Borrar
La primera 'top model' de Mongolia ensaya con dos alumnos en su academia de Ulán Bator, Mongol Model Zigor Aldama
La fábrica de bellezas orientales

La fábrica de bellezas orientales

Rasgos asiáticos, cuerpos occidentales. La primera 'top model' de Mongolia da forma a una generación de jóvenes que irrumpe en el mundo del modelaje

Sábado, 28 de diciembre 2024, 18:36

Cuando Bolormaa Davaadorj nació, Mongolia era todavía un país comunista. Una república popular que orbitaba en torno a la Unión Soviética. Por eso, cuando le concedieron una beca internacional, eligió Moscú para estudiar psicología. Pero la URSS colapsó poco después y decidió regresar a Ulán Bator. Del caos político surgió la oportunidad profesional con la que siempre había soñado.

«Desde que era niña quise ser modelo. Pero entonces no había referentes y solo los ricos tenían televisión. Tendría 14 años cuando me empecé a fijar en una mujer guapa y elegante que vivía en el noveno piso. Comencé a imitar sus gestos y a vestir como ella. Cuando el comunismo empezó a resquebrajarse, unos familiares dijeron que tenía que aprovechar que era alta y delgada y me recomendaron que fuese a un cásting», recuerda.

Apareció con unos pantalones anchos, muy poco favorecedores, y le advirtieron de que los ojeadores iban a pensar que tenía piernas feas. «Así que le pedí a otra chica que me dejase su minifalda para que las pudiesen ver bien», comenta entre risas. Cinco años después, Bolormaa se convirtió en la primera top model de Mongolia, un título que en 1997 expandió a todo el continente asiático.

«Ahí comenzó mi carrera con agencias internacionales, y tuve ocasión de desfilar con modelos de referencia en la década de los noventa, como Kate Moss o Naomi Campbell», cuenta, subrayando que la primera es más baja que ella. Eso sí, aún no ha logrado compartir pasarela con su ídolo, que todavía hoy sigue siendo Cindy Crawford. Pero no pierde la esperanza.

Bolormaa recibe a este diario en su despacho de Mongol Model, la coqueta academia de modelos que fundó con 30 años, «cuando en Mongolia nadie había oído hablar de Gucci o Chanel», para dar a conocer la peculiar belleza mongola. «Tenía la ambición de crear una generación de modelos en este país», señala. Y al principio no fue fácil. «Muy poca gente entendía cuál era nuestro trabajo, y muchos hablaban mal de mí. Yo entendí entonces que todos tenemos dos nombres: el que nuestros padres nos dan al nacer y el que nos labramos con el tiempo. Hay que cuidar esa reputación», explica.

Afortunadamente, con la democracia comenzó a abrirse la mentalidad de la población. «En 1998 entró Fashion TV y pudimos ver por primera vez el desfile de Victoria's Secret. Eso lo facilitó todo», afirma. Ahora, las principales marcas de moda del mundo se rifan las bellezas que se forman en el vivero de Mongolia, que, poco a poco, va modernizando la exótica imagen que le han dado Gengis Kan y la cultura nómada.

Bendita multiculturalidad

«Las sociedades occidentales son cada vez más multiculturales y abiertas, y las marcas tienen una visión global. Eso ha incrementado las oportunidades para los modelos de diferentes razas», argumenta Bolormaa. En su opinión, la ventaja de los mongoles reside en una combinación ganadora: «Tenemos rasgos de Asia Oriental pero un cuerpo más robusto y mejor proporcionado. Más occidental», afirma.

Zigor Aldama

«Quería ser actriz. Trabajar de modelo es un primer paso»

Nacida en la capital de Mongolia, Azjargal Amarbayar quería ser actriz desde que cumplió los cuatro años. «Acabo de graduarme en arte dramático, y creo que el de actriz es un trabajo que se parece mucho al de modelo. Supone interpretar un papel delante de la cámara o del público. Por eso, ser actriz es una ventaja para ser modelo, y trabajar de modelo puede ser un primer paso de una carrera de actriz», comenta. De momento, ya actúa en una obra de teatro, aunque reconoce que «ninguna profesión es fácil porque hay mucha competencia». También se ha estrenado como modelo incluso en la escena internacional, de la que le entusiasma la diversidad que encuentra. «Es todo muy tentador», ríe. Su sueño: encontrarse con Bella Hadid.

