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Una mujer camina con los restos de un carrito junto a su casa incendiada en Lisichans k, en el Donbás. AFP
La guerra en Ucrania vuelve al punto de salida

La guerra en Ucrania vuelve al punto de salida

Los combates se enquistan en la región por la que Ucrania y Rusia luchan desde 2014 y donde este lunes murió un periodista

Miguel Pérez

Lunes, 30 de mayo 2022, 22:35

Han transcurrido tres meses de guerra, muerto miles de personas y provocado daños superiores a 500.000 millones de euros para que la guerra de Ucrania haya vuelto a su punto de partida: el Donbás. Los combates se han enquistado en Donetsk y Lugansk. Kiev ... intenta expulsar a los invasores rusos.

El Ejército moscovita busca asegurarlo como territorio propio, controlar toda la franja al sur y el este del país hasta Crimea y cerrar así el cinturón paralelo a mar de Azov. En otras palabras, ambos países luchan por dominar prácticamente el mismo pedazo de tierra por el que llevan matándose desde 2014 mientras las provincias menos castigadas tratan de salir a flote y otras recuperan cierta normalidad.

Si alguien quisiera realizar una superproducción bélica sobre lo que acontece ahora mismo en el Donbás, el argumento se dividiría en dos grandes secuencias: el enfrentamiento de dos artillerías a lo largo de la frontera y la lucha calle por calle en Severodonetsk. Como Svitlodarsk y Limán, ocupados hace escasos días, y antes Mariúpol, esta ciudad es una pieza clave. Allana el paso hacia las dos provincias y una cuenca minera.

Severodonetsk hoy es tierra plana. Seis de cada diez edificios han sido derribados por las bombas. Y eso facilita el avance terrestre ruso, sin pisos altos desde los que disparen los francotiradores ucranianos ni inmuebles reconvertibles en emboscadas.

«Los rusos avanzan hacia la mitad de la ciudad. La situación es muy difícil», con combates de acera a acera, indicó este lunes el gobernador Serguéi Gaidai. En medio de los asaltos, el periodista francés Frederick Leclerc-Imhoff murió a causa de un ataque invasor mientras permanecía a bordo de un coche que «se disponía a evacuar a una decena de personas en un área que ha quedado bajo fuego enemigo». El reportero, trabajador de la cadena francesa BFM TV, resultó mortalmente herido en el cuello cuando las balas y la metralla de un mortero atravesaron el vehículo. El presidente galo, Emmanuel Macron, lamentó el fallecimiento de Leclerc-Imhoff y reiteró el apoyo de Francia «a quienes cumplen la difícil misión de informar».

Kiev y Moscú se lanzan todo lo que tienen. Es quizás el enfrentamiento más encarnizado en ocho años de conflicto en la región, con excepción de la brutal ocupación de Mariúpol, donde se han rescatado ya 22.000 cadáveres de civiles, sin haberse removido todavía la mayor parte de las ruinas de la ciudad. La batalla se alarga ya hasta Lisichansk, otro punto de interés para la operación de conquista del Kremlin. Su Ejército ha desplegado artillería de largo alcance en toda la divisoria del Donbás y sacude con obuses y misiles las fortificaciones de la resistencia.

La acumulación de tropas de tierra rusas, unida a la proximidad con su país, lo que da a los invasores una clara ventaja logística con los suministros, está resultando letal para los ucranianos que, pese a todo, contraatacan en Jersón y otros enclaves para intentar recuperar parte de su suelo. El presidente, Volodímir Zelenski, se desplazó el domingo a Járkov a imponer medallas entre los militares. La moral baja se está convirtiendo en un nuevo fantasma para Kiev.

Bastantes miembros de las milicias civiles han dejado el frente, frágiles sin armas y desanimados por la falta de apoyo. Ha habido varios juicios por deserción. En su marcha contribuye además la incertidumbre y el miedo: si no mueren en combate tienen muchas posibilidades de caer presos de los rusos y encarar un porvenir incierto. Las autoridades prorrusas del Donbás anunciaron ayer que los soldados del Batallón Azov rendidos tras la entrega de la acería Azovstal posiblemente se enfrenten a la pena capital. Kiev se ha limitado a señalar que todo lo que rodea a estos combatientes es material «publico», pero ahora mismo «clasificado» y secreto, lo que añade más preocupación. También ha trascendido que numerosos voluntarios extranjeros han regresado a sus países, frustrados, cansados o atemorizados.

El Gobierno insiste en pedir armas a Occidente para «revertir» la situación, aunque el tiempo apremia. La República Checa ha enviado material por valor de 24 millones de euros, Francia ha prometido nuevos suministros y EE UU, también. No obstante, es casi seguro que Washington no incluya plataformas de lanzamiento múltiple de cohetes MLRS. Estos proyectiles son capaces de adentrarse en Rusia desde Kiev y la Casa Blanca teme que un arma tan poderosa agrave 'in extremis' la tensión con el Kremlin.

Problemas políticos

Otra cuestión es que, a medida que la guerra se cronifica, los problemas aparecen en casa. Las elecciones a la Rada, el Parlamento ucraniano, están previstas para el 29 de octubre de 2023 –siempre que la crisis bélica termine antes y no se prolongue la ley marcial– y eso parece resquebrajar la unidad existente desde el inicio de la invasión entre los oficialistas y la oposición. Esta se queja, por ejemplo, del escaso margen de intervención pública de los diputados en una crisis donde Zelenski asume toda la visibilidad mediática y su oficina y el gabinete ministerial toman las decisiones políticas; lo que cercenaría el papel de los parlamentarios y sus posibilidades de explicar lo que hacen.

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Al parecer, unos y otros han comenzado a sacar sus trapos sucios. Los jefes territoriales exigen disponer de tiempo en la televisión nacional y los diputados críticos afean al Gobierno cómo antes de la invasión dijo tener planificada su evacuación y la de sus familias y finalmente no sucedió.

Al otro lado, Zelenski llevaría un exhaustivo control de la labor de cada parlamentario en esta guerra. Y para complicar las cosas, se rumorea que podría tener un futuro rival político en el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, Valeri Zaluzhni, conocido como el 'general de hierro' por la numantina resistencia frente a las fuerzas de Rusia.

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