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IVÁN BOLAÑO DOFORNO
Martes, 1 de abril 2025
Nació rey. El Yamaha Tmax vio la luz en 2001 e inició uno de los reinados más longevos que el sector de la moto recuerda. 25 años de monarquía absoluta para un maxiscooter deportivo que, tan sólo en Europa, ha despachado más de 330.000 unidades. La firma japonesa dio en la diana con un producto que prácticamente inauguró su propio segmento: fusionó la comodidad de los scooter de transmisión automática con unas capacidades sport insólitas en este tipo de vehículos, añadiendo acabados de primera calidad. El experimento acabó siendo un pelotazo y los responsables de Iwata empezaron a frotarse las manos. Había nacido una súper estrella. Su fama, su precio y sus seguidores crecían cada vez más, y sus continuas actualizaciones (estamos ante la 9ª generación) pasaban siempre por alargar su sombra con más y más vanguardismo, tecnología y exclusividad. Siempre bajo el prisma de la deportividad. Por el camino hubo tímidos intentos de rivalidad desde otras marcas, pero siempre estériles. Un cuarto de siglo después, es uno de los grandes iconos de la industria. No es de extrañar que Yamaha siga mimando y renovando sus encantos para que no haya dudas de que el cetro sólo tiene un dueño.
Llega en 2025 un nuevo capítulo de la saga que en realidad no es más que una puesta al día. No estamos ante ninguna revolución del modelo, pero es que se trata de un producto tan extremadamente maduro, tan pulido y perfeccionado durante más de dos décadas, que debe resultar difícil mejorarlo. De todas formas, esta novena sinfonía presenta nuevas líneas en su partitura que refrescan su presencia en los concesionarios y animan las ventas. La primera es meramente visual, una carrocería delantera remozada, un nuevo diseño frontal que salta a la vista, un Tmax de nuevo rostro. También de nuevas llantas forjadas, más ligeras y finas.
Otra novedad recae en su instrumentación, pues la pantalla TFT de 7 pulgadas ha sido actualizada, con una temática más para elegir (ya son tres) y una conectividad de última generación que, a través de la app MyRide de la propia marca japonesa, el conductor podrá escuchar música o recibir llamadas y notificaciones, entre otras muchas funciones relacionadas con el estado del vehículo.
Sin embargo, esta generación no será recordada por sus retoques estéticos o los nuevos servicios de su display, que están a la orden del día.
Si la 2001 fue la original; la 2004 fue la del motor de inyección y doble disco de freno; la 2008, la del chasis de aluminio; la 2012, la de los 530 cc; la 2015, la de la horquilla invertida y pinzas de freno radiales; o la 2017, la del control de tracción y modos de conducción; la Tmax 2025 será recordada como la de la IMU. La famosa Unidad de Medición Inercial que va calculando todo el rato las velocidades o ángulos de inclinación y que suelen alojar las motos más deportivas de cada casa, llega al scooter nipón para elevar la experiencia de conducción. Principalmente con más control, pues permite la incorporación del sistema de ABS en curva, es decir, la ayuda que minimiza el bloqueo de los frenos durante la trazada. Todo esto repercute en una mayor confianza para el conductor, que también tiene a su disposición dos modos de entrega de potencia (Touring y Sport) para que, independientemente del entorno y condiciones, pueda disfrutar al máximo del rendimiento deportivo de su maxiscooter. También cuenta con los servicios de un control de tracción y control de frenado.
A prueba
El magnífico asfalto de las zonas montañosas de Alicante fue el escenario elegido para catar las renovadas bondades del Tmax 2025. Allí me esperaba hace unos días un clima agradable, soleado y 200 kilómetros de curvas para aburrir. Más allá de las valoraciones siempre subjetivas sobre el nuevo aspecto del nuevo Tmax -a mi juicio, no es el más bello de la saga-, lo cierto es que enseguida transmite muchísima calidad de acabados. Como siempre, vaya. La visibilidad en la pantalla TFT es perfecta, aunque el uso de todos los botones de las piñas del manillar y que permiten el ajuste de los servicios a bordo, no me resultó especialmente intuitivo. El confort es relativo: moverlo en parado no es tarea fácil y, cuando estamos ya sentados, las piernas se arquean mucho debido a la gran anchura de su asiento y túnel central. Las zonas para poner los pies tampoco es que sean generosas. Es decir, si lo que deseas es un scooter ligero, accesible y maniobrable para utilizarlo con soltura todos los días en la ciudad, puedes valorar otras opciones.
Ahora bien, todas estas «incomodidades» tienen una razón de ser, pues el Tmax no pretende ser tu amigo acogedor… Su ergonomía está orientada a otro uso más emocionante. La postura te predispone a una conducción más sport que relajada, así que agárrate fuerte y acelera. Su fama le precede desde hace muchos años, gracias a su propulsor bicilíndrico -ahora Euro 5+- tan fino como poderoso que, nuevamente, regala aceleraciones plenas, contundentes, cuando se le reclaman con vehemencia; pero también es capaz de fluir con suavidad si bajamos el ritmo. Se han revisado los ajustes del embrague centrífugo para una aceleración más fluida desde bajas vueltas, y un nuevo diseño en la tobera de admisión produce un mejor sonido cuando vamos full gas.
Pero en las cercanías de Benidorm eso -lo de ir despacio- casi no pasó, y el uso que le dimos fue frenético: el TMax cuenta con una parte ciclo de lo más solvente, con un chasis de aluminio de doble viga que otorga mucha estabilidad al conjunto en colaboración con una firme horquilla invertida y un equipo de frenos de lo más tranquilizador (con dos discos delanteros de 267 mm y pinzas de anclaje radial).
Las curvas las devora. Me volvió a sorprender la efectividad con la que gira, incluso a ritmos altos, y la precisión con la que traza. Muchos clientes aspiran a ser los más rápidos entre semáforos, pero el TMax es mucho más que eso, y saca su mejor personalidad si te lo llevas a tu tramo preferido. Eso sí, en ciudad cumple también el papel utilitario con un hueco para un casco integral, guantera con cargador de móvil, asiento doble cómodo y múltiples funciones en la pantalla. Para esta temporada, la versión estándar se queda en los 14.300 euros, mientras la versión más exclusiva, la Tech, cuesta 2.000 euros más. Es la que pudimos probar, y destaca sobre todo por sus puños y asiento calefactables, su parabrisas ajustable eléctricamente desde un botón en el manillar, control de crucero, suspensión trasera ajustable, sistema de control de presión de neumáticos y algunos detalles estéticos como las llantas mecanizadas y los interruptores retroiluminados del manillar que elevan el feeling premium.
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