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María Jesús Gutiérrez
Jueves, 3 de abril 2025
En el corazón del Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia se encuentra Nava de Francia, un municipio salmantino en el que disfrutar de la naturaleza es uno de sus alicientes. Para ello cuenta con tres rutas, que permiten el contacto con la flora y la fauna en todas las estaciones del año, y un área recreativa junto al casco urbano, La Mata, con parque infantil –tirolina incluida– y amplio merendero.
La ruta más conocida, denominada Senda de los Castaños Centenarios, es accesible y está en El Casarito –población perteneciente a Nava de Francia–, perfecta para personas con movilidad reducida, invidentes o para realizar en familia con carritos de bebé. Con 1.620 metros es una ruta circular que parte del área recreativa El Casarito y permite contemplar diversas especies de plantas (rebollos, helechos, majuelos, retamas, brezos, musgos y líquenes que tapizan los robles y los muros de los huertos…), árboles singulares (como los castaños de más de 500 años) y oír el canto de las aves del bosque, con bancos cada 200 metros para descansar y paneles interpretativos que explican la fauna y flora del lugar.
El Sendero Micológico entre El Cabaco y Nava de Francia es un recorrido de 13,7 kilómetros de dificultad media que discurre entre dehesas de robles melojos, pero también atraviesa ríos y valles húmedos y un denso bosque de pinos; diversidad que permite contar con una extensa variedad de hongos, plantas y animales, además de unas vistas espectaculares.
Por último, y en proceso de finalización de los trabajos de acondicionamiento, se encuentra la Ruta Animada, un recorrido circular de tres kilómetros recomendado para los niños. Esta iniciativa se está realizando con el Plan de Sostenibilidad de la Sierra de Francia y contará con animales realizados con chapa, madrigueras, un laberinto y señalización a modo de cuento.
Pero Nava de Francia es mucho más que naturaleza; es también un pueblo de tradiciones, algunas únicas en la comarca y de las pocas existentes en la provincia salmantina como es su mascarada de invierno El Perrero que se celebra el último día del año, 31 de diciembre, cuyo personaje recorre el municipio látigo en mano, acompañado por dos alguaciles. Junto a esta fiesta, destacan otras dos: la de invierno, en honor a su patrón San Blas, el 3 de febrero, con la bendición de gargantillas; y la de verano, el 18 de agosto, en la que se festeja al Santo Cristo durante varias jornadas que cuentan con todo tipo de actividades y una gran afluencia de vecinos e hijos del pueblo que viven en otras localidades, además de visitantes.
Ser alcalde en un pueblo pequeño, como Nava de Francia y como lo son la mayoría de la provincia de Salamanca e incluso de Castilla y León, supone un sacrificio, porque es un trabajo que conlleva mucho tiempo y mucha dedicación. Un alcalde lo es las 24 horas del día los 365 días del año. Yo llevo cinco legislaturas como alcalde de Nava de Francia porque me gusta hacer cosas por el pueblo, aunque ello suponga también un gasto económico personal, pero nadie nos obliga y si lo hacemos es por la gente que vive en el medio rural, que apuesta por él para desarrollar su vida familiar y laboral; y que necesita todo nuestro apoyo para conseguir calidad de vida y unos servicios e infraestructuras dignos. Yo nací en un pueblo, crecí en un pueblo y me gusta el pueblo, aunque mis responsabilidades laborales me hayan llevado a vivir en la ciudad. Nunca pensé ser alcalde y menos de un pueblo en el que no nací, pero al que estoy ligado por mi mujer, pero cuando me presenté a las elecciones municipales fui el que más votos sacó y todos mis compañeros me animaron a dar un paso al frente. Ocupé un cargo del que no sabía nada; no obstante, llamé a todas las puertas de las administraciones, me moví mucho y conseguí hacer cosas por y para Nava de Francia. Desde el primer momento conté con el apoyo del secretario (un buen secretario es fundamental para el desarrollo de cualquier pueblo, es la cabeza pensante, el que lleva todos los papeles y nos aconseja qué se puede o no se puede hacer), del equipo que me acompañaba y de los obreros fijos con los que ha contado el Ayuntamiento a lo largo de los años. Todos juntos hemos conseguido servicios e infraestructuras para un pueblo que, aunque solo cuenta con 120 habitantes, está lleno de vida.
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Rocío Mendoza | Madrid y Lidia Carvajal
Álvaro Soto | Madrid y Lidia Carvajal
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