Extraños bombardeos en Transnistria hacen temer un nuevo frente en Moldavia

Tras la guerra de 1992 entre las tropas moldavas y las fuerzas separatistas de Transnistria se firmó un acuerdo para el despliegue de 'tropas de paz' rusas. Desde entonces, siguen allí acantonadas las unidades del 14 Cuerpo de Ejército. Este martes, fue atacado uno de sus cuarteles en Parkani, al oeste de Tiráspol, la capital, y varias antenas de comunicaciones.

El lunes las autoridades rebeldes informaron de explosiones en un edificio oficial en la misma capital del enclave. Afirmaron que, según todos los indicios, los disparos fueron efectuados con un lanzacohetes. No hubo víctimas, como tampoco en los ataques de este martes. La inteligencia militar ucraniana dijo haber interceptado un documento con las líneas generales de esta «acción terrorista».

Las Fuerzas Armadas de Kiev creen que se trata de una «provocación premeditada y organizada por los servicios secretos rusos» con el objetivo de involucrar al 14 Cuerpo de Ejército en la guerra. Los separatistas de Donbás culpan a Ucrania de los ataques y también de los registrados en los últimos días en las regiones fronterizas de Bélgorod y Briansk.

Pushilin declaró este martes que «la siguiente etapa de la operación especial militar tendrá lugar en cuanto nuestras fuerzas completen la toma de toda la región de Donetsk y Lugansk». El puente que une la parte este y oeste de la desembocadura del Dniéster en Odesa fue alcanzado por misiles rusos, aseguraron las autoridades locales. La infraestructura no fue destruida del todo, pero, al parecer, sufrió serios daños. Su inutilización dejaría aislado todo el territorio ucraniano al sur de Moldavia.

Moscú ha mostrado su inquietud por lo que sucede en el enclave secesionista. Su portavoz, Dmitri Peskov, declaró este martes que «las noticias que llegan causan preocupación», aunque, a la pregunta sobre si Vladímir Putin tiene intención de contactar con su homóloga moldava, Maia Sandu, respondió que «no por el momento». «Lo único que puedo decir es que estamos siguiendo de cerca la situación», aseguró Peskov.

Este martes también reaccionó el viceministro de Exteriores, Andréi Rudenko, quien expresó el deseo de que «Transnistria no se vea involucrada». Pese a la estrecha relación entre Moscú y los separatistas, Rudenko declinó darles totalmente la razón en cuanto a que Kiev está detrás de los ataques. «Vamos a esperar a los resultados de la investigación: si es terrorismo, provocación o vandalismo».

Moldavia también se propone estar muy pendiente. El Consejo Supremo de Seguridad se reunió este martes en sesión de urgencia bajo la presidencia de Sandu y acordó «elevar la vigilancia y reforzar la seguridad para evitar riesgos». La presidenta recordó «las falsas amenazas de bomba» de las últimas semanas en Transnistria y afirmó tener la sensación de que allí «se están dando tensiones entre diferentes fuerzas». Hizo un llamamiento a resolver las diferencias por la vía del «diálogo».

Pero en Ucrania están convencidos de que detrás está Rusia con el objetivo de «desestabilizar» la zona y arrastrarla a la guerra. Esa es al menos la opinión del asesor presidencial, Mijailo Podoliak. A su juicio, «Moldavia debería prepararse para recibir invitados no deseados». Según el Consejo de Seguridad y Defensa Nacional, «existen tres razones que explican la causa de las provocaciones en Transnistria: la apertura de un frente adicional en la región de Odesa, dar una justificación más a la guerra como forma de defender a los suyos en Moldavia y desviar la atención del genocidio de Mariúpol». Kiev considera que la apertura de otro frente «obligará a sus tropas a trasladar allí unidades, debilitando la defensa de Mykolaiv».