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Eneko Sagardoy compite con su cortometraje 'Betiko gaua' en el Festival de Málaga. Oskar Belategui
Eneko Sagardoy: «El cine es un mundo perfecto para que un agresor pueda agredir»

Eneko Sagardoy: «El cine es un mundo perfecto para que un agresor pueda agredir»

El actor durangués compite en Málaga con el primer cortometraje que dirigió justo antes de rodar durante ocho meses una serie de gladiadores romanos junto a Anthony Hopkins

Oskar Belategui

Málaga

Sábado, 2 de marzo 2024, 18:15

Entre tanta tontería como reúne un festival de cine se agradece la naturalidad y sensatez de Eneko Sagardoy. Acaba de cumplir 30 años, tiene un Goya por encarnar a un gigante vasco, ha pasado ocho meses rodando una serie de gladiadores romanos con Anthony Hopkins ... y emocionó hasta las lágrimas a la reina Letizia con su papel en 'Tan solo el fin del mundo', cuando los Reyes acudieron a ver la obra en Las Naves del Español.

El protagonista de 'Handia' nunca había estado en el Festival de Málaga, donde concursa con el primer corto que ha dirigido, 'Betiko gaua' (La noche eterna). Se asombra de las vistas desde la terraza del hotel AC Málaga Palacio, aunque él ha preferido dormir junto a su hermano gemelo Ander, productor, en un apartamento. «¿Qué iba a hacer yo solo en este hotel?», desarma el actor, que comparte representante con Penélope Cruz.

Tras dudar entre Bilbao y Madrid, Eneko confiesa que ha acabado comprándose casa en la capital vizcaína para estar cerca de la familia en Durango. «Adoro Madrid, es muy inspirador, pero no soporto el ruido. La calidad de vida no es la misma, y tengo el privilegio de que me tienen en cuenta para trabajar en Madrid sin vivir allí», justifica. 'Betiko gaua' lo rodó en la Montaña alavesa, el escenario ideal para una intrigante y sugerente historia nocturna en euskera.

Eneko Sagardoy en el rodaje de 'Betiko gaua'.

Elena Irureta y Miren Gaztañaga son sus protagonistas. Una mujer persigue a otra en un coche hasta alcanzarla en una gasolinera. Es su madre, que se ha ido de casa sin dar ninguna explicación. «Tienes una buena vida», le dice la hija. «Por eso me voy», responde la fugada. Un inesperado giro final que da la vuelta al relato redondea este pequeño drama familiar que, pese a su sencillez, posee empaque de producción y cuenta con música de Aranzazu Calleja y Maite Arroitajauregi.

«Es un corto frágil y simple», califica Sagardoy. «Habla de las heridas intergeneracionales, del miedo a la pérdida, del valor de la huída, de lo cíclico de la vida y de los miedos y deseos». De manera inconsciente, el actor devenido director se suma al gran tema del cine en estos tiempos: la mirada femenina. «Esta centralidad de la mujer es una cosa naturalísima; según acceden a los puestos de poder, es sano que las películas tengan que ver más con la realidad».

Su cuenta de Twitter refleja la preocupación por los casos de abusos sexuales desvelados en el cine. «Lo mínimo es creer a las denunciantes y agradecer su valor. No me quiero quedar callado». Sagardoy tenía apenas 18 años cuando empezó en 'Goenkale'. Conoce bien la industria audiovisual y sus peajes. «Los abusos no me sorprenden, porque se dan en todos los gremios», observa. «En el mundo del cine existen las relaciones de poder muy marcadas, una dependencia para prosperar. Es parte de un entramado más grande, con personas muchísimo más poderosas y costará sacarlas».

Clip de 'Betiko gaua'.

Es el lado oscuro de la alfombra roja y el glamour malagueño, que estos días congrega a todo el cine español. «Este mundo acarrea una exposición que otros oficios no tienen. La imagen que das es muy importante. Conoces a gente todo el tiempo. Es un mundo perfecto para que un agresor pueda agredir», reflexiona.

El protagonista de 'Irati' jura que lo de dirigir cine ha sido «un impulso artístico». El año pasado escribió y estrenó su primera obra teatral en el Arriaga, 'Moto-Membra Jesu Nostri'. Sus maestros han sido los directores con los que ha trabajado: Jon Garaño, Aitor Arregi, Paul Urkijo, Koldo Almandoz... ¿El salto al largo será inevitable? «Hasta finales de 2026 tengo trabajo como actor, no puedo poner la cabeza en otra cosa. Pero tengo historias, no le tengo miedo al largometraje», reconoce.

Eneko ha firmado contratos de confidencialidad, pero hay que preguntarle por 'Those About to Die', la serie dirigida por Roland Emmerich ('Independence Day', 'Godzilla'), que resucita el Coliseo romano. Una superproducción épica de Peacock (la plataforma de streaming de NBC Universal), que se ha rodado en los míticos estudios Cinecittà de Roma y en la que el actor vasco da vida a un auriga o conductor de cuádrigas de la Hispania Bética.

«Han sido ocho meses en Roma, entre Cinecittá y el Trastévere. Rodamos en el mismo plató que Fellini, el cinco. Se reconstruyó el Circo Máximo, las catacumbas... Cada día había al menos 200 figurantes, tigres, leones... Impresionante, una de las experiencias de mi vida». Pepe Barroso y Gonçalo Almeida dan vida a sus hermanos, que llegan a Roma a vender caballos y acaban compitiendo como aurigas en el Circo Máximo.

Eneko Sagardoy en 'Irati'.

Eneko se pasó mes y medio entrenando. «Es una serie muy coral, sientes que eres una pequeñísima parte de una producción impresionante», apunta. Iwan Rheon, el villano de 'Juego de Tronos', y el mismísimo Anthony Hopkins en la piel del emperador Vespasiano, fundador de la dinastía Flavia y constructor del Coliseo, son sus compañeros de reparto. «Compartimos escenas en pantalla, pero no estuve con él en persona, rodó muy pocos días», desvela el actor, que ha quedado fascinado con Roland Emmerich. «Un hombre de cine, nos invitaba a cenar y nos daba clases magistrales. No se da ninguna importancia y no para de trabajar».

Sagardoy cuenta cómo ha actuado ante la pantalla curva más grande del mundo, con un software que reproducía la Antigua Roma «a la hora y con el tiempo metereológico que quisieras». A su vuelta, le tocó actuar a las órdenes de Israel Elejalde en 'Tan solo el fin del mundo'. «De un 'peplum' de millones de dólares a ensayar en una pequeña sala. Los contrastes me sirven para poner en valor dónde he estado, es algo que me divierte de mi oficio».

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