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Kennedy, en la imagen con el emperador Haile Selassie, utiliza el Lincoln desde 1961 P.F.
De Kennedy a Carter, la dramática historia del Lincoln SS-100-X

De Kennedy a Carter, la dramática historia del Lincoln SS-100-X

Son las 12,30 del 22 de noviembre de 1963, cuando la limusina descubierta presidencial se desliza sobre el asfalto de la Plaza Dealey, en Dallas. Quienes vivieron o escucharon las noticias de ese día, nunca olvidarán donde estaban en ese momento

Santiago de Garnica Cortezo

Viernes, 24 de noviembre 2023, 16:01

Son las 12,30 del 22 de noviembre de 1963, cuando la limusina descubierta presidencial rueda a unos 18 km/h sobre el asfalto de la Plaza Dealey. En su interior viaja el presidente John Fitzgerald Kennedy, su esposa Jacqueline; y el gobernador ... de Texas John Connally junto a su mujer Nellie. En los dos asientos delanteros, los agentes del servicio secreto Roy Kellerman, encargado de la protección del presidente; y William Greer, que conduce el automóvil.

De pronto suenan varios disparos, quizás de un solo tirador llamado Lee Harvey Oswald… Se inclina el cuerpo del presidente, cunde el pánico, la confusión. Greer sujeta con firmeza el volante y pisa a fondo el acelerador del azul Lincoln en dirección al Parkland Memorial Hospital a donde llega seis minutos después. Son las 13 horas, cuando los médicos certifican la muerte de JFK. A las 14,27 horas, el famoso periodista de la CBS, Walter Cronkite, hace pública la noticia que conmueve al mundo.

El automóvil era un Lincoln (bautizado como SS-100-X por el Servicio Secreto) realizado a partir de un Lincoln Continental 74A descapotable del año 1961. La reforma ha sido realizada por Ford Motor Company's Advanced Vehicles Group y Hess & Eisenhardt, de Cincinnati.

Lincoln era una marca de prestigio nacida a raíz de un desacuerdo entre Henry Leland, diseñador de Cadillac, y William Crapo Durant, presidente de la firma. A pesar de sus setenta y cinco años, Leland junto a su hijo Wilfred funda en 1917, la Lincoln Motor Company. Bautizó a su nueva marca con el nombre de Lincoln en honor al primer presidente que votó.

Lincoln construyó motores de avión durante la Primera Guerra Mundial y luego pasó a la producción de automóviles de lujo. Ante una economía difícil y unas ventas decepcionantes, la empresa entró en quiebra. Pero la salvación llegó de manos de otro dúo padre e hijo: Henry Ford y Edsel Ford. Ford Motor Company compró Lincoln Motor Company en 1922. El acuerdo de 8 millones de dólares salvó a Lincoln del cierre. Edsel Ford dirigiría Lincoln con una visión simple pero muy personal: «Mi padre fabricó el coche más popular del mundo. Me gustaría hacer el mejor coche del mundo». A sus perfectos motores de ocho cilindros en V a 60 grados, se unieron elegantes carrocerías firmadas por los mejores estilistas. Así, y también por precio, los Lincoln se situaron, junto a los Cadillac, en la cumbre del automóvil americano. Y por ello no es extraño que también fueran utilizados por los presidentes estadounidenses.

El Lincoln ·Sunshine Special» de 1939, utilizado por Franklin D. Roosevelt P.F.

En el año 1939, Franklin D. Roosevelt estrena la primera limusina Lincoln modificada específicamente para el servicio presidencial, llamada ««Sunshine Special» (le gustaba utilizarla descapotada) que también será utilizada por Harry Truman. Dwight D. Eisenhower estrena una nueva limusina presidencial Lincoln a partir de 1950, que también será utilizada por John F. Kennedy, con «techo de burbuja» para protegerse de las inclemencias del tiempo.

La limusina de JFK

En 1957, cuando el estilo bulboso del Lincoln «Bubbletop» de 1950, del presidente Dwight D. Eisenhower parecía anticuado a lo que se sumaba un elevado kilometraje, 100.000 millas en sus siete años de existencia, se empezó a concebir un sucesor.

