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Luis Zahera ensaya un registro vulnerable, tartamudez incluida, en 'Pájaros',
Luis Zahera: «Soñaba con hacer de galán y resultó que mi amor era hacia la cocaína y el crimen»

Luis Zahera: «Soñaba con hacer de galán y resultó que mi amor era hacia la cocaína y el crimen»

El villano por excelencia del cine español descubre su fragilidad en 'Pájaros', una 'road movie' que le brindó el premio al mejor actor en el Festival de Málaga

Miércoles, 3 de abril 2024, 18:21

Luis Zahera (Santiago de Compostela, 1966) ya era muy popular en Galicia cuando los espectadores de 'Celda 211' y 'El reino' empezaron a preguntarse quién era ese robaescenas de voz cavernosa y rostro inquietante. En 'Pájaros', de Pau Durà, romperá los esquemas a los que ... esperan personajes chungos como los de 'As bestas' y la serie 'Entrevías'. Zahera ganó el premio de interpretación en el Festival de Málaga por dar vida a un hombre frágil y herido, tartamudez incluida, que convence a otro perdedor encarnado por Javier Gutiérrez para cruzar Europa con la excusa de avistar unas aves.

–¿Cómo se interpreta a un personaje intrigante al que vamos descubriendo poco a poco?

–Cuando trabajas con un director como Pau Durà, que también es actor, tienes mucho ganado. Hablamos mucho sobre Mario y todo fue muy natural. Le estoy muy agradecido por darme un perdedor tan tierno y frágil, al que he interpretado desde el cariño y la honestidad. Mario es un hombre derrotado, cobarde, que cree que va a solucionar algo que ya no tiene solución. Quiere rebobinar su vida llevado por la nostalgia, quemar el último cartucho. ¿Cómo lo he interpretado? Pues como todos los personajes, acudiendo al niño que llevas dentro y jugando.

–¿Usted también es de los que piensan que en la vida hay que saldar las cuentas pendientes?

–Lo puedo llegar a pensar, pero es muy difícil de realizar. A veces, como le ocurre a Mario, más que saldar cuentas lo que queremos es pedir perdón. Yo he tenido que pedir perdón algunas veces, pero en otras he pensado: bueno, algún día lo haré... sabiendo que no lo voy a hacer. Me gusta una frase que me dijo Candela Peña una vez: nadie cambia, pero se puede mejorar. Ojalá yo mejore un poco y me atreva. La cobardía, el ego y el rencor son tan poderosos que te impiden hacerlo.

Tráiler de 'Pájaros'.

–¿Cómo preparó la tartamudez de su personaje?

–Había un chaval en mi barrio, del que no voy a decir su nombre, que tenía esa tartamudez mínima en ocasiones. Me acordé de aquel niño. Tampoco me parece un gran ejercicio de prestidigitación lo que hago en la película.

–¿'Pájaros' supone para usted salirse de su zona de confort?

–Te agradezco esta pregunta. En España tenemos el problema de que se nos encasilla mucho. En Francia, Reino Unido y Estados Unidos no sucede, los actores hacen de buenos y malos. Yo hago generalmente un personaje violento, duro, turbio. Con 'Pájaros' hay una mejora, le estaré eternamente agradecido a Pau por sacarme de esa zona de confort, de ese encasillamiento. Claro que el problema no es que te encasillen, sino no trabajar. Doy gracias a Dios, como decía mi mamá, de poder vivir de esto. Aunque esté encasillado.

–Ha ganado dos Goyas, la Biznaga de Plata en Málaga... ¿Tiene la sensación de vivir su momento, de recibir algo por lo que ha trabajado muchos años?

–Sinceramente, sí. Cuando empecé era como el alpinista que quiere llegar a su cumbre. Unos sueñan con una montaña alta y otros, más baja. Yo tengo la sensación de que he llegado a mi cumbre. Y es muy agradable. En mis inicios, cuando rodaba cortometrajes hace 25 años, nadie me hacía entrevistas. Como estaba como una caldereta me hacía las entrevistas a mí mismo. Ahora estoy hablando contigo sobre esta profesión que amo. Los premios están muy bien, pero lo mejor es la sensación de haber llegado al sitio que imaginabas.

Javier Gutiérrez y Luis Zahera en 'Pájaros'.

–¿Qué tipo de actor quería ser?

