminal. Por eso hay personas que terminan enamorándose de estos sujetos aun cuando han sido condenados. Lo estamos comprobando ahora con el modo en se trata el caso de Daniel Sancho. Todavía no he visto una foto suya en camiseta. Todo esto distorsiona el retrato real del asesino», explica Velasco.

Actores muy famosos han prestado su rostro a criminales para dar su salto a las pantallas. Charlize Theron fue Aileen Wuornos. Zac Efron fue Ted Bundy. Zach Villa fue Richard Ramírez, el acosador nocturno. Evan Peters fue Jeffrey Dahmer. Jessica Biel y Elizabeth Olsen fueron Candy Montgomery, la asesina del hacha. Por citar algunos de los más recientes y mediáticos. Y, por supuesto, Úrsula Corberó ha sido Rosa Peral. Son todos ellos intérpretes con físicos imponentes que ponen al servicio del personaje.

Elizabeth Olsen, Evan Peters y Zac Efron intrepretando a Candy Montgomery, Jeffrey Dahmer y Ted B.undy. RC
Imagen principal - Elizabeth Olsen, Evan Peters y Zac Efron intrepretando a Candy Montgomery, Jeffrey Dahmer y Ted B.undy.
Imagen secundaria 1 - Elizabeth Olsen, Evan Peters y Zac Efron intrepretando a Candy Montgomery, Jeffrey Dahmer y Ted B.undy.
Imagen secundaria 2 - Elizabeth Olsen, Evan Peters y Zac Efron intrepretando a Candy Montgomery, Jeffrey Dahmer y Ted B.undy.

«Es lógico que se seleccionen profesionales con atractivo para el público y el ejemplo más característico es el de 'Bonnie and Clyde', la película de Arthur Penn, donde están Warren Beatty y Faye Dunaway, que son muy glamurosos. Un buen productor busca tanto que los actores sean queridos por los espectadores como que sepan hacer su trabajo», justifica Vicente Garrido. «Úrsula Corberó es más atractiva de lo que es el personaje real, pero hay dos razones poderosas para justificar su elección. En primer lugar porque es una actriz fantástica y está genial en su papel. Pero además porque para el espectador común, no para los que conociesen a Rosa Peral y todo lo que sucedió, es más creíble que esto ocurriese con una mujer como Úrsula Corberó que con otra más parecida a la asesina real. Quizá el público no se hubiera creído que una chica como la real volviese así de locos a tres hombres», añade.

La televisión y el cine tienden a simplificar en ocasiones. Sea como sea la imagen de Rosa Peral estará asociada a partir de ahora para gran parte de la audiencia con la de Úrsula Corberó. Y la propia serie quedará como el relato de lo acontecido, aunque no se ajuste por completo a la realidad, por decisiones de guion o para proteger al entorno de la protagonista (se han cambiado nombres y datos biográficos). Por eso es ficción, cabe recordarlo. En el caso del documental ha recibido críticas por parte de muchos de los que participaron en él, ya que aseguran que desconocían la participación de la propia implicada y se quejan de la visión sesgada que se ofrece.

El interés suscitado entre los espectadores por 'El cuerpo en llamas' abre la puerta a Netflix y a otras plataformas a nuevas adaptaciones audiovisuales de casos similares en España. Hasta ahora se había optado por piezas documentales y periodísticas pero la recreación de ficción también permite buenos resultados.

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