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David Guadilla
Domingo, 31 de diciembre 2023, 13:27
«Este no es uno más. Será mi último mensaje de fin de año. Servir a la sociedad vasca es el honor más grande que, personalmente, jamás habría podido imaginar». Iñigo Urkullu ha oficializado este domingo su despedida como lehendakari con una encendida defensa de ... su gestión durante sus once años al frente del Gobierno vasco, una labor «basada en el rigor, la seriedad y la máxima responsabilidad, sin hipotecar el futuro de nadie».
Un mes después de que este periódico desvelase que no repetirá como candidato del PNV en las próximas elecciones autonómicas, para las que todavía no hay fecha, el lehendakari ha comparecido en los salones de Ajuria Enea para lanzar un adiós simbólico a todos los vascos. En principio quedan varios meses de legislatura y él mismo insiste en que falta mucho trabajo «por hacer», en alusión a las leyes pendientes de aprobar, pero en su duodécima aparición de balance de año desde que se convirtió en lehendakari en diciembre de 2012, Urkullu ha apostado en esta ocasión por realizar un análisis detallado de lo que será su legado.
Lo ha hecho, además, cargando de épica su intervención al recordar a Jose Antonio Agirre, quien envió su primer mensaje de fin de año «en unas circunstancias extraordinarias, cuando nuestro pueblo estaba siendo atacado, en un contexto de guerra». Desde entonces, cada lehendakari «ha buscado lo mejor para Euskadi y lo ha compartido a través de este mensaje».
Urkullu ha evitado aludir a su sustitución como candidato del PNV ni tampoco ha dado pistas sobre cuándo se convocarán las elecciones. No hay críticas a la oposición ni a los sindicatos, a los que durante los últimos meses ha lanzado duros ataques. El lehendakari ha optado por un mensaje 'en positivo', subrayando los «cambios» y «transformaciones» que ha vivido Euskadi en los últimos doce años, un periodo en el que «hemos avanzado con aciertos y sin duda errores» y la sociedad «ha dado pasos decisivos hacia el futuro».
Urkullu ha querido reforzar uno de los argumentos que siempre ha defendido a lo largo de su etapa al frente del Gobierno vasco. El «rigor» a la hora de gestionar los recursos públicos, «sin prometer imposibles, sin castillos en el aire» y «siempre con los pies en el suelo». Apelando a la prudencia y lanzando un mensaje a todos los que le han exigido más gasto público, el lehendakari compara su labor al frente del Ejecutivo con la que realizan los ciudadanos anónimos.
Porque, en su opinión, «el Gobierno vasco es como cualquier hogar de nuestro país». «Es la casa que hemos construido entre todas y todos que trata de gestionar nuestros recursos de la mejor manera posible» y, añade Urkullu, «como cualquier familia, debe priorizar y ahorrar para poder invertir. El objetivo es siempre el mismo: garantizar el bien común».
En un discurso con marcado tono de despedida, el jefe del Ejecutivo ha recordado que cuando llegó a Ajuria Enea el paro era «superior al 16%» y «hoy es inferior al 8%», un «gran logro colectivo» que debemos «a las personas emprendedoras, autónomas, empresas, cooperativas, economía social, trabajadores y trabajadoras...». Igualmente, ha destacado los avances en cohesión social y «la capacidad de superar situaciones adversas y adaptarse al cambio». Porque en 2012, asegura Urkullu en su último mensaje navideño, «no imaginábamos lo que nos esperaba». «Hemos padecido crisis sucesivas, profundas y de impacto global. Consecuencias de la crisis financiera de 2008, pandemia, guerras, crisis de combustibles, de suministros, inflación, subida de tipos de interés, mayor coste de la vida».
Un «contexto real» y una «carrera de obstáculos» que Euskadi ha sabido afrontar «sumando fuerzas». Ofreciendo una visión optimista de la actual situación, Urkullu subraya que «hoy Euskadi está en pie, más cohesionada y preparada para hacer frente a los retos de futuro que seguro serán igual de complicados».
El lehendakari también ha reservado espacio para dos cuestiones troncales en su etapa como lehendakari: el final de ETA y el autogobierno. Respecto a la banda terrorista, recuerda que hace una década «compartíamos el reto anhelado de la paz y la convivencia». El cese de la violencia llegó en octubre de 2011, un año antes de su llegada a Ajuria Enea, pero la disolución de la organización no se produjo hasta mayo de 2018. Señala que en ese momento se trataba de avanzar «en una memoria crítica, en la cultura del respeto, la paz y la convivencia» y que ahora «nos queda la herida de las víctimas, a quienes recordamos cada día».
Urkullu, además, insiste en que «nuestro autogobierno ni está garantizado ni ha tocado techo». «Debemos defenderlo y protegerlo, también ampliarlo y reforzarlo. Es la llave de nuestro bienestar». El lehendakari muestra su «profunda preocupación por la falta de capacidad de la Unión Europea ante los conflictos armados internacionales, así como por el endurecimiento de las políticas migratorias», dedica un recuerdo a las víctimas de la violencia machista, y termina su intervención con un guiño a su salida de Ajuria Enea: «Comienza un nuevo año, comienza un nuevo tiempo».
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