Desde la Casa Blanca se pidió a Ford Motor Company que diseñara un Lincoln más moderno para el presidente. Con el nuevo Continental 74A de 1961, la compañía había adoptado un nuevo estilo con laterales lisos y bordes afilados. Y acababa de presentar los únicos convertibles de cuatro puertas en el mercado. Estas características, elegantes y modernas, eran un perfecto punto de partida para el automóvil ceremonial de un presidente joven, que revolucionaba con su «Nueva Frontera».

Tras ser modificado por la empresa Hess & Eisenhardt, el Lincoln SS-100-X presidencial es entregado al Servicio Secreto a mediados de junio de 1961, casi cinco meses después de que el presidente Kennedy jurase su cargo.

El automóvil aparecía bajo una pintura especial azul medianoche y tenía una distancia entre ejes de 3,96 metros, es decir 58,4 centímetros más que la versión base. Este alargamiento se producía entre las puertas delanteras y traseras, así como tras estas.

Contaba además con un emisor-receptor de radioteléfono, luces rojas intermitentes, una sirena, cuatro estribos retráctiles laterales y dos fijos sobre el parachoques posterior, con asideros, para ser utilizados por los agentes del servicio secreto que prestaban protección.

Pero en ese momento, el énfasis estaba en la visibilidad más que en la protección. Así contaba con un asiento trasero hidráulico que permitía elevar la posición del presidente en 30 centímetros y focos interiores para iluminar su figura por la noche. Pero, en cambio, nada de blindaje ni cristales a prueba de balas.

Disponía de diferentes tipos de techo, pero el 22 de noviembre de 1963 el presidente viajaba al descubierto P.F.

Disponía de diferentes techos desmontables, en acero y en plástico transparente. Este último convertía el habitáculo en una verdadera sauna y es por ello cuando en días de calor, como aquel 22 de noviembre en Dallas, se retiraba, un «detalle» clave en el magnicidio.

Bajo el capó delantero se encontraba un motor V8 MEL (Mercury-Edsel-Lincoln) de 350 CV de potencia.

Cuando el coche rueda por las calles de Dallas, cuenta con una nueva parrilla frontal, aletas, capó y parachoques correspondientes al Lincoln año modelo 1962.

Después del 22 de noviembre…

Cabe imaginar que, tras el magnicidio, el Lincoln hubiera tomado el camino del museo. Pero no fue así. Se formó un comité con representantes del Servicio Secreto, el Centro de Investigación de Materiales del Ejército, Hess & Eisenhardt y Pittsburgh Plate Glass Company. La Casa Blanca aprobó un plan para renovar el SS-100 X en diciembre de 1963. El 1 de mayo de 1964 el coche estaba terminado y se realizaron una serie de pruebas antes de entregarlo, en el mes de junio, a la Casa Blanca.

A parte de una reforma total de la parte posterior eliminando los daños del atentado, entre los cambios destacaba un techo permanente con una parte transparente, un segundo aire acondicionado en el maletero, vidrios antibalas, un blindaje en titanio, llantas de aluminio con cubiertas que no se podían pinchar y un motor más potente. Además, se incorporó un sistema más avanzado de radio para mantener contacto con la residencia presidencial.

Y en junio de 1964, vuelve a ser utilizado por Lyndon B. Johnson aunque prefería una segunda limusina Lincoln. En enero de 1967, el SS-100 X fue desmontado completamente y volvió a recibir modificaciones importantes. Durante el mandato del presidente Nixon, el gran techo de cristal de una sola pieza fue sustituido por uno con una superficie de cristal más pequeña y un panel con bisagras, para que el presidente pudiera permanecer de pie durante los desfiles.

Aunque se construyeron otros coches para actos oficiales en 1968 y 1972, los presidentes Gerald Ford y Jimmy Carter utilizaron ocasionalmente el Lincoln de Kennedy, que permaneció en servicio hasta principios de 1977.

A partir de 1978, tras varias reformas y muchos kilómetros, llega la hora del descanso P.F.

Finalmente, en el año 1978, el histórico Lincoln es cedido al Museo Henry Ford, en Dearborn, (Michigan) donde es mostrado junto a otras cuatro limusinas presidenciales.

Más información

Curiosamente, a pesar de haber prestado servicio a cinco presidentes, en realidad el Lincoln Continental SS-100-X nunca fue propiedad de la Casa Blanca sino de Ford que lo alquilaba al gobierno…

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