Zigor Aldama

«El problema es que aquí no hay muchas marcas de moda»

A Anujin Sergelensanaa le gustaría ser modelo de pasarela, pero sabe que tiene un hándicap. «Soy demasiado baja», lamenta. A pesar de ello, el pasado mes de septiembre decidió matricularse en Mongol Model y probar suerte. «Creo que mi ventaja es tener unos rasgos que se identifican rápidamente con Mongolia. En Europa y América eso quizá me abra puertas. Incluso en China hay oportunidades, porque es un país enorme, y me permitiría estar más cerca de mi familia», comenta esperanzada. Por eso, tiene claro que, después de acabar sus estudios de magisterio, tratará de trasladarse al extranjero para buscar empleo. «Si no lo consigo, trabajaré en Mongolia. El problema es que aquí no hay tantas marcas de moda donde elegir», explica.

A su alrededor varios alumnos sirven de ejemplo: hay mujeres con curvas más pronunciadas de lo habitual en la región y rasgos faciales muy marcados –pómulos prominentes, ojos que la sonrisa convierte en una delgada línea–, y hombres altos y espigados, algunos cercanos al canon afeminado del K-pop y otros mucho más masculinos. La mayoría trabajará fuera de sus fronteras, sobre todo en el mercado chino.

Bolormaa no esconde su orgullo: «Todos los números uno de Mongolia han salido de mi escuela», señala, sentada frente a un retrato al óleo de ella misma, uno de los pocos toques de color en las paredes de color gris oscuro. «En verano tenemos tres grupos, porque muchos se forman en las vacaciones escolares, y en invierno uno con 20 chicos y chicas», explica la 'top model'. Con el tiempo, el número de ellos ha ido creciento hasta ponerse a la par del de ellas. «Antes eran sobre todo mujeres, pero ahora los hombres se animan más».

El impacto de las redes

Bolormaa no hace una prueba para elegir a los alumnos y tampoco tiene un estándar prefijado. Está convencida de que, en el mundo de la moda actual, hay espacio para todo tipo de personas. Lo que sí exige es que sean buenas. Que tengan empatía. Y, a cambio, ella les ofrece «cuidarlos como haría una madre».

Zigor Aldama

«Esta profesión me puede ayudar a ganar confianza»

Se nota que Tushig Erdene Munkhbayr es uno de los alumnos más jóvenes de su promoción en Mongol Model. Su metro noventa maquilla bien los 15 años de edad, pero cuando habla se evidencia una timidez propia de la adolescencia. Sin embargo, también demuestra de forma contundente que valentía no le falta. A pesar de que su nivel no es muy alto, se empeña en prescindir de la traductora y hacer la entrevista en inglés: «Quiero ser modelo para mejorar mi carácter y superar estos miedos. Para ganar confianza». Sus padres le apoyan, reflejo de cómo ha cambiado la sociedad mongola, pero todavía no se ha atrevido a contárselo a sus amigos. «Primero quiero saber si valgo para esto», sonríe. Si vale, le gustaría probar suerte en Estados Unidos.

Zigor Aldama

«He venido de Canadá para convertirme en modelo en Mongolia»

Hay una razón por la que el inglés de Michelle Enkhbaatar es mejor que el del resto de sus compañeros de clase: vive en Canadá. Ha decidido coger un año sabático, relativamente común en el mundo anglosajón, para regresar al país en el que nació, pasar más tiempo con sus abuelos y formarse como modelo. «Siempre quise ser como las mujeres a las que veía caminar por la pasarela», afirma. Si bien Canadá no le parece el lugar más apropiado para aprender el oficio, porque resulta poco asequible, Michelle sí que prefiere regresar para trabajar allí, «porque ya se aceptan los rostros asiáticos y hay menos competencia». Además, roza los 1,80 metros y eso hará que no desentone. Solo le queda acordarse de caminar recta, afirma bromeando.

Lo que más ha cambiado desde que ella se inició en esta industria está relacionado con los canales de comunicación. «Ahora se trabaja mucho a través de las redes sociales», reconoce. Pero eso no quiere decir que sea más fácil que antes. «El mercado es muy duro. Por eso recomiendo a los chavales que estudien y se planteen esta profesión como algo secundario. Si luego triunfan, adelante. Pero el éxito es solo para unos pocos», sentencia.

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

salamancahoy La fábrica de bellezas orientales