MIKEL AYESTARAN
Jueves, 22 de septiembre 2022, 21:02
Irán cumple una semana de protestas que dejan al menos 31 muertos, según diferentes organizaciones de derechos humanos. Miles de personas se han echado a las calles para mostrar su ira contra el uso del hijab obligatorio tras la muerte de una joven kurda detenida ... por la Policía de la Moral por no llevar correctamente el velo. Se llamaba Mahsa Amimi, tenía 22 años y su Kurdistán natal es el epicentro de unas protestas que se han extendido por cincuenta ciudades del país. Son las peores revueltas de los últimos tres años y el régimen recurre de nuevo a la represión y al corte parcial de internet en las zonas más conflictivas.
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La Policía insiste en que murió a causa de un infarto, pero la familia lo niega, su padre acusó a las autoridades de «mentir», porque su hija «no tenía ningún problema de salud» y denuncian que recibió fuertes golpes durante la detención.
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«Lo que ocurre ahora es diferente. En 2009 la protesta estaba relacionada con el fraude electoral y hace 3 años contra los precios y la inflación, pero esta vez tiene un enorme componente social, los manifestantes van contra un símbolo del régimen como es el hijab y la intensidad va en aumento», opina el analista político hispano iraní Daniel Bashandeh. «El régimen debe optar por ablandar sus medidas o por endurecerlas, pero el mensaje que le envía la calle es claro y pide reformas», considera Bashandeh, quien pide «no perder de vista el delicado estado de salud del Líder Supremo», una de las claves para el devenir de la república islámica. El Líder es también el centro de las críticas y los cánticos de los manifestantes que le llaman «dictador».
Teherán es el lugar donde mayores son las movilizaciones y las principales arterias de la ciudad son escenario de choques diarios con las fuerzas de seguridad, sobre todo por las noches. En las universidades se repiten las marchas y las sentadas de estudiantes bajo el eslogan de 'Mujeres, vida y libertad', la frase más repetida en los últimos días.
Desde el exterior comienzan a llegar las primeras reacciones y el departamento del Tesoro estadounidense decidió sancionar a la policía de la moralidad y altos funcionarios de seguridad del país por la violencia contra los manifestantes. En Nueva York, el presidente Ebrahim Raisi, que hace un mes ordenó endurecer las medidas para imponer el uso correcto del hijab, dejó plantada a la periodista Christiane Amanpour, la gran estrella de CNN, porque esta se negó a cubrirse con un velo para la entrevista.
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