Juan Roig Valor
Martes, 17 de septiembre 2024, 12:00
A medida que se acerca 2025, los fabricantes de automoción ven como aumenta la presión sobre ellos para alcanzar la media de 93,6 gramos de CO2 emitido por kilómetro, el nuevo umbral de emisiones que ha fijado Bruselas. De no hacerlo, se enfrentan a ... multas millonarias.
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Para alcanzarlo, es esencial que se matriculen vehículos eléctricos, un mercado que está mostrando señales de ralentización. Para fabricantes de mucho volumen que han hecho una apuesta fuerte por las cero emisiones –una que parece que no está rindiendo frutos– es especialmente importante convencer a la Comisión Europea de que revise el límite de emisiones o el horizonte temporal.
La más afectada sería Volkswagen, que según la consultora alemana Dataforce, a mediados de este año superaba los 120 gramos de CO2. El presidente de la junta del grupo alemán, Hans Dieter Pötsch, rogó a la Comisión que modificase sus objetivos medioambientales «para adaptarlos a la realidad».
«La electrificación es el futuro de la movilidad individual pero, y no puedo enfatizarlo los suficiente, los políticos han fijado metas para la industria sin que la infraestructura necesaria esté disponible ni considerar si los clientes están dispuestos a comprar estos coches», señaló en un evento en Viena.
El grupo se enfrenta ahora a una situación tensa, en la que se barajan miles de despidos, posiblemente en su propio país, algo que había estado protegido por los convenios colectivos desde hace más de tres décadas.
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Sin embargo, la postura de Pötsch, que lleva en el cargo desde 2015, se ha visto enfrentada a la de otros directivos de marcas generalistas, como es el caso de Carlos Tavares, consejero delegado de Stellantis.
Por su parte, el directivo portugués señala que «sería surrealista cambiar las reglas del juego ahora. Todo el mundo las conoce desde hace tiempo y ha tenido tiempo para prepararse. Ahora es el momento de la carrera».
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Para el consorcio franco-italo-americano, la clave para alcanzar la penetración del coche eléctrico está en que los gobiernos comunitarios sigan apostando por los incentivos a la compra como elemento dinamizador del mercado.
Según los datos de la patronal europea de automoción, ACEA, alcanzar los objetivos propuestos por la UE supondría paralizar la producción de unos dos millones de vehículos en Europa o someterse a multas que podrían alcanzar los 13.000 millones de euros para turismos y 3.000 millones más para furgonetas.
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Carlos Tavares decidió que Stellantis saliera de la organización en 2022 dado que la postura hegemónica es principalmente afín a los fabricantes alemanes. El actual presidente, Luca de Meo, a pesar de venir del grupo francés Renault, también hizo eco de las palabras de Pötsch.
Según ACEA, «la industria ha invertido miles de millones en la electrificación y la puesta de modelos cero emisiones en el mercado, pero los otros ingredientes de la transición no están disponibles y la competitividad europea se está erosionando».
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