El príncipe

Cinco años después, Convergencia ha desaparecido, sus herederos han perdido decenas de escaños, sus archienemigos de ERC les han dado el sorpasso y ya ni siquiera están en el Gobierno. Desde el punto de vista de la estrategia política, tenemos que reconocer el enorme talento de Artur Mas para la autodestrucción e incluso solicitar para él el premio Nobel de Química por su inaudita capacidad para disolver compuestos más sólidos que el corindón.

Supongo que ahora don Artur estará dando charlas en salones municipales o llevando a los nietos a los columpios, pero su habilidad política es aún muy aprovechable. Propongo enviárselo a Putin con una carta de recomendación. Si lo colocamos de asesor del Kremlin, de aquí a tres años San Petersburgo ha pedido el ingreso en la OTAN, Vladivostok se ha unido a China y las tropas ucranianas están desfilando por Moscú cantando, con mucho sentimiento, Els Segadors.