Detrás de las grandes palabras hay letra pequeña, o no tan pequeña. Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo acuden a su cita de mañana en la Moncloa con ganas, dicen, de abrir una nueva etapa en las relaciones entre el Gobierno y la oposición en ... una legislatura de incomunicación casi absoluta. Pero sus premisas difieren. El Gobierno habla de reconstruir «consensos básicos que nunca debieron romperse» y sitúa en el primer punto de la agenda la renovación del Consejo General del Poder Judicial. Un asunto que para el líder del PP es secundario ahora ante las urgencias de la agenda económica con la escalada de precios y la rebaja de impuestos en el frontispicio.
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«La oposición de Estado no se predica, se practica», repitió ayer la portavoz del Gobierno, un recado a Feijóo para que traslade a los hechos sus anunciadas intenciones de practicar un rivalidad «constructiva». Isabel Rodríguez, de entrada, negó la mayor demanda del nuevo líder opositor, el incumplimiento de la rebaja de impuestos acordada en la Conferencia de Presidentes de La Palma. «Hemos cumplido, no es cuestionable, es constatable», aseguró la ministra tras leer el documento aprobado en aquella cita que salió de su puño y letra.
El Gobierno tampoco está dispuesto, como también reclama el líder gallego, a introducir cambios en el decreto ley de medidas de respuesta a las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania. Solo, dijo, se podrían estudiar introducir modificaciones si hay que extender la vigencia del plan más allá del 30 de junio y se tramita como proyecto del ley. Pese a la notable discrepancia, la ministra confió en contar con el PP en la mayoría que apruebe la convalidación del decreto. Que en todo caso, subrayó, no se puede llamar «parche», como ha denunciado Feijóo, porque moviliza 16.000 millones de euros.
La negativa del Ejecutivo a atender las dos principales demandas del líder de la oposición no parecen el mejor preludio para la reunión de mañana. Pero Moncloa espera que el anunciado cambio de rumbo del PP y la difícil explicación de una ruptura de la unidad en la respuesta a la crisis posibiliten un acercamiento, al menos en esta primera toma de contacto.
Los populares buscan algún guiño en materia de fiscalidad por parte del Gobierno, pero en Génova se asume desde hace semanas que Sánchez no les concederá esa prerrogativa. La dirección del PP insiste en que el presidente se comprometió en La Palma a «intensificar» las medidas que ya había anunciado, como «las rebajas fiscales para amortiguar el impacto de los precios de la energía», pero luego no acometió bajadas fiscales adicionales, sino que prorrogó las existentes y con eso dio por cumplido el pacto.
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Feijóo pide esas modificaciones en el decreto porque considera que las ayudas se quedan cortas. Las interpreta como una suerte de tirita frente a la crisis porque no responden a un plan como tal. «Si quiere el apoyo del PP debe aceptar alguna propuesta del PP. Si no, para aprobarlo ya tiene a Bildu y ERC», zanjó.
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