Secciones
Servicios
Destacamos
Hubo que esperar hasta las 11:27 horas y a la quinta tabla para que saliera el número más esperado del año: el 72480, el Gordo del Sorteo Extraordinario de Navidad de la Lotería Nacional. Un número que llevó la alegría a Logroño, donde la administración número 6 de la capital riojana repartió íntegro el número. Era la consignataria de las 193 series de este número. Son 1.930 décimos.
Pero detrás de estas grandes cifras, había un sabor agridulce para los loteros. Si se hubiera vendido toda la consignación, la administración María del Carmen habría repartido 772 millones. Pero solo pudo dar el 54% de los premios, es decir, 420 millones repartidos de forma desigual: 20 millones se despacharon por ventanilla a través de los 50 décimos que se vendieron. Los otros 400 millones viajaron hasta un club de baloncesto de Madrid, el DistritOlímpico, que hizo 80.000 participaciones para sus miembros y familias.
Cada comprador que había apoquinado cinco euros (dos para cada número jugado y otro para el club) habrá ganado 40.000 euros. Además están exentos de impuestos ya que es justo el límite que establece Hacienda. Loterías se quedará con los 352 millones en premios (88 series) que no tiene que dar a los agraciados por los décimos devueltos por la administración logroñesa. No obstante, después de que Piero Rai Chávez y Alisce Ríos cantaran las dos cifras más deseadas (el del décimo y la cifra de cuatro millones de euros), la alegría se desató en el centro de la ciudad, al lado de la plaza del Espolón, cuando se supo que Logroño era la única ciudad agraciada en una cita del calendario en la que se vende mucho por internet.
Noticias relacionadas
José A. González
Era la cuarta vez que el Gordo caía en Logroño. Las anteriores fueron en 1851 (número 12015), 1961 (24964) y 2014 (13437). En La Rioja, ya es la sexta vez. Por otra parte, no es la primera vez que esta céntrica administración de la capital riojana repartía felicidad a raudales y en solitario. Hace dos años, fue el único sitio de España que vendió el 41665, el primer premio del Niño.
Los curiosos se acercaban a la calle Muro del Carmen número 4 para ver qué pasaba. No había alegría a raudales, pero sí celebración con una copa de vino. «De Rioja, que tenemos que hacer patria», afirmaba Ángel Alda, responsable de una administración que lleva abierta desde hace 51 años. Se mostraba comedido y «nervioso». Era la primera vez que daba el Gordo, pero le quedaba la espinita de que no lo había repartido en su totalidad.
«Me ha llamado una amiga del equipo de baloncesto (DistritOlímpico) para decirme que llevábamos este número en participaciones», comentaba Piluca Balda, una de las curiosas que se agolpaban en la administración, y que estaba asimilando la noticia. También se apuntaba a la idea de celebrarlo con un buen vino. Un aperitivo bajo el sol dominical. En San Blas, en el populoso barrio madrileño donde está radicado DistritOlímpico, sí que apostaron por las burbujas. Y los bombos, las bufandas y la animación. Como unos hinchas.
El último premio del sorteo más esperado del año apareció a la una y media hora de la tarde. Con el vermú. El segundo premio, más que perezoso, es que no quería ni salir. Prefería quedarse en casa. Su tardanza en ver la luz fue una demostración de lo lento que transcurrió esta cita en el Teatro Real. Como siempre, empezó tarde (once minutos pasaban de las nueve), pero no cogía velocidad de crucero.
Tal vez era porque la mitad de los 26 jóvenes de San Ildefonso eran novatos y los nervios aparecían en el sorteo más importante y novedoso del año. El ejemplo fue Ángel Abaga. Después de un par de números complicados en la cuarta tabla, no pudo reprimir un suspiro de alivio. Las cosas no habían salido como ellos esperaban a pesar de las horas y horas de ensayos y la costumbre de participar en sorteos todos los sábados.
El sorteo carecía de ritmo. Y eso que no hubo acumulación de premios en poco tiempo. Solo una tabla, la quinta, se salió de la media y cantó tres premios. El resto de las bolas agraciadas se dispersaron por los alambres de todas las tablas salvo la tercera y la décima, que fue prácticamente un suspiro. Solo siete bolas. La última pedrea se cantó a las dos menos cuarto de la tarde. Tres horas y media después de comenzar oficialmente el sorteo, mucho antes para ellos entre bambalinas, los protagonistas más jóvenes del Gordo podían esbozar sonrisas, saludar y mandar besos a las familias situadas en la parte alta del Teatro Real.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.