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Johnson aterriza en la vorágine 'tory'

Johnson aterriza en la vorágine 'tory'

La posible candidatura del ex primer ministro traslada la división del Partido Conservador del terreno ideológico al personal

íñigo gurruchaga

Londres

Sábado, 22 de octubre 2022

El exprimer ministro británico Boris Johnson ha regresado a Londres con la ambición de reclutar a los cien diputados del grupo parlamentario conservador que le permitan entrar en la segunda fase del proceso de elección del sustituto de la dimitida Liz Truss. Tras un largo ... vuelo desde Punta Cana, en la República Dominicana, tiene hasta el mediodía de mañana para lograr su objetivo.

Los sentimientos que provoca Johnson se demostraron en su viaje. Una reportera de la televisión Sky, que compró un billete en el vuelo de Johnson, su mujer y sus dos hijos, afirma que fue abucheado por otros viajeros en el embarque. Incita simpatías luminosas y rechazos firmes. Sus próximos afirman que está dispuesto a gobernar con los que le derrocaron, pero aún no ha confirmado su candidatura.

Colaboradores del exprimer ministro afirman a la BBC que ya cuenta con los cien votos, pero solo 51 de sus simpatizantes han anunciado su decisión. Rishi Sunak es el preferido y anoche sumaba 114 apoyos y la tercera candidata, Penny Mordaunt, la única que había confirmado su candidatura desde el viernes, recibe el aval público de 22. El grupo parlamentario ocupa 357 escaños.

Si fuese elegido, Johnson pasaría sus primeros meses como jefe de Gobierno enredado con la investigación de un comité de los Comunes sobre la acusación de que mintió al Parlamento en el 'caso Partygate'. Funcionarios multados, y perjudicados en su expediente profesional, por participar en las fiestas de Downing Street durante la pandemia testificarán ante el comité.

Amenaza de expulsión

Si llega a la conclusión de que mintió cuando afirmó en varias ocasiones que no se habían incumplido en Downing Street las reglas para mitigar la pandemia, el comité puede recomendar la suspensión o la expulsión de Johnson del Parlamento. La Cámara de los Comunes, en la que los conservadores tienen una mayoría de 71 escaños, tomaría la última decisión.

El Partido Conservador ha atravesado divisiones graves sobre el proteccionismo del maíz o el apaciguamiento de Hitler, pero la que ha desembocado en esta crisis se remonta al final de la década de los sesenta. Partidarios de unirse a la Comunidad Económica Europea para emular su crecimiento económico y abogados del liberalismo clásico vigorizado por los economistas de la Sociedad Mont Pellerin podían entonces compartir las dos ideas, pero se abrieron grietas.

Margaret Thatcher purgó a sus ministros 'húmedos', escépticos sobre el monetarismo. La cuestión europea tuvo un papel significativo en su derrocamiento. Su sucesor, John Mayor, llamó «bastardos» a cuatro de sus ministros –euroescépticos y 'thatcheristas'– en un estudio de televisión, cuando creía que no estaba siendo grabado. Su Gobierno sufría continuas rebeliones en sus escaños.

La disidencia en 2012 de un grupo de 53 diputados que apoyaron una moción oportunista de la oposición para recortar el presupuesto de la Unión asustó a David Cameron y le animó a convocar un referéndum, con la ambición de acabar con la escisión. Su sucesora, Theresa May, cayó porque su 'Brexit' fue rechazado. Boris Johnson se convirtió en el primer líder conservador que no cayó por la cuestión europea desde 1964.

Un escenario complejo

El euroescepticismo ganó la batalla, aunque está insatisfecho con la implementación del 'Brexit'. El monetarismo ha dejado de ser un término de moda, pero Liz Truss y su ministro, Kwasi Kwarteng, tenían un plan, pésimamente iniciado, que encaja en el liberalismo clásico. Ha quedado herido por el despropósito reciente, pero es promovido por grupos de estudios políticos con notable influencia entre los 'tories'.

Johnson, con una personalidad ecléctica, pretende unir al partido. Su versión del 'Brexit' no está acabada en Irlanda del Norte y han crecido las voces que desean un regreso al mercado común, pero él tiene la coraza de haber ejecutado la marcha de la UE. Nadie realista propone revertirla. La oposición laborista se contenta con proponer un acuerdo que evite el enredo en la frontera norirlandesa.

En asuntos económicos, el ex primer ministro es propenso al derroche de dinero público en grandes proyectos y ha repetido en ruedas de prensa que no le gusta la política de austeridad, como la que aplicaron Cameron y su ministro, George Osborne. Presidió sin embargo un Gobierno que, por iniciativa de Sunak, aumentó la presión impositiva a niveles desconocidos desde hace siete décadas.

La elección de Liz Truss como sustituta de Johnson se debe en gran medida a la propagación desde el círculo del derrocado 'premier' de la idea de que había sido víctima de una conspiración de Sunak. El exministro de Economía, que ahora es el favorito en el nuevo proceso electoral, ganó entonces la votación entre los diputados y perdió la de los miembros del partido, teniendo que defenderse de la persistente acusación de deslealtad.

En su defensa, Sunak afirmó que dimitió como ministro porque la conducta de Johnson había quebrado su confianza en él como líder y por las divergencias en los últimos meses sobre cuestiones económicas. Los aumentos de impuestos incumplieron el programa electoral, pero Johnson tuvo que aceptarlos como compensación necesaria por el extraordinario gasto realizado durante la pandemia.

Una de las primeras decisiones de exprimer ministro en caso de que regresara a Downing Street sería sobre la continuidad de su vecino, Jeremy Hunt. El ministro de Economía interino planea más impuestos y austeridad. Johnson y Hunt fueron a distintos colegios de la élite( Eton y Charterhouse) y eso crea barreras. Hunt perdió frente a Johnson para sustituir a Theresa May y nunca ha querido servir como su ministro. Los gobiernos británicos suelen caer por desavenencias entre el 10 y el 11 de Downing Street y esa relación no tiene buen 'karma'.

Sunak tendría, por su parte, un efecto tranquilizador en los mercados, porque ya advertía en el verano de que la eliminación de impuestos prometida por Truss podía provocar inestabilidad. Su mundo profesional son las finanzas y Hunt, aunque tiene experiencia empresarial, nunca ha gestionado un ministerio económico. Sunak, de primer ministro, y Hunt como ministro de Economía tienen poco 'feng shui'. Están colocados al revés.

El Partido Conservador necesita, según diversos comentaristas, un tiempo de calma. Pero el diputado Jesse Norman ha dicho que la elección del exprimer ministro sería «una absoluta catástrofe». Y en la campaña de ahora reverbera la consigna de Johnson a sus correligionarios en julio: «Votad a cualquiera salvo a Sunak» .

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