Jordi Pujol, ingresado por un ictus grave

Pujol lleva tiempo alejado de la primera línea de la política, desde que el 25 de julio de 2014 confesó que tuvo un dinero heredado de su padre sin regularizar en el extranjero durante décadas. «Es una situación penosa», reconoció sobre su situación personal. Pero tiene esperanzas de cara al juicio. Jordi Pujol y sus siete hijos están a la espera de sentarse en el banquillo por los delitos de asociación ilícita, blanqueo de capitales, falsificación de documento mercantil y contra la Hacienda Pública. La Fiscalía pide 9 años de cárcel para el expresidente catalán, mientras que para sus siete hijos las penas van de 8 a los 29 años.

En los últimos tiempos ha roto su silencio y se deja ver en actos en Barcelona. La semana pasada, por ejemplo, acudió a la presentación de un documental sobre Josep Tarradellas de los directores Albert Solé y Joan Salicrú. Coincidió, entre otros, con el expresident José Montilla, con el exvicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y con el líder del PSC, Salvador Illa. También concedió una entrevista en Catalunya Ràdio, con motivo de la muerte de la reina Isabel II. Pujol, presidente de la Generalitat durante 23 años y fundador de CDC y CiU, admitió que está preocupado por su legado como político y habló también de la muerte. «He hecho cosas bien y otras que no me dejan satisfecho», reconoció. En julio, en la Ser, dijo que «por la gran mayoría de mi familia sí que pondría la mano en el fuego».