–Mira, las películas que más me gustan son las de amor. Hace tiempo que no la veo, pero 'Encadenados' es una de mis favoritas, supongo que hoy parecerá bastante machista. 'Orgullo y prejuicio'... Todas esas películas me fascinan. Soñaba con hacer un galán, y resultó que mi amor era hacia la cocaína y el crimen. Ahora supongo que ya estoy un poco mayor para hacer de galán. Quería vivir unos enamoramientos maravillosos, pero mi careto y mi voz no me llevaron por ahí.

–Si da miedo en la pantalla, ¿eso quiere decir que también lo da en la vida real?

–Hombre, supongo que todos tenemos nuestro pequeño demonio dentro. Pero espero dar miedo solo en la pantalla. Eso habría que preguntárselo a la gente que me rodea.

La lección de Lola Herrera

–¿Su acento gallego fue un problema en algún momento de su carrera?

–Evidentemente. Las cosas por suerte han evolucionado y ahora los acentos están admitidos. Yo tengo poco oído, soy un poco teniente, como se decía en mis tiempos. Tengo dificultades para hacer un acento neutro, puro, no soy capaz de quitarme el gallego. La gente me lo va perdonando y es de agradecer. Pero debería en algún momento abordar este tema, confieso que soy un desastre.

Javier Gutiérrez y Luis Zahera en 'Pájaros'.

–Se considera un adicto al trabajo. ¿Qué es lo más bestia que ha hecho arrastrado por esa adicción?

–Una vez estuve 72 días trabajando sin parar, sin un solo día de descanso. Pero, mira, en esta profesión hay que coger las rachas. El entretenimiento es una cosa efímera y hay que aprovechar los momentos. Una vez tuve una hernia discal y me encontré yendo al médico con Lola Herrera. Le conté mi tragedia y ella me miraba sonriente. Yo con mi queja gallega infinita, el centro del universo... Tras dejarme hablar, me contó que, de joven, ella hacía doble función en teatro sin un día de descanso, grababa una serie de televisión por las mañanas y al regresar a su casa cuidaba de dos bebés. Ese día aprendí una lección.

–Si todo esto le pilla con 25 años...

–Sinceramente, se me hubiera ido la olla. Soy una persona bastante infantil e ingenua, como me dicen mis cuatro hermanas mayores. Y tienen razón.

Pau Durà dirige a Luis Zahera y Javier Gutiérrez,

Un viaje tragicómico de dos perdedores en busca de redención

Es difícil hacer una mala película con dos bestias de la interpretación como Javier Gutiérrez y Luis Zahera. 'Pájaros', tercer largo de Pau Durà, en los cines desde el 5 de abril, no lo es, pero tampoco saca todo el partido que merecen sus intérpretes por culpa de un guion que no termina de dibujar a los personajes ni de hilvanar una 'road movie' que viaja de España a Rumanía atravesando Europa a bordo de un viejo Range Rover.

Gutiérrez lo tiene mejor para defender a su perdedor, un gañán que trapichea con marihuana y no ha sabido ser padre ni marido. Trabaja en el turno de noche de un garaje y allí se encuentra con el personaje de Luis Zahera, un enigma al que vamos descubriendo poco a poco. Quizá demasiado poco a poco.

Primero parece un ornitólogo chalado que convence a otro pringado necesitado de dinero para que le haga de chófer hasta la Costa Brava y ver unas grullas. Al llegar al destino resulta que los pájaros han variado su rumbo migratorio y ahora hay que conducir hasta el delta del Danubio, en Rumanía. El misterioso amante de las aves trabajaba en un despacho de abogados del que se ha ido de mala manera. Su tartamudez refuerza una fragilidad que intuimos provocada por un suceso traumático.

Es fácil adivinar que nacerá una amistad entre dos hombres de caracteres contrapuestos después de protagonizar aventurillas camino del Mar Negro, como robar espárragos de una fábrica o emborracharse en Turín de la mano de una mujer (Teresa Saponangelo, ganadora del David de Donatello por 'Fue la mano de Dios', de Paolo Sorrentino).

«Me interesa destacar la ligereza y el humor para hablar de temas serios, como son la familia, el desamor, la culpa, el miedo y el respeto al paso del tiempo y a la muerte», enumera Pau Durà, que firma un viaje tragicómico en el que la pareja protagonista huye para encontrarse a sí misma. Dos perdedores a la deriva en busca de redención para hablar de uno de los grandes temas de nuestros días, la masculinidad en crisis, de la mano de dos actores extraordinarios.

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